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El presidente Tito sigue luchando por vivir

Francisco G. Basterra

El presidente yugoslavo, Josip Broz Tito, 87 años, continúa luchando por su vida, a pesar de que todos los pronósticos y la lógica de su cuadro clínico hacen impensable que, esta vez, gane su última batalla. El país, que pasó toda la tarde del jueves pegado a la televisión y a la radio, que alteraron su programación, para escuchar que ya había comenzado oficialmente el postitismo, ofrecía anoche una sensación bastante menos dramática.

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Durante la jornada del viernes el equipo médico que cuida a Tito en el hospital cardiovascular de Liubliana, informó a los yugoslavos -a media mañana- que había logrado estabilizar la crisis de su estado de salud y mantener «cierta mejoría». Este lenguaje tan poco explícito ofrece muy pocos datos para el análisis, pero conviene pensar que hace veinticuatro horas sólo se esperaba aquí de los doctores el certificado de defunción del presidente de Yugoslavia. A pesar de los momentos históricos que está viviendo el país, a la llegada a Belgrado impresiona -sobre todo si se contrasta con el ambiente de tensión y nervios que marcaron los momentos álgidos de la crisis de la salud de Tito el pasado enero- la total sensación de calma reinante. Incluso se puede hablar de anticlimax, de cansancio de la población de una historia que se prolonga desde hace semanas. Ningún síntoma de alerta especial, ya sea de la policía o el ejército. En el hotel -en el centro de la capital- no conocían anoche ni el último parte médico. La vida ciudadana se desarrolla con absoluta independencia de lo que está ocurriendo en Liubliana.

Unicamente la radio y la televisión han atenuado sus ritmos de música pop. Las continuas reuniones de los dirigentes de la República, las reiteradas declaraciones oficiales de que el futuro está asegurado, gracias al sistema político y social que inventó Tito, y la llegada masiva de periodistas, son los sólos reflejos, por ahora, de que Yugoslavia está viviendo una hora crítica.

Sin embargo, las perspectivas siguen siendo muy pesimistas. La situación clínica de Tito es crítica, y medios oficiales piensan que la enfermedad es irreversible, aunque la lucha por la vida que mantiene el fundador de la moderna Yugoslavia -ayudada por todos los medios técnicos y científicos disponibles- podría quizá prolongar esta batalla, perdida de antemano para un hombre de 87 años.

Varios dirigentes políticos y militares están permanentemente en Liubliana, en contacto directo con el hospital, para organizar, cuando sea inevitable, los primeros actos del postitismo. Fuentes oficiosas informaron que los médicos que tratan al mariscal no quisieron comprometerse con una respuesta cuando altos cargos de la presidencia y del Partido Comunista (Liga de los Comunistas) les preguntaron en las últimas horas si todavía se podía hacer algo por Tito.

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Carter se equivoca

En el plano político la atención se centró ayer en la inesperada, por lo explícita, declaración del presidente Carter, que ofreció ayuda para mantener en el futuro la independencia de Yugoslavia. Aunque el jefe del ejecutivo de Washington no citó a la Unión Soviética como amenaza que explicaría una intervención en los Balcanes, sus palabras no han sido bien recibidas aquí.

«Carter alza el tono de voz», tituló ayer la prensa de la capital, mientras en medios del Ministerio de Asuntos Exteriores se afirmaba que Carter se equivoca en su análisis. Su visión -explican estas fuentes- está filtrada a través de la óptica de los bloques y, precisamente, «nosotros somos no alineados y no jugamos a esto. Nuestro movimiento es contrario a los bloques, no existe un alineamiento pro o contra Estados Unidos o la URSS».

Desde Moscú se contestó a Carter afirmando que el presidente había cometido una torpeza en su carrera.

Al parecer, las palabras del presidente estadounidense sorprendieron en Yugoslavia, donde, ante toda la crisis de la enfermedad de Tito, se ha insistido en que el país no necesita, ni tampoco quiere, tutela de nadie. Por otra parte, se ha informado que el embajador yugoslavo en Washington se entrevistó el pasado domingo con el asesor presidencial para Asuntos de Seguridad, Zbigniew Brzezinski.

Por último, Rumania y Bulgaria han hecho saber públicamente que hay que fomentar la cooperación en la zona para garantizar la estabilidad en los Balcanes. También se ha anunciado que el presidente rumano Ceaucescu viaja a Bulgaria donde, sin duda, tratará de la sucesión de Tito.

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