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Una bomba destruye la agencia de viajes Transalpino, en la plaza de España

Una bomba de gran potencia destruyó ayer, de madrugada, la sede comercial de la compañía de viajes Transalpino, en la plaza de España, 9. Veinte minutos antes, otros dos artefactos explosivos habían estallado simultáneamente en el chalé del director de la agencia en España, Andrea Mieville, situado en la calle de Durango, en una urbanización de El Plantío.

Las tres bombas han ocasionado grandes daños materiales, pero no personales. Poco después de la tercera explosión, una voz anónima reivindicó, en llamadas a la agencia Efe, la responsabilidad de los atentados para los autodenominados Grupos Armados Revolucionarios (GAR), de ideología ultraderechista.Las dos primeras bombas estallaron simultáneamente a las 3.20 de la madrugada, en las cercanías del chalé en el que viven Andrea Mieville y su esposa. Una de ellas había destrozado el automóvil Mini, matriculado en Roma, que la familia había aparcado junto a la casa número 18 de la propia calle de Durango, en que está situado el chalé. La otra ocasionó daños a la casa, en la zona destinada a garaje. En opinión de los peritos, la potencia de estos dos artefactos no habría sido muy elevada.

A las 3.40 de la madrugada, veinte minutos después, una tercera bomba de potencia equivalente a casi tres kilos de Goma 2, destruyó completamente las oficinas públicas de la agencia de viajes Transalpino, en la plaza de España, y deterioró gravemente lo establecimientos públicos próximos; las lunas y el mobiliario de una segunda agencia de viajes, un restaurante chino y una cafetería sufrieron importantes daños. Los cristales del edificio, de siete plantas, también fueron alcanzados por la onda expansiva en toda la superficie de la fachada. Poco después de esta tercera explosión, una voz anónima telefoneó a la agencia Efe y atribuyó el hecho a los Grupos Armados Revolucionarios (GAR). Estos mismos grupos se habían responsabilizado del asalto al bar El Largo Adiós, de Valladolid, a primeros de año, y de otros dos atentados, al periódico El Norte de Castilla y a la sede de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en dicha capital. Su ideología está reputada como ultraderechista.

Sin embargo, varias personas residentes en el edificio revelaron a EL PAIS que, hace algo más de dos meses, «en la segunda quincena de febrero», cinco pintadas con spray rojo aparecieron en la fachada del edificio, y en dos de las escaleras que conducen a la entrada desde las aceras de la calzada, bajo el puente que comunica las calles de Ferraz y de Bailén. El texto de los letreros era «Mieville, fascista». El director de la agencia Transalpino ordenó a la portera del edificio que fueran borrados o cubiertos, y finalmente se les aplicó una capa de pintura ocre, que hoy impide su lectura.

Varios vecinos de las oficinas de Mieville, que ayer prestaba declaración en la Jefatura Superior de Policía, cuyos servicios se han encargado de la investigación, lo calificaban como «un hombre correcto y amable». Desconocían su ideología política y no encontraban relación entre su personalidad y los atentados.

Informaciones difundidas posteriormente por la agencia Efe indicaban que Mieville había sido amenazado por la extrema derecha, con la que había estado vinculado tiempo atrás. Posteriormente se habría distanciado de las organizaciones afines a esta ideología En cierta ocasión, y según esta misma agencia, Mieville fue abordado por varias personas encapuchadas, que le hicieron varias preguntas y amenazaron.

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Efe informaba ayer también de una llamada telefónica a dicha agencia en la que negaba el carácter ultraderechista de los Grupos Armados Revolucionarios y aseguraba que Mieville es el «representante militar de Stefano delle Chiaie», conocido activista fascista italiano.

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