Fracasan las negociaciones Norte-Sur en la ONU

La sesión extraordinaria para el diálogo Norte-Sur de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se clausuró el lunes, evitó llegar a una confrontación abierta entre los países ricos y los países pobres, pero no fue capaz de llegar a un acuerdo que permita el inicio de las negociaciones económicas globales, previstas para enero de 1981.La falta de acuerdo se ha debido a la intransigencia de Estados Unidos, Gran Bretaña y la República Federal de Alemania, que se negaron a aceptar un texto, apoyado por 150 países miembros de la ONU, en el que se llegaba a un acuerdo sobre el procedimiento de las negociaciones.

El presidente del grupo de los 77, Brajesh Mishra (de la India), expresó, en nombre de los 120 países en vías de desarrollo, la «amargura que sienten ante este fracaso». Atribuyó la responsabilidad del fracaso a un número muy reducido de países, que, según él, no están decididos a solucionar los problemas económicos mundiales globalmente, de un modo integrado y coherente, sino que buscan soluciones sectoriales.

Las negociaciones globales tenían como fin resolver los grandes problemas planteados en los diversos sectores de la economía mundial -materias primas, energía, comercio, desarrollo, monedas y finanzas.

El último de estos puntos fue el más controvertido, ya que los grandes países industriales se mostraron recelosos ante las competencias y autoridad de las grandes instancias económicas internacionales y, en particular, del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Estados Unidos, en plena campaña electoral, es el país que ha planteado más problemas en relación al procedimiento de las negociaciones económicas globales, y es el principal responsable de que no se haya aprobado el texto de compromiso. Este preveía que una conferencia de la ONU, convocada por la Asamblea General, se encargaría de la coordinación y desarrollo de las negociaciones.

Según el texto, la conferencia tendría como misión recopilar los resultados de las negociaciones llevadas a cabo por organismos especializados, sobre todo, el FMI.

Los países que no han aceptado el texto (EE UU, Gran Bretaña y RFA) alegan que no ofrece suficientes garantías para controlar las competencias del Fondo Monetario Internacional.