Golpistas y decencia

En su periódico del domingo 3 de octubre leo en primerísima página la noticia que nos comunica a los españoles que de nuevo tres jefes militares han decidido "salvarnos de tan dramática y triste situación" y poner fin a la misma con un golpe de mano.

Sin duda alguna, es este percance últimamente acaecido un signo evidente de que no todo terminó aquel memorable 23 de febrero. El castigo que se les dio a los entonces destructores de la democracia española no fue, ni con mucho, lo que todos esperábamos.

Su situación de privilegio, en una cárcel que dista mucho de serlo, les permite seguir sintiéndose importantes. Tal es así que ya hay tres jefes militares, ahora detenidos, que han decidido acompañarles en tan glorioso encierro. Según palabras de la esposa del coronel Luis Muñoz, "en esta democracia, el que te detengan es un síntoma de persona decente". Mucho me temo que esta señora no debe conocer cuál es el verdadero significado de tal palabra. La actitud tomada por su marido se aleja bastante de ser decente. Decentes somos los españoles que aguantamos, no sin estupor y recelo, tanta farsa montada sobre, nuestras cabezas. Somos decentes hasta que dejemos de serlo. /