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Reportaje:Congresos mariológico y mariano sobre el culto a la Virgen / 1

Zaragoza acoge a los mariológicos con protocolo oficial y cierta indiferencia popular

Zaragoza ha acogido a los participantes en el VIII Congreso Mariológico Internacional y XV Congreso Mariano con un cielo gris y esporádicas caídas de agua. Es como si la climatología no entendiera de dignidades eclesiásticas y no diera importancia a esos casi trescientos oradores de veintiocho naciones -de ellos, veintisiete mujeres y sólo siete religiosas- que se desperdigan por la Universidad Laboral, por las residencias de monjas y distintos colegios donde les dan alojamiento. La capital aragonesa hospeda dos tipos de congresos relacionados con la Virgen: el primero, mariológico, en el que participan fundamentalmente oradores, y al que se quiere dar un carácter científico, que trata sobre el culto y la devoción a María en el siglo XVI; el segundo, mariano, enfocado más al orden pastoral,Mientras religiosos, teólogos y algunos laicos estudian la devoción a la Virgen, Zaragoza entra en unos días de bullicio: una mezcla sensata y oportuna de ordenación. municipal e intereses económicos ha hecho que se junten en pocos días los congresos marianos, las fiestas del Pilar y la Feria de Muestras. Las fiestas del Pilar se han retrasado casi una semana, porque si no la ciudad estaría intransitable, y la Feria de Muestras se ha llevado a la decena central del mes. En un año de crisis económica y sobra de plazas hoteleras, la capital aragonesa está a tope. «Me lo pidieron los hosteleros», explica Ramón Sainz de Varanda, alcalde de Zaragoza, «porque así este año, entre pitos y flautas, son casi tres semanas de lleno».

Es dificil separar del bullicio de la ciudad y del corte de varias calles centrales al tráfico qué hay de congreso mariológico y qué de preparativo de las fiestas del Pilar. Y así, un taxista opina que «han cerrado la mitad de las calles con eso del congreso y a nosotros nos la han dao pero bien»; pero otro afirma que «yo de congreso no sé. Sólo sé que he estado descargando a unas monjas en una misa del Pabellón de Deportes y había mucho personal».

La población zaragozana vive bastante ajena a las sesiones, donde eruditos eclesiásticos escuchan ponencias sobre la Virgen en ocho idiomas, algunos no demasiado corrientes, como el croata o el polaco. Han venido muchos sacerdotes de esta nacionalidad y hasta catorce obispos. A los polacos se les reconoce en seguida, «porque llevan un sellico especial, quizá porque son de la tierra del Papa. Además es que hay una cantidad ... », comenta una alumna de la Universidad Laboral, sede de la mayor parte de las sesiones, que se ha ofrecido como azafata. Son congresistas de varios continentes que se cruzan y esbozan, como todo saludo, una sonrisa o un movimiento de cabeza, porque posiblemente les da pereza hablar en latín, que sería la única forma de entenderse. Pasean por la Universidad Laboral enfundados en sus largas vestimentas, aunque luego aprovechen para quitárselas en cualquier sala, al menor respiro. Como Pedro Masson, dominico canadiense, encargado de las relaciones con la prensa, que se coloca su hábito blanco con la pechera llena de manchas antes de entrar a dar su conferencia: «Es que allí están todos vestidos», dirá a modo de explicación.

Las sesiones se prolongan a veces durante largas horas, hasta el punto de que monseñor Yanes comentará, a la salida de una de ellas, con una señora que le presenta a su marido y a unas amigas: «En estas cosas hay que ser más sobrio. El problema es que saben mucho y quieren contarlo todo. »

La ruta del vino

No siempre están en el meollo de su cometido estos congresistas mariológicos de veintiocho países. Algunos pasean y recogen invitaciones para un concierto, aunque no las entiendan -«les hace una ilusión que les den papelicos ... »-, y otros duermen en las últimas filas del auditorio de la Universidad, quizá con celestiales sueños o esperando que llegue el día siguiente, que es domingo y van a llevarles a Cariñena, a Daroca, a la ruta del vino. «Es que a estos lo del vino ... », sentencia la joven y accidental azafata.

Pero Zaragoza no les ve. Y aunque la Orquesta Nacional de España vaya a dar un concierto, cuyos organizadores se lo dedican a los participantes del congreso mariológico; aunque se haya acuñado una moneda oficial conmemorativa, la prensa local sigue otras noticias más cercanas a la realidad cotidiana, pese a que las actividades de los congresistas tengan un espacio importante. Hoy ha abierto un restaurante Junquera, el ex guardameta del Real Zaragoza, y se ha vacunado a los ugadores contra la gripe. Un periódico publica dos recuadros de agradecimiento al Espíritu Santo por algún favorprestado, y, en medio de ambos, un anuncio del «Doctor Bustamante: venéreas, análisis, piel, fimosis».

Las paredes de Zaragoza alternan algunos carteles sobre los congresos con otros, más numerosos, en los que se anuncia para las próximas fiestas la presencia en la ciudad del elenco ferial de la España carpetovetónica o de remedos, posiblemente muy malos, de los mitos infantiles resucitados por las superproducciones: los ocho enanitos toreros, el Teatro Chino de Manolita Chen con «cuarenta bellas señoritas», «Torrebruno, payaso número uno», Sansón, Supermán, Tarzán.

Ellas Yanes, el arzobispo de Zaragoza, ha subrayado que su diócesis «sufre el impacto del desarrollo de la cultura urbana y no es ajena a las corrientes de secularización del mundo actual, aunque mantenga su trasfondo de fe y piedad mariana». Quizá por eso los exhibidores de la ciudad no hayan tenido problemas para llenar los cines de Amor al primer mordisco, Desmadre a la americana o Confidencias eróticas de una cama, y los zaragozanos hayan tenido más ofertas en la línea de Las calientes bolcheviques que de Marcelino pan y vino, único islote piadoso en los cines de una ciudad en la que, de diez películas de reestreno, cinco están calificadas como S.

Deben tener problemas escolares los niños zaragozanos o, al menos, algunos de ellos. Por las calles del centro de la ciudad hay carteles que dicen No al negocio de la enseñanza privada -!ponerle esto a monseñor Yanes, que preside la comisión episcopal de enseñanza! - y No al ideario carca de Matute. Por una enseñanza pública, enseñantes encerrados. Por eso, cuando se entra en la oficina del Obispado y se pregunta por Elías Yanes, dos señoras se apresuran a decir: «Para ver al arzobispo pregunte por don Atilano o don Carmelo; pero tendrá que identificarse, porque allí hay unos que llevan varios días encerrados, porque no quieren enseñanza religiosa o por algo de un colegio episcopal.» Monseñor Yanes responderá después que el tema no quiere ni tocarlo.

Nadie en Zaragoza tiene datos de cuánto van a costar estos congresos. El alcalde dice que «eso lo pagan ellos; nosotros prestamos algunos servicios, como el tráfico, vigilancia, aparcamiento o bomberos, como lo haríamos para cualquier otra cosa»; el arzobispo afirma que «hacer una evaluación económica es imposible, porque el congreso se realiza gracias a la generosidad sin límite de muchas personas».

Al margen de que el Ayuntamiento de Zaragoza sólo ponga los aparcamientos o los bomberos, se han producido comentarios de todos los colores cuando Ramón Sainz -de Varanda, alcalde socialista, ha ido a recibir a los participantes en los congresos marianos y ha pedido hospitalidad al pueblo de Zaragoza. El dice que estos comentarios no se habrían producido jamás en Francia, Austria o Suiza, y recuerda que, cuando se celebró un congreso de estas características en Zagreb, la bienvenida corrió a cargo del secretario de la Liga de los Comunistas yugoslavos. « Soy alcalde de Zaragoza», explica, «y tengo obligación de acoger las manifestaciones de cualquier tipo que haya en la ciudad, máxime en un congreso científico de esta categoría, que ha traído a Zaragoza a los mejores teólogos del mundo. Hace poco recibí a la VII Asamblea Adventista, y no creo que esto implique ninguna renuncia a los principios de ambas partes».

El alcalde y las monjitas

Después cuenta el alcalde que ayer estuvo saludando a unos ex combatientes de las Brigadas Internacionales, que es verdad, que acoge a todo el mundo. «Para que la democracia en España pueda desarrollarse», dice Ramón Sainz de Varanda, «es necesario que determinadas instituciones dejen de ser monopolio de determinadas fuerzas políticas y por eso es positivo, no ya que yo reciba bien a un congreso religioso, sino que éste me reciba amistosamente a mí.»

Está encantado el alcalde socialista porque el día que recibió a los congresistas en la Lonja, se organizó una romería popular, con joteros y todo -«eso le encantó a la gente»- y un grupo de monjitas de Zagreb se acercó a él y le cantó una canción yugoslava de bienvenida que decía: «Tú eres de los nuestros; nunca entre nosotros serías un extraño. » Y eso que algunos de los presentes le pusieron mala cara; hasta su mujer oyó que decían: «¿Dónde va este fulano?»

Desde el punto de vista de los estudios mariológicos la doctrina sobre la Virgen en Zaragoza no se ha tocado: la Iglesia católica sigue atribuyéndole la maternidad, virginidad, mediación, invocación y ejemplaridad y rindiéndole culto y ha tratado todos estos aspectos con especial referencia al siglo XVI, crítico para la Iglesia, porque es el de la reforma protestante y el Concilio de Trento. Nada se ha revisado desde la óptica del meollo doctrinal, excepto algunas «exageraciones, tanto de tipo maximalista como minimalista», según el arzobispo de Zaragoza, que entiende «como exageraciones maximalistas todo lo que sea tendencia a exaltar la figura de María desconectándola de Jesucristo, o insinuar que María es más buena que Jesús, y como exageraciones minimalistas las de quienes pretenden silenciar a María».

La presencia de distintas confesiones religiosas en el Congreso Mariológico ha sido muy valorada por los católicos. El padre Masson, encargado de las relaciones con la prensa, cuenta que el grupo no católico ha estado dialogando con el católico a puerta cerrada para promover un acercamiento en el campo del pensamiento mariano. «Es agradable constatar», dice, «lo que se están acercando los reformados al pensamiento católico en este tema.» «¿Pero los protestantes no cuestionan a la Virgen? «Es muy significativo afirma el dominico canadiense, «que desde hace años hubieran pedido asistir a este congreso algunos teólogos protestantes. Con frecuencia han sido oradores en las sesiones generales y han presentado un pensamiento que difiere del católico, principalmente en el tipo de veneración y en el lugar que dan a María en la espiritualidad. Pero reconocen a la Virgen como madre de Dios.» «¿Y la virginidad, también la reconocen?» «Eso son extremismos. Los protestantes están divididos en varias confesiones y no piensan todos lo mismo. »

Cuando se le pregunta al padre Masson cómo puede celebrarse un Congreso Mariano a estas alturas, responde que «tiene más sentido cuanto más entendemos la obra de Cristo» y que «un Congreso Mariano en el siglo XX es tan importante como la fe, aunque puede ser secundario en la Iglesia, porque lo primario es Cristo». Y añade este cura políglota, que cede el paso siempre ante las puertas «porque tenemos mucha caballería», que «en nuestros tiempos, la Virgen es una figura ejemplar para la renovación de la mujer. Ya dijo Pablo VI que cada vez aparecen nuevos aspectos de María en los que no habíamos caído, como por_ ejemplo su valor al aceptar la responsabilidad de ser madre sin saber de qué iba a ir».

Esa maternidad responsable conduce a la pregunta de si no implica la voluntad de tener conscientemente los hijos y si, por tanto, no pone sobre el tapete, entre otros temas, el del aborto. El padre Masson dice que «la libertad la interpreta la gente como un permiso de ir contra la ley de Dios, y no es eso. No decimos que haya que tener cincuenta hijos; pero, si no los quiero, tengo que sacrificarme a través de una espiritualidad cristiana. Quien no quiera tener hijos no debe realizar el acto sexual. Esto es exagerado, porque con los métodos naturales se puede llevar a cabo un acto de amor y generosidad dentro de una vida que acepta los hijos. En definitiva, la cuestión sexual se analiza con demasiada frecuencia fuera del contexto». «¿Y cuál es el contexto?» El padre Masson responde: «El matrimonio, las virtudes humanas, el amor hombre-mujer.» Y añade: «Aunque hay muchos matrimonios que viven en tal estado de violencia que más valdría que se divorciaran.» «¿Sabe que en España hay personas que se escandalizarían al oírle?» «Bueno, yo no soy partidario del divorcio, aunque en Canadá, desafortunadamente, hay muchos.»

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