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Entrevista:

"Ensalada Baudelaire", primer largometraje de Leopoldo Pomes

Entrevista con el realizador cinematográfico

Leopoldo Pomes, sin duda uno de los fotógrafos publicitarios de mayor prestigio, accede a la realización cinematográfica cón su primer largometraje, Ensalada Baudelaire, que se estrenó ayer en Madrid. Un filme que, como en tiempos relativamente recientes y más acordes con un cine concebido como espectáculo, no admite el que secuente el final de la acción, parte esencial de la trama.

« Soy consciente -declara Polmes a EL PAIS- de que las escenas que muestro poseen detalles casi tópicos sobre lo que se entiende por "una vida de lujo". Esa recreación es plenamente responsable. Por otra parte, no me tuve que retener o contener en exceso en rril condición de fotógrafo porque antes de realizar la película la pensé mucho en todos sus detalles. Mi experiencia como hombre de la comunicación me indica que no se puede ni se debe distraer al público con un concepto esteticista de la acción. Después de más de 3.000 spots publicitarios sé perfectamente que la estética por la estética no conduce a nada.»En la acción el protagonista central -cuando menosen su condición de espectador absoluto de la trama- es un importante financiero (Xavier Elorriaga) casado con una mujer de superlujo, con todos los componentes tradicionales de lo que se entiende habitualmente por la mujer deseada por excelencia (Marina Larigner), rubia, alta, ojos azules y un cuerpo perfecto. La acción es implacable en el proceso de autodestrucción de la pareja, una destrucción en la que el deterioro de los sentimientos corre parejo con la indignidad física.

«De todos los personajes de la película -añade el realizador- creo que la única que se salva es la mujer. El marido actúa prepotentemente, basado en el poder que otorga el dinero, es un "triunfador" nato pero a la vez es negativo, un ser frustrado. Ella, que parece un objeto de lujo, sin embargo consigue gozar cuando la violan, hay algo humano en su personalidad.»

«Para mí esta película es un thriller. La idea inicial, aunque habría que hablar más de "imagen" que de idea, es la de un triunfador social que está maniatado y contempla cómo humillan a una mujer. A partir de esa imagen arropé a la figura central con una serie de personaj es que justificaran esa situación. En el guión intervinieron Román Guberny Oscar Tusquets y nuestra preocupación básica fue la de dar credibilidad a las situaciones. Es evidente que la película también puede ser interpretada como un alegato contra la familia, en realidad es una ensalada de muchas cosas, una Ensalada Baudelaire. »

Miedo a la soledad

Si algo hay evidente en el filme de Pomes es un especialísimo concepto del amor, de las relaciones amorosas: sobre ello gira la siguiente respuesta del realizador.

«Te sientas en una plaza de un pueblo, en cualquier cafetería, y el espectáculo es desolador: matrimonios que se mueven, que continúan juntos por miedo a la soledad, por inercia. A mi me impresionó mucho una película de Moniccelli, El pequeño pequeño-burgués, en la que el protagonista, Alberto Sordi, casado con una mujer paralítica, se negaba a que fuera internada en ningún centro hospitalario. La colocaba frente al televisor de la casa. Aquella presencia inanimada le daba el aliento necesario para mantener la ficción de la falta de soledad. Personalmente pienso que la relación de la pareja es siempre muy difícil, porque está presidida por el egoísmo personal. Inicialmente siempre está el amor de por medio, y no sé muy bien que es el amor, pero luego se va imponiendo la fatiga, el hábito y, desde luego, la falta de madurez. Probablemente una de las causas que justifican el mantenimiento de las relaciones de la pareja sea el miedo a perder oportunidades futuras ese miedo a la soledad de la que hablaba antes. Sin embargo, creo que cuando alguien está más capacitado para crear, para realizar su propia personalidad creativa es cuando está enamorado. El caso de Bergman es significativo y su curriculum amatorio es espectacular.»

Leopoldo Pomes está decidido a ser un director de cine tradicional en el sentido de que sus películas están pensadas, esencialmente para llegar al mayor número de personas posible y acepta, incluso la opinión del público no especializado en la fase del montaje.

«Rafael Azcona, con su proverbial profesionalismo, me recomendó cuando le enseñé el guión que no rodara en un yate, sino en una casa. Tenía razón. Tuvimos mi de pequeñas dificultades por el movimiento continuo del barco, pero, en fin, creo que se superaron. Por lo que se refiere a la actriz, Marina Larigner, tuvimos muchísimas complicacion es para encontrarla. Yo deseaba una actriz que fuese del estilo de Virna Lisi, en quien había pensado al escribir el primer boceto de la historia hace siete u ocho años. Buscamos en Italia, en Francia, Inglaterra, etcétera, y no encontré nada. Al final tuve que recurrir al mundo de las modelos y encontré a Marina, que nunca había hecho cine de ficción. Creo que funciona perfectamente.»

«Creo que el artista -concluye Leopoldo Pomes- es un pobre infeliz, muy solitario y temeroso de muchas cosas, que necesita de un continuo contacto con el público. Mis cosas tienen que interesar a la gente, sin necesidad de hacer excesivas condiciones, pero intentando que el público quede agarrado a la butaca durante toda la proyección.»

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