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Importante ofensiva sandinista en el sur de Nicaragua

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Las fuerzas antisomocistas, reconocidas como beligerantes

La pequeña localidad de Peñas Blancas, que sirve, o servía, para hablar con propiedad, de puesto aduanero nicaragüense, está tomada por el FSLN. A través de su emisora, Radio Sandino, el Frente Sandinista ha dado a la Guardia Nacional un plazo de 48 horas para que deponga las armas.Aunque las fuentes oficiales en Managua aseguran que esta segunda invasión es menos importante que la primera, todos los indicios señalan que esa es una apreciación errónea. Es superior el número de combatientes que atravesaron la frontera (ahora son ochocientos, mientras que hace tres semanas eran no más de cuatrocientos) y más sofisticado y potente el armamento. El apoyo logístico es más fácil para los sandinistas en esta ocasión, pues la zona del ataque dispone de buenas carreteras, por las que pueden circular vehículos pesados.

La Guardia Nacional ha tenido que sustraer nuevamente fuerzas selectas de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería de Managua para enviarlas al Sur. La escasa fuerza aérea de que dispone el Ejército de Nicaragua también ha de multiplicarse para cubrir el nuevo foco bélico.

El propósito del Frente Sandinista, con esta nueva ofensiva, es el mismo que justificó la primera: avanzar hacia la ciudad de Rivas, a unos cuarenta kilómetros de la frontera, y conquistarla, para proclamar el sector zona liberada e instalar un Gobierno provisional. Se sabe que dicho Gobierno estaría integrado por cinco personas, algunas de las cuales pertenecen al «Grupo de los Doce», y que las acciones inmediatas serían la petición de reconocimiento formal por parte de algunos países y el envío de un embajador plenipotenciario a la Organización de Estados Americanos.

Todo este esquema depende, por supuesto, de que el FSLN consiga en esta ocasión una victoria militar sobre la Guardia Nacional, que, por razones fáciles de suponer, va a desplazar al Sur el grueso de sus fuerzas. Objetivamente, la situación bélica se agrava cada día para el Ejército de Anastasio Somoza. Son numerosos los puntos de Nicaragua que requieren de la presencia de tropas. Managua sigue siendo un importante foco de resistencia, que obliga a disponer de muchos hombres en los barrios de la ciudad. Impedir que los expedicionarios sandinistas avancen por el Sur y logren su objetivo en Rivas traerá como consecuencia un descuido militar en otros lugares de combate.

Managua

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Durante toda la noche del viernes, la radio nacional difundió mensajes dirigidos a los habitantes de los barrios Luis A. Somoza y El Dorado para que «escaparan» de la zona, ya que la Guardia Nacional tenía el propósito de realizar ayer su «operación final». Según todos los indicios, en ese área de la capital está concentrado el grueso de los combatientes sandinistas de Managua y el armamento más potente. Los aviones de la GN ya bombardearon la zona el viernes, pero el anuncio radiofónico de la noche anterior hace suponer que el ataque será muy fuerte.

El hecho de que la acción de la Guardia vaya a centrarse en ese sector no significa que los hostigamientos, las emboscadas y los tiroteos hayan cesado en el resto de la ciudad. Son numerosos, por el contrario, de los que se tienen noticia.

Los saqueos continúan y ya se realizan a la vista de soldados de la GN, que en ocasiones participan al lado de los hambrientos habitantes de Managua. Ayer, cuando regresábamos del aeropuerto después de despedir al primer grupo de evacuados españoles, centenares de personas salían de una granja avícola, situada al borde de la carretera, llevándose miles de gallinas vivas. Un reguero de plumas blancas, de centenares de metros de longitud, jalonaba la cuneta del camino. En otras circunstancias, tan singular caravana habría provocado la carcajada. En las presentes evoca claramente la dramática situación que vive este país.

Evacuados

Por fin partió de Managua e primer grupo de españoles que abandona Nicaragua huyendo de la situación bélica. El Hércules C-130 enviado por la Fuerza Aérea española llegó al aeropuerto de Las Mercedes a las cuatro y media de la tarde, y partió una hora después con noventa pasajeros a bordo. Gentes de todas clases sociales integraba la expedición: esposas de militares nicaragüenses, religiosos con más de treinta años de estancia en el país, industriales y comerciantes. En el avión viajó el propietario del restaurante Rincón Español, Julio Tirado, que en tiempos fue cocinero de Sornoza. El local del señor Tirado fue asaltado y destrozado hace dos semanas, cuando un grupo de periodistas extranjeros cenaba allí.

El sábado estaban previstos dos nuevos vuelos entre Managua y Costa Rica. El propósito del embajador español aquí es que el avión haga tantos desplazamientos como sean necesarios para evacuar hasta el último español que desee abandonar el país.

Idénticas operaciones han realizado otros países, alguno con peor suerte. Es el caso de Colombia, cuyo avión, también un Hércules C-130, fue ametrallado desde tierra cuando maniobraba para acercarse a la pista de aterrizaje. Al sobrevolar un barrio de Managua, el aparato recibió nueve impactos de ametralladora del calibre 50, que perforaron uno de los tanques de combustible e hirieron a un auxiliar de vuelo. Afortunadamente, el avión pudo tomar tierra, aunque la evacuación quedó suspendida hasta que sean reparados los daños. Este incidente, de oscuro origen, pudo provocar una auténtica tragedia.

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