Suicidio cultural
El incendio de varias bibliotecas del CSIC del día 1 del presente es calificado por la opinión popular como un auténtico suicidio cultural. La noticia ha producido escalofríos en gran número de ciudadanos más o menos cultos.Hemos llegado a tal extremo de degradación, desidia, adocenamiento y manipulación que nos permitimos el sádico lujo de perder unas bibliotecas de valor inconmensurable.
Estos hechos no parecen ser sino el resultado lógico y final de muchos años, tantos en cantidad y en contenido, de asepsia, abandono y proscripción solapada de la cultura y sus manifestaciones. Excesivos años de pan, fútbol y seiscientos. Excesivos años de retórica dilatoria en los responsables oficiales. El resultado final no es otro que el de un pueblo que balbucea entre el aniquilamiento y la identidad. Triste situación.
Poco se hace por mantener un nivel cultural digno, y contrariamente, el panorama cultural presente es congelador: masas de juventud a merced de influencias consumistas delirantes; una subcultura televisiva ambigua e idiotizadora; una publicidad esquilmante y depredadora de la psicología humana; mucha prensa de sensacionalismo colorista y de reclamantes portadas más que de contenidos sopesados; en fin, unos padres de familia sorprendidos y zarandeados por el advenimiento de un proceso socio-cultural en el que las cosas se presentan demasiado locas y aparentes como para que se pueda esperar de ellas un final justiciero para todos.
