Pevsner y la historia establecida de la arquitectura del siglo XX
Con el fallecimiento de Nikolaus Pevsner, el pasado 18 de agosto en Londres, después de una larga enfermedad, desaparece uno de los nombres claves de la historiografía de la arquitectura y del arte de nuestro siglo. Pevsner había nacido en Leipzig (Alemania), en 1902.
IGNASI DE SOLA-MORALES
ÁLVAREZ CABALLERO
Los libros de Nikolaus Pevsner, Pioneers of modern design (1936), Outline of european architecture (1945) y Sources of modem architecture and design (1968) han sido objeto de decenas de ediciones en sus versiones inglesas originales y han sido traducidos a la mayoría de los idiomas. No hay estudiante de una facultad de bellas artes o de arquitectura que no los haya leído, y puede decirse que en los últimos 30 años han tenido una inconfundible función iniciadora para quienes querían comprender los fenómenos de las artes visuales de nuestro tiempo. El significado más decisivo de. Pevsner -no el único ha sido el de divulgar una cierta concepción del nuevo significado que el arte y la arquitectura comportaban, muy en la línea de la concepción de los historiadores del arte centroeuropeo para los cuales el cambio en la estructura de la sociedad comporta cambios en las formas de la sensibilidad que han de llevar a formas de producción artística nuevas. El nuevo universo perceptivo surgido de la moderna tecnología y de la sociedad de masas no puede dejar de producir un arte y una arquitectura distintos.El origen y la formación centroeuropea de Pevsner están bien claramente reflejados en su concepción de que el arte moderno no puede ser entendido como un estilo más, como una simple variante de unos determinados códigos formales, sino que el lenguaje y los espacios en los cuales el arte actual se produce son el resultado de toda una concepción diversa -nueva- del propio fenómeno artístico y de su relación con el contexto social.
Privilegiar la noción de diseño, como hace Pevsner en sus textos más conocidos, significa poner el acento en una dimensión constructiva y pragmática de la obra de arte que no sería correcto considerar como central en otras épocas, igual que la consideración de la arquitectura, del diseño y de todo el arte como un producto en último término espacial constituye la clave de una comprensión sintética según la cual la multiplicidad de los fenómenos artísticos de una época son solidarios entre ellos más allá de recetas estilísticas irrelevantes.
Por otra parte, la historiografía de la que Pevsner se hace divulgador constituye la nueva academia del arte moderno: una forma de comprensión universitaria erudita de aquellos fenómenos que hasta entonces sólo los protagonistas del arte y de la arquitectura de vanguardia trataban de razonar y teorizar. Después de Gropius o de Malievich, de Van Doesburg o de Le Corbusier, personajes como Pevsner, pero también como Sigfried Giedion, Henry Rusell Hitchcock o Bruno Zevi intentaban la organizada tarea de explicar y divulgar lo que en las propuestas de la vanguardia eran sólo intuiciones de combate. Lo hacían, sin embargp, a partir de las herramientas desarrolladas por investigadores altamente especializados, bien poco divulgados, quienes -Riegl, Schmarsov, Frankl, etcétera- habían establecido todo un cuerpo teórico mediante el que acabar con la vieja historia del arte y de la arquitectura decimonónica -taxonómica, genética, tecnológica- para abrir un nuevo panorama -idealista, perceptivo, estructural- en el que la interrelación entre los diversos tipos de fenómenos artísticos constituía un punto de vista privilegiado. Frente a las historias de los distintos géneros artísticos, esta historia total del arte de los neokantianos vieneses y berlineses era un producto en el que los hallazgos pictóricos explicaban la arquitectura con la misma evidencia con la que los hallazgos cinematográficos podían explicar los pictóricos.
La fortuna de Pevsner no puede resultar extraña en el clima optimista posterior a la, segunda guerra mundial, cuando la asimilación del arte y de la arquitectura de vanguardia corría, pareja a la instrumentalización de sus hallazgos en todos los campos. De la misma manera que el diseño de los objetos de consumo iba ligado a una justificación morrisiana del embellecimiento del entomo de la vida cotidiana o la di fusión de la arquitectura del autor iba ligada a la frágil síntesis entre artista y técnico Fabricada al amparo de los ideales de la arquitectura moderna, así también la historiografía, pulcra, clara, pedagógica, de Nikolaus Pevsner era recibida y asimilada por doquier en escuelas y universidades del mundo entero, encarnando, en buena parte, uno de los más eficaces vehículos de la moderna ideología en torno a las relaciones entre arte y tiempo histórico. Hoy lo que nos concierne es, a un tiempo, reconocer la importancia de estos hechos, tanto para valorar las causas de su éxito como para revisar los supuestos en los que se asentaban. La obra de Pevsner, como toda obra histórica, es una reflexión sobre los orígenes. De la situación actual, por supuesto. Orígenes en los que los fenómenos de la masificación y producción industrial se consideran como el punto de fractura original de la nueva situación de la cultura occidental.
El interés de la obra de Pevsner sigue estando no sólo en su condición de trabajo erudito, sino sobre todo en su alcance reflexivo, por el que datos de índole diversa -sociales, figurativos, perceptivos, estéticos- se ponen en mutua relación. La fundamentación material de esta historiografía, en cambio,es de una, solvencia más discutible. En primer lugar, la historia de la arquitectura expuesta por Pevsner ignora casi por completo la mediación que la ciudad implica en los fenómenos arquitectónicos, olvidando, en favor de la figuración, uno de los componentes físicos más decisivos en la historia del, espacio habitado por el hombre. En segundo lugar, Pevsner toma en sus obras más divulgadas el momento de la expansión imperial del capitalismo -1850- como el momento en torno al cual se decantan las nuevas tendencias, prestando poca atención, en cambio, a todo el largo proceso de maduración de la sociedad, de la ciudad y del pensamiento modernos, que por lo menos desde un siglo antes planteaban ya cuestiones decisivas en la construcción de la cultura moderna. Si hoy el ciclo histórico que proponía Pevsner -de Morris y el art nouveau a la Bauhaus- nos parece una falacia es sobre todo porque tenemos una noción menos polémica del arte de nuestro tiempo y porque se ha profundizado, desde que Pevsner publicara sus Pioneers, en el conocimiento del "funesto siglo XX", así como en todo cuanto concierne en el problema de los orígenes de la cultura moderna.
Ni Marx ni siquiera Max Weber están detrás de la historiografía de Pevsner. Quedan como sus más decisivas aportaciones no precisamente los libros de divulgación ideológica, sino su inacabable recorrido, minucioso y erudito, por la geografía monumental inglesa con los 45 volúmenes de sus Buildings of England y las docenas de artículos sobre hechos y figuras del arte y de la arquitectura europea del siglo XIX. Sus Some architectural writers of the nineteenth century (1972) o su History of building types (1976) serán en el futuro obras de mayor-consistencia que los sintéticos trabajos que le dieron la máxima popularidad.
Babelia
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