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RELIGIÓN

Nueva polémica en torno a unas palabras del Papa sobre la pena de muerte

Juan Arias

Varios periódicos internacionales han afirmado que el Papa ha defendido, aunque indirectamente, la pena de muerte, comentando el discurso pronunciado el lunes por Juan Pablo II ante los participantes en el coloquio internacional sobre la Convención Europea de los Derechos del Hombre. En realidad, en dicho discurso, pronunciado en francés, existe un pasaje que da pie a tal afirmación, pero el problema suscitado es demasiado grave para que se pueda afirmar sin matices que el Papa respeta, donde existe, la pena de muerte.

Se trata además de uno de los párrafos que el Papa se lo saltó, porque el discurso era largo y no tuvo tiempo de leerlo todo. Pero lo cierto es que el Osservatore Romano, diario oficioso vaticano, salió a la calle con el discurso completo.Estas son las palabras llamadas a crear polémica: «El reciente sínodo de obispos, como sabéis, ha estudiado de manera muy concreta el papel de la familia cristiana en el mundo de hoy. La Convención Europea ofrece también algunas indicaciones precisas sobre este tema, comenzando por el artículo dos: "El derecho de toda persona a la vida está protegida por la ley. La muerte no puede ser infligida a nadie intencionalmente, excepto en la ejecución capital pronunciada por un tribunal en el caso en que el delito esté castigado con esta pena por la ley". El artículo ocho añade: "Toda persona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de su correspondencia", mientras el artículo doce precisa: "A partir de la edad núbil, el hombre y la mujer tienen el derecho de casarse y de fundar una familia según las leyes nacionales que regulan el ejercicio de ese derecho". Estos tres artículos», concluye el Papa, «expresan una actitud firme en favor de la vida como de la autonomía y de los derechos de la familia ».

El hecho de que el Papa subraye la «rigurosa defensa jurídica» de estos tres artículos, en los cuales está incluido, como él mismo ha citado, la legitimidad de la pena de muerte donde esté aprobada por la ley, ha hecho pensar a algunos observadores que el Papa Wojtyla acepta indirectamente esta tesis. En este caso se alejaría, por ejerriplo, de la mentalidad de Pablo VI, quien, por principio, en nombre del derecho a la vida, estuvo siempre en contra de la pena de muerte.

El famoso moralista alemán Hering ha señalado que es urgente que la Iglesia se pronuncie de una vez y claramente en contra de la pena de muerte con la. misma fuerza con la que se declara en contra del aborto.

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