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Comienza una semana decisiva para la socialdemocracia alemana

El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) se encuentra sometido a una frenética prueba comparable a una carrera de vallas. Apenas superado el escollo de la reforma impositiva, en cuyo debate dos diputados votaron en contra de su partido y tres se abstuvieron, surge ahora la discusión presupuestaria y el voto de confianza que la oposición reclama al canciller.

La semana que empieza será, pues, clave para el futuro de la socialdemocracia en el poder. Todo ello con independencia de que la Cámara Alta, el Bundesrat -algo así como el nuevo Senado español- intercepte la aprobación del Parlamento de las reformas que le van llegando desde éste, incluida la impositiva aprobada el jueves en el Bundestag por un reducido margen.La oposición democristiana ha pedido al sector social-liberal que vote contra el canciller en la moción de confianza, el próximo martes. Según la oposición, no es posible otorgar carta blanca a Helmut Schmidt cuando pesa sobre él el dictamen contrario del tribunal de garantías constitucionales, que ve una irregularidad en la gestión del jefe del Gobierno cuando era ministro de Finanzas y «gastó», entre los años 1973 y 1974, el equivalente de 60.000 millones de pesetas extrapresupuestarias sin consultar previamente al Parlamento.

Por si fuese poco, Schmidt y el jefe socialdemócrata, Brandt, se han visto obligados, a instancias de la opinión pública, a «desmentir» intensos rumores sobre graves diferencias entre ellos en materia de delimitación de su partido por el ala izquierda. Según estos rumores, Brandt no estaría dispuesto a frenar el giro hacia la izquierda que se observa en un sector cada vez más amplio de su formación política, mientras que el canciller sería partidario de cortar por lo sano. Según la prensa -concretamente el Frankfurter Allgemeine Zeitung, liberal conservador- ambos políticos estarían dispuestos a dimitir por incompatibilidades internas.

Responda o no a la realidad el rumor y el desmentido posterior, lo cierto es que la socialdemocracia se debilita por momentos, sobre todo numéricamente. Tras haber dimitido la mayor parte de los consejeros municipales socialdemócratas de Munich, casi todos del ala derecha del partido, una nueva dimisión hace prácticamente imposible la recuperación de este partido al frente de la administración local, verdadera isla en una región mayoritariamente ultraconservadora. Un nuevo concejal, Fleischmann, ha optado por abandonar la socialdemocracia e ingresar en el Partido Liberal. En estos momentos los militantes del primer partido citado tan sólo superan en un puesto a los democristianos, tras la dimisión de ocho concejales.

Nuevo partido

Una prueba de que este debilitamiento puede ser aún progresivo es la constitución de un nuevo partido socialdemócrata, la Unión Socialdemócrata (SDU), a base de ex militantes del SPD. Aunque a esta nueva formación no se le augura ninguna prosperidad, lo cierto es que su constitución ha significado una reducción en la nómina del partido que preside Brandt. Ante una asamblea de 208 delegados del nuevo partido, su presidente, Guenther Weber, ha concentrado sus ataques contra el SPD, al que atribuye «pretensiones de frente popular».Esta situación es un signo de lo que puede ocurrir en poco tiempo. Como también lo puede ser el que el fermento neonazi, el Partido Nacional Demócrata (NPD), haya incrementado el número de sus militantes, a juzgar por la reunión anual celebrada en Francfort a pocos metros de otra convocada por la Liga Comunista de Alemania Occidental (KBW), formación a la izquierda del PC alemán. Entre las dos agrupaciones se ha producido un grave enfrentamiento que ha concluido con la detención de varios militantes neonazis y un policía gravemente herido.

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