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Israel condiciona su retirada en el sur de Líbano

El Gobierno israelí está dispuesto a aplicar la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que solicita la avacuación del sur de Líbano por los efectivos militares de Israel, pero ha puesto como condición de su retirada una serie de garantías que, en su opinión, deben aportar una paz duradera en esa región. Jerusalén ha propuesto que las fuerzas de la ONU se estacionen al sur del río Litani.

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El primer ministro israelí, Menahem Begin, iniciará hoy en Washington dos días de conversaciones con el presidente norteamericano, Jimmy Carter. Antes de abandonar Tel-Aviv, el jefe del Gobierno israelí declaró que todas las resoluciones que puedan adoptarse en Nueva York por la ONU no impedirán a Israel presentar sus propias proposiciones «para impedir el retorno de los terroristas palestinos al sur del Líbano».En opinión de Begin, el pueblo israelí mantiene una «desconfianza natural» en la actitud de las Naciones Unidas hacia el problema de Oriente Próximo, así como en la eficacia de los «cascos azules». Debido a ello, el primer ministro israelí aseguró que su viaje a la capital norteamericana tiene como fin mostrar al presidente Carter que Tel-Aviv no renunciará jamás a exponer sus puntos de vista, incluso si éstos últimos no son del agrado de las autoridades norteamericanas.

Israel ha propuesto, en el transcurso de una entrevista celebrada ayer entre el ministro de Defensa, Ezer Weizman, y el comandante en jefe de las fuerzas de la ONU estacionadas en el Sinaí, general Silasvuo, que el contingente de «cascos azules» se estacione en la orilla sur del río Litani.

La razón de esta propuesta de Weizman se debe a que Israel quiere tener todas las puertas abiertas en su frontera con Líbano para mantener sus comunicaciones con las milicias cristianas derechistas.

Por su parte, el jefe del Estado Mayor israelí, Motta Gur, ha señalado ayer que «quien controle los puentes del río Litani y el puerto mediterráneo de Tiro puede controlar e impedir el eventual paso de comandos palestinos». Según Gur, las fuerzas israelíes no quieren dejar ningún vacío tras su retirada.

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Dicho de otra manera, Israel no se opone a que los «cascos azules» se establezcan en el sur de Líbano. Está dispuesto a aceptar la resolución de las Naciones Unidas, pero a condición de que el contingente de la ONU adopte «medidas complementarias para que los palestinos no puedan regresar al sur de Líbano».

Entre estas medidas «complementarias» Israel incluye que a los derechistas libaneses les sean proporcionadas armas adecuadas y que se transformen en una especie de gendarmería o milicia local que vigile «la seguridad de la zona del sur de Líbano», frente a sus enemigos, los palestinos.

Cumplidas estas condiciones, los israelíes iniciarían su retirada del sur de Líbano. Esto es: la evacuación no va a tener lugar en breve plazo.

El Gobierno israelí considera, por otra parte, que la retirada de sus tropas debe producirse simultáneamente a la de las fuerzas sirias y palestinas, con el propósito de que la soberanía y la integridad territorial de Líbano sean respetadas por todas las partes y no, de una manera unilateral, por Tel-Aviv.

Mientras tanto, en el sur de Líbano ocupado por Israel y entre la población árabe de los territorios ocupados en 1967 se produjeron numerosas manifestaciones de repudio por parte de la población palestina.

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