El obispo Lefèbvre, vitoreado en Fuerza Nueva
El obispo integrista francés Marcel Lefèbvre pronunció ayer una conferencia en la sede del partido ultraderechista Fuerza Nueva, en la que se proclamó contra la implantación en España de un Estado laico y dijo que éste impide oficialmente la realeza social de Jesucristo, según informó Efe. Al igual que en sus intervenciones del miércoles, cuando presentó su libro i Yo acuso al Concilio!, el prelado disidente, suspendido a divinis por la autoridad eclesiástica por ordenar sacerdotes, atacó los esquemas del Vaticano II y manifestó que actualmente la verdad y el error están equiparados: la fe católica y la masonería, el protestantismo y el comunismo.A juicio de Marcel Lefèbvre, el drama doloroso y grave de España: hoy es que, «bajo presiones de la Santa Sede, los principales obispos españoles y los gobernantes, España va a dejar de ser oficialmente católica». El obispo integrista dijo también que «admitir las tesis liberales y protestantes es admitir la disolución de la Iglesia católica».
Marcel Lefèvbre, que fue escuchado por varios centenares de afiliados y simpatizantes de Fuerza Nueva, salió a uno de los balcones de la sede de este partido y fue vitoreado desde la calle por sus partidarios que agitaron pañuelos blancos. El obispo integrista bendijo y sonrió a sus amigos, quienes solicitaron la presencia de Blas Piñar. Este dijo de Lefèbvre que era uno de los mártires de la humillación de la Iglesia. Brazo en alto, el señor Piñar cantó el Cara al Sol, seguido por sus partidarios. Al señor Piñar se le saltaron las lágrimas en un momento de la conferencia, cuando los presentes evocaron a Franco.
Fuerza Nueva regaló una casulla bordada en oro a Marcel Lefèbvre, quien, según la agencia citada, se emocionó profundarnente al verla. En la alocución para presentar al conferenciante, Blas Piñar justificó así la presencia del monseñor Lefèbvre en la sede de Fuerza Nueva: «Si se ceden los inmuebles católicos para que hablen los marxistas, ¿por qué no vamos a ceder nuestra aula al señor Lefébvre, cuya doctrina católica es inmaculada?»
