Nadal, cuestión de fe
Tras dos años amargos y después de completar una buena pretemporada, por primera vez en años, el español encara con fuerza el primer grande del año: "Si no creyera en mí mismo, estaría pescando"
No es el Open de Australia un torneo para la especulación ni las indecisiones. El calor abraza con una fuerza infernal, la pista hierve y los tenistas se exponen por primera vez al examen de los cinco sets con tan solo dos semanas de fogueo –en escenarios mucho menores– y multitud de incógnitas en su cabeza. Tienen todos ellos que adaptarse contrarreloj a una climatología hostil y a la exigencia competitiva de un Grand Slam, donde habitualmente no suelen concederse licencias ni se permite un solo paso en falso.
Sin casi tiempo para pestañear, rumiando casi lo que sucedió el curso pasado, arrancó la imprevisible cita de Melbourne. Y el aficionado español, y muchos foráneos, se preguntan de inmediato lo siguiente: ¿Qué hará Rafael Nadal? ¿Está en condiciones este año de levantar otro grande o, por el contrario, supondrá la de este 2017 una temporada crepuscular?
Manolo Santana, pionero del tenis patrio, lo tiene meridianamente claro: “Rafa no puede dejar esto sin ganar otro Grand Slam. Ganará al menos uno más, eso seguro. Creo que donde tendrá más opciones será en Roland Garros, no lo sé, pero celebrará al menos uno más. Yo no dudaré nunca de Rafa”. El técnico que le dio la alternativa en la Copa Davis, Jordi Arrese, tampoco pierde la fe, pero apunta a un condicionante: “El hambre que tenga”, indica el catalán; “no le veo siendo el ocho del mundo varios años y jugando por ahí. Por su trayectoria, él debe tener siempre grandes metas y todo dependerá de su motivación”. Y Álex Corretja, uno de los referentes en los que se miraba Nadal cuando era niño, confía igualmente en la capacidad de sobreponerse del mallorquín: “Yo creo que puede volver a ganar. Ahora bien, este 2017 va a ser básico para saber cuáles van a ser sus aspiraciones reales de aquí en adelante”.
Mientras tanto, Nadal sigue a lo suyo, que es el trabajo diario y la búsqueda de soluciones para revertir la dinámica curvilínea de las dos últimas campañas, en las que no consiguió alzar ningún major. Si la historia va de fe o esperanza, no hay mayor creyente en él que él mismo. Y así lo expresó durante su primera conferencia de prensa en Melbourne, antesala a su estreno la próxima madrugada (hacia las 5.00, Eurosport), contra el alemán Florian Mayer (49º de la ATP). “Si estoy aquí es porque creo”, dijo con rotundidad. “Si no creyera en mí mismo o creyera que no puedo ser competitivo, y cuando digo competitivo digo luchando por las cosas que he estado luchando los últimos 10 años, estaría probablemente jugando al golf o pescando en casa”, amplió el de Manacor, ahora en el noveno escalón del ranking.
Este año va a ser básico para saber cuáles van a ser sus aspiraciones reales en el futuro Álex Corretja, extenista
Durante los últimos tres meses, Nadal ha purificado la mente y esculpido su cuerpo. Paseó junto a su pareja por las lomas de Sainte-Agnès, en la Costa Azul francesa, y disfrutó del tiempo en familia y con los amigos. Luego, manos a la obra en las instalaciones de su Academia en Manacor, donde se ha exprimido al máximo para coger el punto físico óptimo y abrir el año como un rayo. Y he aquí una de las grandes novedades, porque por primera vez en mucho tiempo ha podido completar una pretemporada en condiciones, sin percances físicos que limitasen la puesta a punto. Las rodillas responden sin problemas y la lesión en la muñeca izquierda que le frenó en 2016 ya ha quedado atrás, después de seguir al pie de la letra las pautas del doctor Ángel Ruiz Cotorro.
A Nadal, en la distancia corta, se le ve fuerte y fibrado; un puntito más que en los dos últimos cursos. En los ensayos de principios de año (Abu Dabi y Brisbane) se le vio a buen tono, muy veloz de piernas y con determinación en los golpeos. La tarea previa está hecha y ahora, en medio de fuego real, se verá hasta dónde puede llegar el balear, quien echaba en falta las rutinas del circuito.
Nadal está fuerte y veloz, a tono. Ahora, sin dolor, queda por ver si es capaz de competir con Murray o Djokovic en fuego real
“El estar fuera siempre es una sensación extraña. Los tenistas tenemos una serie de constumbres y por eso te alegras de ver a los compañeros. Pasamos muchos años conviviendo con esta gente y siempre estaremos vinculados a este mundo”, indicó. “Estoy aquí para disfrutar. El único torneo que disputé en condiciones normales después de Roland Garros fue el US Open”, precisó, “y ahora estoy de nuevo feliz. No sé qué pasará en las próximas semanas, en Rotterdam, Acapulco, Indian Wells o Miami... No lo sé. Solo sé que puedo luchar por las cosas que verdaderamente me motivan”, advierte Nadal, asesorado ahora también por Carlos Moyà.
Un mensaje optimista en el preámbulo de un torneo no apto para agnósticos, en el que Roger Federer volverá a disputar un grande después de medio año alejado de las pistas y en el que Andy Murray y Novak Djokovic medirán su hegemonía. El escocés luce el dorsal 1 y el serbio, hexacampeón en Melbourne y defensor del título, echará andar sin la compañía de Boris Becker en su banquillo. A cambio ha incorporado a su equipo a un asesor espiritual, el español Pepe Imaz. Cree el serbio en su resurgimiento, como cree Federer o cree Murray.
Y, por supuesto, cree Nadal.
CONCHITA: “LA CLAVE ES QUE NO TENGA DOLOR”
Del 3 al 5 de febrero, tan solo una semana después de que concluya el Open de Australia, el equipo español de la Copa Davis disputará su primera eliminatoria en el Grupo Mundial. Será frente a Croacia, en Osijek, y de momento la capitana, Conchita Martínez, desconoce si podrá contar o no con Rafael Nadal.
"Vamos a ver cómo van las cosas aquí, cómo termino físicamente. Además hay que analizar la situación con el doctor, para hacer una previsión de calendario a nivel médico y no solo desde un punto de vista tenístico. Para mí lo ideal es jugar, porque la Davis me hace ilusión", previene el jugador.
La voluntad de Nadal es jugar la serie de apertura ante Croacia, pero todo dependerá de cómo reaccione su cuerpo al desgaste de Melbourne. De momento, Conchita confía en que el balear pueda alzar el vuelo de nuevo.
"Ha hecho una buena pretemporada, con buenos entrenamientos. El comienzo fue superpositivo y lo más importante es que este año se encuentre bien, que no tenga dolores ni molestias. Tiene que ir sintiéndose poco a poco él mismo", desea la preparadora, que presenciará la evolución de Nadal en directo, puesto que viajó a Melbourne para seguir los pasos de los jugadores españoles y además comentará los partidos del torneo para el canal Eurosport.
Conchita, no obstante, considera que la recuperación de Nadal requiere de un tiempo prudencial, de un colchón de dos meses que permita dictaminar en qué punto competitivo se encuentra esta temporada.
"Hay que darle margen. Lo importante ahora es que pueda entrenar y que coja rodaje. Si él se encuentra bien alcanzará un gran nivel. El problema viene cuando vas limitado, que es lo que le ocurrió el año pasado, por la muñeca. Si lo estás haciendo bien y de repente se cortan los resultados porque no te encuentras bien es cuando vienen los problemas y te replanteas muchas cosas", zanja.
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