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La logia masónica P-2, relacionada con el secuestro del presidente de la DC italiana, Aldo Moro

Juan Arias

La logia masónica clandestina Propaganda Dos (P-2) se está viendo involucrada en los más turbios escándalos de Italia. El último es la posible conexión entre su maestro venerable, Licio Gelli, y el secuestro y posterior asesinato del entonces presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro.

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El ex presidente del Gobierno italiano Giulio Andreotti ha reconocido durante una conferencia de Prensa que había visto personalmente arrodillarse ante Licio Gelli al presidente argentino Juan Domingo Perón. Andreotti dijo esto como para justificarse ante las acusaciones que se le hacen de haber tenido, cuando era presidente del Gobierno, contactos con Gelli. Y cuantos hoy se ven de alguna forma envueltos en el asunto de la P-2 se defienden diciendo que el maestro venerable hacía todo lo posible para tratar con "todas las personas que contaban en el mundo del poder político, financiero, judicial, periodístico y militar".La primera información sobre la conexión de la P-2 en el secuestro de Moro la ha lanzado el abogado de Florencia Federico Federici, que en un tiempo fue brazo derecho de Gelli y hoy está encarcelado como él en Ginebra. Según este abogado, acusado a su vez de estar envuelto en la matanza fascista de Bolonia, existe un informe que trata explícitamente de las implicaciones de Gelli en el caso Moro y asegura que en dicho documento figura la siguiente frase del maestro venerable el día del asesinato del estadista democristiano: "Hemos liquidado también el asunto Moro".

Pero no es únicamente este ambiguo personaje quien habla de este tema. Lo tocan directamente algunos diputados miembros de la comisión parlamentaria que investiga la P-2. El comunista Luciano Violante, por ejemplo, ha afirmado que, si todos los jefes de los servicios secretos de aquella época resultó que estaban dentro de la logia de Gelli, "es evidente que perseguían fines contrarios a la política de Moro". Y añade que se podría explicar así el que no tuvieran ningún interés "en encontrar la prisión donde las Brigadas Rojas tenían encerrado a Moro", como pasó en el caso de la vía Gradoli, la primera guarida de Moro, a cuya puerta llamaron los carabineros, y se marcharon sin entrar, a pesar de las denuncias hechas por los vecinos de movimientos sospechosos.

Por su parte, Aldo Rizzo, diputado de la izquierda independiente, también miembro de la comisión parlamentaria, ha aconsejado que se busquen en Estados Unidos todas las fotos de Moro durante el viaje en el que, al parecer, se le aconsejó "que cambiara de política", es decir, que abandonara su idea de abrir el Gobierno a los comunistas. Desea saber qué personajes estaban junto a Moro.

Por su parte, el periodista Mimmo Pecorelli, director de la revista O. P., inspirada por los servicios secretos, misteriosamente asesinado en Roma, y de cuya muerte se acusa hoy a Licio Gelli, publicó en exclusiva algunas cartas de Moro durante su prisión, y afirmó en uno de sus artículos: "Cualquiera que sean los desarrollos últimos de este asunto, todo dependerá del triángulo que se ha establecido: Brigadas Rojas, Vaticano, Aldo Moro".

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Y caso curioso, en este asunto aparece también el nombre de monseñor Paul Marcinkus, el banquero vaticano. Su dirección personal está en los papeles incautados a dos brigadistas rojos romanos, Valerio Morucci y Adriana Farandi. Por su parte, fue el sacerdote Mennini, hijo de Luigi Mennini, uno de los altos jefes seglares del Banco Vaticano y brazo derecho de Marcinkus, quien tuvo durante el secuestro de Moro contactos personales, por lo menos telefónicos, con los terroristas. Algunas de estas conversaciones, registradas por los servicios secretos, han desaparecido. Hay quien asegura que el sacerdote confesó incluso a Moro en su prisión antes de morir, cosa que ha negado categóricamente durante el proceso que se desarrolla actualmente.

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