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Los efectos de la reconquista de las Malvinas

El Reino Unido muestra su esperanza ante la nueva situación política creada en Buenos Aires

Andrés Ortega

El cambio en la cúspide política argentina, con la caída de Leopoldo Galtieri, "da pie a cierta esperanza", declaró ayer el titular del Foreign Office, Francis Pym, quien habló también de un futuro papel para Argentina en las islas Malvinas. Aunque no ha habido aún una declaración autorizada argentina sobre el fin de las hostilidades en el Atlántico sur, en Londres ya han comenzado a notarse los primeros frutos positivos del cambio: 5.500 prisioneros de guerra debían ser ayer repatriados directamente a Argentina en dos barcos británicos.

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La confirmación de un salvoconducto argentino para el crucero civil Canberra y el transbordador Norland llegó ayer a través del Comité Internacional de la Cruz Roja en Ginebra, anunció el Foreign Office. Ambos barcos debían dirigirse ayer de Port Stanley a Puerto Madryn, en Argentina. Los británicos han autorizado, por su parte, a los buques hospitales argentinos Bahía Paraíso y Almirante Irízar a recoger a sus soldados heridos o enfermos en Port Stanley.Persiste aún la incertidumbre sobre el número de prisioneros de guerra en manos de los británicos. Algunas fuentes hablaban ayer de 11.845; otras, de 8.500. Hasta que Argentina no declare un cese formal de las hostilidades, los británicos, acogiéndose a la Convención de Ginebra, retendrán a algunos prisioneros, principalmente oficiales y regulares. Podrían ser trasladados a la isla de la Ascensión o a Gran Bretaña.

Pym rechazó la idea de negociar este cese de hostilidades. "Queremos una simple declaración. No queda nada por negociar", señaló Pym en una entrevista concedida al servicio mundial de la BBC, sin duda para consumo argentino Respecto a la situación política argentina previa a la caída de Galtieri, Pym opinó que "me parece difícil imaginar algo peor... Espero que vaya a mejorar, que un nuevo régimen llegue a una rápida conclusión que sea positiva y que permita que al fin la normalidad vuelva a reinar en la región".

Portaeronaves a prueba de Exocet

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Si la batalla de Port Stanley pertenece ya al pasado, el conflicto de las Malvinas aún sigue vivo. Mientras buques británicos regresaban muy dañados de los mares australes, otros tres partieron ayer de Portsmouth, en un ambiente popular cargado con las mismas emociones que en abril. Se trata de los dos, destructores británicos más modernos, el Southampton y el Birmingham, y la algo anticuada fragata Rhyl, a los que se unirán en el mar otras dos embarcaciones.

La Royal Navy estrenó ayer su tercer portaviones, Illustrious, para la guerra antisubmarina, de 18.00.0 toneladas y 50.000 millones de pesetas de coste, equipado con el sistema de armas Vulcan Phalarix, que cuenta con cañones de radar de 3.000 tiros por minuto; único, según los expertos, que puede hacer frente a los misiles Exocet.

Port Stanley ha cambiado y va a cambiar aún más, estimaban ayer los corresponsales de guerra. "Las Falkland son salvajes y remotas, y nos gustan así", explica una enfermera, "pero han cambiado, porque todo el mundo sabe dónde nos encontramos. Tendremos más visitantes". Efectivamente, hablando del desarrollo económico del archipiélago, Pym dijo que se proponía "aumentar el número de habitantes y convertirlos en una amplia comunidad".

Respecto a Argentina, Pym reconoció que tendría algún papel que desempeñar en el futuro de las Malvinas, "a largo plazo, cuando las heridas estén cicatrizadas". Pym se refería principalmente a cuestión de transportes. "Pero al final entrará dentro del interés de los isleños y de su futuro el restablecer una relación normal con Argentina", señaló Pym, en unas palabras que sin duda no han sido bien recibidas ni por los habitantes -de las islas ni por la primera ministra. Margaret Thatcher está ultimando los detalles para una investigación sobre los acontecimientos que llevaron a la guerra. El examen, en el que participarán representantes de todos los partidos, se llevará a cabo, al parecer, en gran secreto.

Lord Carrington, que dimitió de su cargo al frente del Foreign Office al comienzo de la crisis, será uno de los testigos de esta investigación. En una carta a The Times negó ayer que hubiera impedido al ministro de Defensa, John Nott, enviar al Atlántico sur un submarino nuclear por considerarlo un gesto demasiado provocativo. El Foreign Office no tenía ningún comentario que hacer a esta carta.

Un informe detallado de los interrogatorios al capitán Alfredo Astiz será enviado próximamente a los Gobiernos francés y sueco, según un portavoz del Foreign Office. Astiz, prisionero de guerra tras la reconquista británica de las Georgia del Sur, se negó a contestar a preguntas sobre su supuesta responsabilidad en la desaparición de dos monjas francesas y una joven sueca en Argentina hace cinco años, en 1977.

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