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Llopart ganó una auténtica medalla de plata

Llopart ganó ayer la primera medalla olímpica del atletismo español y la más meritoria, sin duda, de las cuatro conseguidas por España, hasta ahora, en los Juegos de Moscú. En los 50 kilómetros marcha, su prueba, prácticamente no hubo devaluación a causa del boicoteo. Dentro de los deportes de equipo, los puestos cuarto y quinto en baloncesto y balonmano, al revés del engañoso segundo del hockey, fueron también muy meritorios -como anteayer el cuarto de waterpolo-. Las ausencias hubiesen influido en un puesto o poco más. Ayer, en cualquier caso, de trece títulos decididos, sólo en cinco no hubiesen influido los ausentes.Al margen del mérito que ya tiene lograr una medalla (aunque no sea de oro) en el deporte rey de los Juegos Olímpicos, Llopart lo hizo ayer ante alemanes orientales -sólo le superó uno-, soviéticos y mexicanos, los mejores del mundo en la especialidad. Confirmó así, plenamente, su título europeo de hace dos años en Praga. Dificilmente habría surgido la sorpresa de algún alemán federal en la lucha, y, en todo caso, nunca de la entidad de aquel Kannenberg, campeón olímpico en Munich, última vez que se había disputado la prueba.

Los 50 kilómetros marcha fue una de las pocas pruebas atléticas -la otra, los 20 kilómetros- no afectada por las balas. En finales de otros deportes disputadas ayer sólo sucedió eso en los superpesados de halterofilia -donde Alexeiev, fuera de forma y de rapidez, en su peor momento, la arrancada, fue eliminado al hacer tres nulos en 180 kilos-, y casi, como anteayer, en las tres categorías de lucha libre. En éstas, no obstante, cabe recordar que un japonés, Asakura (52 kilos), un alemán occidental, Helbing (74) y un norteamericano, Rheingans (100), fueron medalla de bronce en los últimos Mundiales de San Diego 79.

La baja de Estados Unidos en baloncesto, derrotada solamente, y de forma harto discutible, en los Juegos de Munich-72, ha sido fundamental y no sólo en la par cela masculina, pues el equipo femenino ya es segundo mundial y hubiese luchado contra la «barrera» soviética que supone Semenova y sus 2,10 metros. España, no obstante, quizá hubiese bajado algún puesto más en la tabla masculina si se tiene en cuenta el último preolímpico americano. De él salieron con pasaporte para Moscú (aunque luego renunciaran) Puerto Rico, Canadá y Argentina, clasificados por delante de Brasil y Cuba, equipos a los que ganó España por un punto. Por ello, más mérito aún tiene el balonmano, en el que sólo faltó con entidad para «descender» a España, la RFA, actual campeona del mundo. Fue quizá el deporte de equipo menos devaluado.

En yudo, mientras tanto, acabó otra categoría, los 71 kilos, donde no hubo sorpresas «entre los que estaban». Ganó Gamba, el italiano, a Adams, el británico, plata y bronce -plata y oro, también, en los europeos de Bruselas- en los Mundiales de Estrasburgo 79... tras el japonés Katsuki, ausente.

En el resto del atletismo hubo cuatro finales más. Al fin, por medio de la pértiga, se superó un récord del mundo. Kozakiewicz se mostró magnífico en una prueba en la que sólo hubiesen faltado para «el completo» los norteamericanos Jessee, 5,69 este año; Olson, 5,67, y Tully, 5,65. Estos, de todas formas, solo habrán intentado luchar con la «armada» francesa, soviética y el resto de la polaca por la plata y el bronce. En peso, una de las otras dos pruebas masculinas, sin embargo, hubiese sido interesante compro bar si Reichenbach (RFA), 21,69 este año, se habría aprovechado del bajo nivel de la prueba y del fallo del recordman mundial, Beyer. Los norteamericanos andaban flojos en esta prueba, para la que no han encontrado sucesores válidos tras los O'Brien o Matson, al perderse en el inútil intento del profesionalismo Brian Oldfield. En 400 metros Mullins (EE UU) tenía 44.84 también este año, y quizá tampoco hubiese podido con el sorprendente Markin. En los 200 metros femeninos, sin embargo, volvió a faltar Evelyn Ashford, 21.83 en 1979. Podía haber sido la Wilma Rudolph de los años sesenta, en los ochenta. No lo será y en Los Angeles puede ya ser tarde... o encontrarse con el boicoteo contrario.

Resulta indudable que el daño a los Juegos de Los Angeles en 1984, si surgiera un nuevo boicoteo olímpico, sería mucho mayor que el sufrido ahora por los de Moscú. El potencial de los países socialistas qué podrían «contestar» a Estados Unidos es bastante más grande que el de los países occidentales ausentes ahora. Sólo las bajas de la URSS y la RDA (juntos sumán más medallas actualmente que todos los demás) serían irreparables.

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