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Joven obrero muerto en un atentado registrado ayer en Durango

Tres disparos en la cabeza y otros dos en el pecho causaron ayer en Durango (Vizcaya) la muerte instantánea a Epifanio Vidal Vázquez, de veintisiete años, chapista de profesión y persona a la que sus propios convecinos consideraban muy vinculada a los círculos locales de la Guardia Civil.

El atentado ocurrió hacia la una y cuarto de la tarde, frente al número quince de la avenida del Generalísimo y a unos cuarenta metros .del garaje Avenida, donde trabajaba. Minutos antes había salido a comer junto con otros cuatro compañeros. Tres de ellos se habían adelantado unos metros, mientras Epifanio Vidal charlaba con el otro.Un joven que simulaba estar revisando el motor de su coche, con el capó levantado, pidió ayuda al señor Vidal, sin que ninguno de sus compañeros le diese demasiada importancia al hecho. En el momento en que se acercaba al vehículo efectuaron contra él, casi a bocajarro, al menos siete disparos, tres de los cuales le produjeron la muerte en el acto.

Ninguno de sus cuatro compañeros ha podido dar una versión exacta de cómo sucedió el atentado, ya que no prestaron atención cuando el señor Vidal se acercó al coche de sus agresores y se dieron a la fuga en cuanto éstos comenzaron a disparar. No se ha podido precisar, por tanto, si el autor de los disparos fue el mismo que había pedido ayuda o una segunda persona. En todo caso, parece que eran tres los integrantes del comando.

Algunas personas que viven en las proximidades creyeron oír varias ráfagas de metralleta, a las que no concedieron importancia, ya que frecuentemente se suelen escuchar ráfagas procedentes de un campo de tiro próximo de la Guardia Civil. Dada la localización de los disparos y la proximidad de la víctima, parece más bien que en el atentado se utilizó una pistola. En la zona fueron encontrados cinco casquillos de bala calibre nueve milímetros Parabellum, munición empleada habitualmente por la organización ETA-militar.

Epifanio Vidal cayó muerto sobre la acera, mientras sus agresores se daban a la fuga en un Renault-5 de color claro, matriculado en Bilbao, que fue el mismo vehículo utilizado para atraer a la víctima. Media hora más tardé el médico forense ordenó el traslado del cadáver al cementerio de la localidad.

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