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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Veinticinco años de lucha por la democracia

Diputado del PSP por Madrid

En 1953, en Salamanca, se constituía en torno al profesor Tierno Galván un grupo intelectual-profesional que, desde entonces, estará presente, de manera constante, en todas las luchas, grandes y pequeñas, en pro de una democracia política y social y de una profunda renovación cultural. El «grupo Tierno». con sus distintas denominaciones, como Asociación por la Unidad Funcional de Europa, como Frente Socialista y Democrático, como Partido Socialista en el Interior y, finalmente, desde 1974, como PSP, entra dentro de la historia Política contemporánea española y se estudiará ya sosegadamente desde un punto de vista académico.

Con su fusión en PSOE, el PSP-organización cierra, así, un ciclo histórico, altamente positivo, de modernización cultural y de búsqueda, junto con otros grupos políticos, de una sociedad abierta y no represiva. Establecida la democracia en España, en vías de culminar el proceso de formalización constitucional, la primera y gran función histórica del «grupo Tierno», la de resistencia democrática, se disuelve. Los planteamientos y consecuencias electorales obligan también -con nostalgia, con sacrificio y con responsabilidad- a coadyuvar el proceso de racionalización o, al menos, de simplificación, de los espacios políticos: así, el PSP-organización, respetando las opciones personales, se fusiona con el partido histórico de¡ socialismo español.

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La especificidad de¡ «grupo Tierno» fue, no sólo últimamente, sino desde siempre, objeto de discusión y de intento de fijación del grupo en un espacio político concreto. Pero la ambigüedad, como arma política eficaz en la lucha por la democracia, configuró también, hasta el final, la propia dinámica de¡ grupo. Por ello, como una primera aproximación, creo que sería útil definir, aunque sea aproximativamente, algunas notas que pueden ayudar a entender este peculiar fenómeno político que se dio en el franquismo. A saber: ser un grupo en donde la extraordinaria y compleja personalidad de Tierno Galván será eje-clave y decisoria en todo su proceso; ser un grupo abierto, en donde coexistan, implícita o explícitamente, tendencias ideológicas, desde progresistas hasta socialistas radicales de izquierda, y, por último, ser un grupo netamente del interior, actuando en la difícil frontera de la legalidad-ilegalidad.

Tierno Galván, revulsivo y aglutinante

La historia de este grupo, cuya formalización última será el PSP, hasta ahora es la historia del «viejo profesor». Su biografía político-intelectual se proyecta y se realiza, tenazmente, sobre amplios sectores de cuadros intelectuales, profesionales y, en menor medida, sindicales, que desean cambiar la sociedad española. Tierno Galván, contestatario de la cultura de hibernación dominante, actúa como un gran aglutinante ideológico y desde la protesta crítica respecto a esta cultura vicaria, la transforma en protesta cultural y ética y, en definitiva, en protesta política. Quien relea, ahora, por curiosidad, el Boletín de Salamanca, encontrará allí, entre los años cincuenta y sesenta, la penetración de las nuevas ideas que sorprendían y, en gran medida, seducían. Tierno Galván será, de esta manera, el gran seductor intelectual, crítico pero no demagógico, de esta época: casi por magia, introduce el culturalismo secularizado, el europeísmo político e ideológico, el marxismo humanista. El «viejo profesor», como un Croce radical, inicia un espíritu de resistencia democrática y aglutina a los cuadros jóvenes que, gradualmente, se van introduciendo en la Administración, en las Universidades, en las empresas, en las profesiones liberales. El dato objetivo de la tolerancia relativa por parte del propio sistema, que no excluye procesamientos, cárcel, confinamientos o sanciones, coadyuvará también a la cristalización de una imagen de máxima respetabilidad y de un mito, que permanece. En este sentido, creo que Tierno ha sido, y seguirá siendo, el intelectual-político de izquierda más admirado por la derecha, aunque no le vote, y que desearía que fuese suyo.

El resultado positivo que proyecta esta personalidad no podía ser otra cosa que un movimiento flexible y heterogéneo, que imprime a sus actuaciones un sello peculiar y diferenciado con respecto a los demás grupos. Este proceso, definido por él mismo en su ensayo sobre Ambigüedad y semidesarrollo, tiene. naturalmente, sus contradicciones, pero éstas -dentro del denominador de resistencia democrática- darán también cohesión al grupo y permitirán su extensión a ámbitos ideológicos más amplios. Hoy, en las Cortes, o en los partidos políticos, desde comunistas a ucedistas, se encuentran hombres que estuvieron -o siguen estando ligados- a esta aventura político-intelectual, curiosa y sorprendente.

Movimiento "versus" partido-organización

Este primer dato, clave en todo el proceso, de creación y de disolución, condicionará las distintas formalizaciones de lo que últimamente llamamos PSP. Porque, en realidad, han existido distintas versiones del «grupo Tierno». La flexibilidad y ambigüedad del grupo, la semi-ilegalidad en que se desenvolvía, el acusado, ingrediente libertarlo, la prioridad de la imaginación anti-burocrática, no permitía, desde luego, una disciplina cristalizada de partido. Por ello, habría que hablar, sociológicamente, de «movimiento» en el que, junto a la referencia inexcusable a Tierno, se aglutinaban mentalidades de resistencia democrática caracterizadas ideológicamente por el progresismo y el socialismo.

El proceso gradual de formación de los partidos, durante el franquismo, iba unido a la búsqueda de un concreto espacio político-social. Por nuestra parte, erróneamente o no, considerábamos más útil la actuación por medio de frentes amplios democráticos, es decir, siguiente la mejor y clásica tradicional resistente europea. Así, fuimos el primer grupo de izquierda que aceptó claramente la Monarquía y, también, el primer grupo que dio la mano a los comunistas en la Junta Democrática. Progresismo y marxismo humanista coexistían, de una u otra forma, en todo este largo camino. Para unos, el «viejo profesor» sería su proyección subjetiva de un Azaña modernizado. para otros. su proyección de la reactualización de Besteiro o de Negrín.

Sólo en los dos últimos años, a partir de junio de 1976. por el inevitable deterioro del valor «resistencia», al entrar en un período de reformismo avanzado. se intenta una transformación orgánica, pero manteniendo la misma práctica -y, en el fondo, los mismos supuestos- de nuestra política tradicional. Y tengo la impresión, y algo más que la Impresión, que el casi un millón de votos que obtuvo el PSP el 15 de junio, expresaron esta contradictoria ambigüedad ideológica y espíritu de resistencia de todos estos años. La imagen socialista radical, que se quiso vender en las elecciones. no creo que fuese captada o asimilada. Creo que, realmente, la imagen percibida -y la que obtuvo ese voto- fue la concebida como grupo progresista y de resistencia democrática. El espacio electoral objetivo, al margen de declaraciones y programas, se concretó en amplios sectores de las nuevas clases sociales, burguesía avanzada y progresista, consciente de la necesidad de un cambio político y socioeconómico y que, por diferentes razones, era discrepante con el PC, con el PSOE y con la UCD. Recogimos, así, los votos residuales de estas tres organizaciones. Tierno Galván, en sus intervenciones ante la televisión, cuando pidió -único dirigente- el voto no para el PSP, sino, genéricamente, para la democracia y para la izquierda, estaba siendo fiel al espíritu tradicional de resistencia.

El fin de la aventura

El «grupo Tierno», como grupo o como movimiento, actuó siempre en el interior y desde las estructuras internas de la sociedad política española. Desde el primer momento, se rechazó radicalmente la idea de clandestinidad: no por razones de principio, sino por la propia exigencia del componente social-profesional del grupo y por razones de eficacia. Era, muchas veces, difícil, convencer a los dirigentes del exilio, demócratas y socialistas, que la lucha por la consecución de la democracia estaba en e¡ interior y no ya fuera. Y que las nuevas generaciones de posguerra eran las predestinadas a llevar a cabo el cambio político. Los sitemas autoritarios, salvo en caso de fuerza, sólo se quiebran desde dentro. gradualmente, y nadie en España pensaba seriamente en guerras o invasiones.

Estos dos factores (espíritu de resistencia y lucha política noclandestina) condicionaba, evidentemente, el tipo y nivel de actuación. Estábamos y actuábamos. pues. en la ilegalidad con alguna pasividad y discrecionalidad por parte del sistema. En esta frontera, nada fácil, de ilegalidad y, de lucha por la legalidad nueva democrática, nos movíamos todos y especialmente nosotros, por nuestro mayoritario componente social-profesional. En el fondo, pues, teorizábamos sobre la ruptura, pero todos los grupos, y aquí no excluyo a nadie, íbamos practicando ya la reforma pactada y lo que hoy llamamos la «estrategia del consenso». No existía la Moncloa, como referencia política, pero se estaba configurando. Junta Democrática, Coordinación, Platajunta, Comisión de los Nueve, son etapas veloces que convierten la ilegalidad en legalidad. Y aquí acaba la resistencia. Que algunos de los grupos que, durante todos estos años, hayan establecido, coadyuvado o hecho efectiva esta estrategia, y ahora no protagonicen el proceso político actual, es otro tema. En todo caso, lo haya quien lo haya hecho, lo protagonice quien lo protagonice, es bueno y pos¡tivo para el país y para la sociedad española toda. En nuestro caso, la derrota era ya nuestra victoria, y, así es justo asumirlo.

Es, dentro de estas coordenadas, en donde hay que situar el deslizamiento que culmina en la integración del PSP-organización en el PSOE. En una nueva legalidad, a la que tanto hemos contribuido, no cabía ya un movimiento de resistencia democrático, progresista y socialista, en su esquema tradicional. El PSP tenía que asumir su rol histórico, que terminaba, o Iniciar solo, o con el PSOE, una nueva aventura. Tenía, de esta manera, que elegir, constituirse o reconstituirse como partido burocrático entre UCD y PSOE, o entre PSOE y PC, unirse al PSOE, o autodisolverse. El IV y último Congreso del PSP, por mayoría, acordó, como opción orgánica, fusionarse en el partido de Pablo Iglesias.

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