Las comedias de los Estudios Ealing

A principios de los años treinta, sir Michael Balcon comienza a producir películas. Entre ellas destacan varias dirigidas por Alfred Hitchcock en su etapa inglesa; la más famosa es Treinta y nueve escalones (1935), recientemente emitida por Televisión Española. Entre 1936 y 1938 dirige la filial británica de Metro-Goldwyn-Mayer, donde se realizan obras tan conocidas como Adiós, Mr. Chips (1938), de Sam Wood, y La ciudadela (1938), de King Vidor, pero la proximidad de la segunda guerra mundial hace que no prospere la cooperación anglo-norteamericana. A finales de 1938, Michael Balcon comienza a dirigir; los Estudios Ealing no tardan en especializarse en comedias y producen La bella Maggie (1953), de Alexander Mackendrick, que emite Televisión Española el domingo 18, a las cuatro de la tarde, por la primera cadena.En los Estudios Ealing debutan los realizadores Basil Dearden, Charles Crichton y Robert Hamer; trabajan con asiduidad los directores Alexander Mackendrick y Heriry Cornellius, y actores como sir Alec Guinness hacen algunos de sus mejores trabajos.

A través de obras como Ocho sentencias de muerte (1949), de Robert Hamer; Oro en barras (1955), de Charles Crichton, y El hombre vestido de blanco (1955), de Alexander Mackendrick, las tres protagonizadas por Alee Guinness, los Estudios Ealing crean un nuevo tipo de comedia inglesa que no tarda en hacerse internacionalmente famosa debido al apoyo de los grandes circuitos de distribución comercial.

Breve etapa norteamericana

Mackendrick es un norteamericano de Massachusetts, pero educado en Glasgow. Empieza a trabajar en los Estudios Pinewood como guionista antes de la guerra, pero poco después Balcon le contrata para Ealing. Allí hace cinco de sus nueve películas, pues el éxito de El quinteto de la muerte (1955) le lleva a Estados Unidos. De su corta etapa norteamericana destaca Viento en las velas (1965), una de las grandes películas sobre el mundo de la infancia.

La bella Maggie (The Maggie) es una obra menor en su importante carrera, pero a través de ella se pueden apreciar su fino sentido del humor y su habilidad narrativa.

La acción se centra en un viejo barco, La bella Maggie, que realiza una travesía entre Glasgow y una isla del oeste de Francia para trasladar los muebles de un millonario norteamericano, encarnado por el actor Paul Douglas.