La Federación de Fútbol maquinó para no devolver el dinero público
El organismo que preside Villar defendió la sospechosa justificación de los 1,2 millones de euros recibidos en 2010 y solicitó el archivo del expediente de reintegro
La Federación Española de Fútbol, presidida por Ángel María Villar, ha reintegrado al Consejo Superior de Deportes (CSD) los 1,2 millones de euros de dinero público recibidos en 2010 tras justificar indebidamente su empleo, pero esta no fue siempre su intención desde que en abril de 2016 el CSD instara a la Federación a devolver la subvención. La insistencia en que se dieran por buenas las sospechosas facturas y los escritos presentados al CSD por directivos federativos en agosto y septiembre pidiendo el archivo del reintegro delatan ese intento por no devolver el dinero perteneciente a las arcas del Estado. Un montante considerable a repartir en países necesitados, en algunos de los casos, que no llegó a su destino y que fue disfrutado por la Federación cuando no le correspondía. Solo ante las informaciones periodísticas que han destapado el escándalo en los últimos tiempos, y antes de que fuera admitida a trámite una querella que está en curso contra Villar y la FEF, se ha producido la devolución.
Una vez que a mediados del pasado mes de abril el CSD comunicó a la Federación que debía proceder al reintegro del dinero, esta solicitó un plazo de 45 días para presentar una justificación que no cumplió, lo que provocó que se iniciara la apertura del expediente de devolución.
La documentación de la Federación llegó tarde y firmada por su tesorero Juan Luis Larrea, según fuentes cercanas al caso, el único empleado que se atrevió a rubricar el documento ante la negativa de otros que sabían de lo espinoso que podría resultar.
En el escrito, en el que se pedía el archivo del reintegro, la Federación y la Fundación defendieron la mayor parte de las facturas presentadas. Solo se admitía el error administrativo de haber incluido en los gastos facturas de traductorespara un manual de entrenadores de Costa Rica, país en el que el castellano es el idioma oficial. Las facturas de consultoras por cientos de miles de euros, en fechas muchas veces cercanas a diciembre de 2011, y los proyectos debían ejecutarse antes de agosto del mismo año, se justifican advirtiendo que por un lado no era consultoría estrictamente y que no existen otras empresas en el mercado que pudieran realizar esa labor —diseñar los programas que sólo muy parcialmente se ejecutaron en el mejor de los casos—, por lo que no había de convocarse un concurso con al menos tres ofertas. Que los recibos estuvieran fechados en diciembre se excusa en que solo se facturan los proyectos cuando están terminados.
La ayuda a Haití
Otro ejemplo llamativo es la inclusión de las nóminas en proyectos no llevados a cabo, como el de Haití, de decenas de entrenadores que dan clase en las escuelas de fútbol de la FEF durante todo el año a centenares de niños y niñas de Las Rozas, por un importe de varios cientos de miles de euros. En Haití no hay ninguna escuela, el viaje al país caribeño se hizo en septiembre de 2011 y las nóminas son todas de meses anteriores y los monitores afectados no tienen conocimiento del proyecto.
El hecho de que los programas tengan poco o nada que ver con las solicitudes iniciales —ni los lugares en que se hacen, ni por supuesto el número de escuelas, o la no realización de actividad alguna en Haití— se achaca a la voluntad de ajustarse a los deseos de la entidad que recibe los servicios de la FEF. Especialmente se argumenta este particular respecto de las cuantiosas remisiones de material deportivo y ropa deportiva.
Con estos argumentos la Federación trató de no tener que devolver al erario público los 1,2 millones de euros recibidos.
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