Iberia, calidad y prestigio

Recién regresado de un vuelo Bruselas-Barcelona, en la nueva clase preferente (sin opción a otra que no sea turista), desearía manifestarle mi decepción ante el descenso en calidad de los servicios de Iberia.Supongo que habrá muchas personas, como yo, que cogen el avión casi cada, semana, y en mi caso, desde hace más de veinte años. Causa disgusto ver que cada vez se viaja peor. Ahora ya viajar en avión es como coger el tren, con billete de tercera (aunque la llamen preferente. Supongo que a ellos no se les escapará que la clase turista es apropiada para turistas, y por eso se denomina así, o sea, para personas que utilizan el avión ocasionalmente, pero que los profesionales que, desgraciadamente, nos vemos obligados a utilizarlo muy a menudo y desde hace muchísimo tiempo requerimos otro tratamiento.

Cuando estamos dispuestos a pagar un billete de primera no es admisible estar en un asiento en el que hay que modificar la posición propia de acuerdo con la posición de los vecinos, y que hay que tener los pies sobre el equipaje de mano, y que la azafata tiene que pedir, perdón cada vez que pasa. Por no hablar de la insípida comida fría, sin aperitivo, y sin poder dejar una copa (ésta todavía la ofrecen) después de recogida la mesa de la comida en ningún sitio ni pasar la página del periódico, amén de la imposibilidad de escribir nada o hacer el más mínimo trabajo con alguna intimidad.

Como observará por el encabezamiento de mi carta, soy persona implicada en el mundo de los negocios y de los productos de consumo. Si consideramos un pasaje de lberia como tal, creo que pueden valer normas que aplicamos constantemente a la imagen de nuestra empresa y a nuestros productos. No nos asusta mejorar la calidad de nuestros productos en vez de envilecerla, y no nos asusta tampoco exigir el coste de esta calidad. No tengan miedo: se la pagaremos, como a nosotros nos pagan cuando damos auténtica calidad. /