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CASTILLA-LEON

El Ayuntamiento de Salamanca paraliza una construcción en el casco histórico

El Ayuntamiento de Salamanca y las comisiones provinciales de urbanismo y patrimonio han ordenado la paralización de la construcción de un edificio que no sólo modifica la alineación histórica de una de las calles más características de la ciudad, la de San Pablo, sino que ha invadido y destruido prácticamente la de Pan y Carbón, la única calle de Salamanca que conservaba íntegro su pavimento medieval. Según ha denunciado la asociación Adelpha, la obra, situada entre los palacios de Orellana y La Salina, ambos del siglo XVI, ha rebasado ya su segunda planta, pese a lo cual carece de licencia municipal. El ayuntamiento, que ha exigido ya varias veces, sin éxito, la paralización de la construcción, ha manifestado su propósito de abrir al constructor un expediente de infracción urbanística que podría concluir con el derribo de lo edificado.Sin embargo, la información previa facilitada por el ayuntamiento al constructor, de acuerdo con el plan vigente en materia de alineaciones, el Paz Maroto, establecía como adecuada la que, efectivamente, ha seguido el constructor en la calle de San Pablo. El propio municipio tuvo que vender al constructor una parcela de vía pública a la que aquel tenía derecho por colindancia. Con posterioridad, la corporación municipal concedió licencia de excavación.

La comisión provincial del patrimonio, que había dado su visto bueno a un anteproyecto de fachadas, ha exigido ahora la presentación del proyecto definitivo.

Alrededor de 2.000 personas, según informa Luis Miguel de Dios, asistieron el pasado domingo a la Primera Jornada Ecologista de Castilla y León, celebrada en la localidad vallisoletana de Castronuño, a orillas del Duero y en las cercanías de la presa de San José, única central hidroeléctrica existente en la provincia vallisoletana.

La concentración, organizada por el Ayuntamiento de Castronuño, de mayoría comunista, no fue tan numerosa como se esperaba. La falta de concienciación sobre el tema y la escasa publicidad que se hizo del acto (el gobernador civil de Valladolid estuvo a punto de desautorizarlo y concedió el permiso cuatro días antes de la celebración) influyeron decisivamente. Pese a ello, dos millares de personas, en su mayor parte vinculadas a partidos y organizaciones de izquierda, acudieron a presenciar las actuaciones de grupos y cantantes y de las intervenciones de miembros de los colectivos antinucleares de Salamanca, Zamora y Soria, las tres provincias de la región afectadas por la instalación de plantas nucleares.

La jornada concluyó con un ligero malestar, ya que no comparecieron, pese a estar anunciados, Luis Eduardo Aute y Claudina y Alberto Gambino, estrellas principales del programa musical elaborado.

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