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Un lustro del 'cholismo'

Simeone cumple cinco años en el banquillo del Atlético con el respaldo de los éxitos alcanzados y con el desafío de superar la primera crisis que afronta desde su llegada

Ladislao J. Moñino

“El impacto de Simeone es el mayor que ha tenido un entrenador en la historia del club”. La sentencia, pronunciada por un directivo del Atlético de Madrid, es utilizada para resumir los cinco años que el técnico cumple hoy como entrenador rojiblanco. Los cinco títulos conquistados, las dos finales de la Liga de Campeones, la recuperación de las señas de identidad del club, la revalorización de los jugadores, el crecimiento económico y la dimensión internacional alcanzada por la marca Atlético bajo el liderazgo técnico y espiritual de Simeone refuerzan esa opinión generalizada de que este lustro es el más brillante de la historia del club. Los 266 millones que el Atlético ha presupuestado para esta temporada no se entienden sin la figura de Simeone como motor de ese crecimiento. Ni siquiera estas últimas semanas de irregularidad en la Liga o las dudas generadas en el vestuario en torno a su continuidad la próxima temporada y sobre la fuerza de su mensaje impiden que el análisis de estos cinco años goce de esa alta valoración interna y externa.

Con la crisis actual, la primera en este lustro, en el club detectan a un entrenador espoleado ante el desafío de superar su primer mal momento. “Le va el mambo, la rutina de ser terceros está muy bien para el club y es necesaria. Pero ahora tiene el reto de sacar esto adelante”, observa un directivo. “Se analiza la situación sin tener en cuenta que quizá lo extraño y lo sorprendente era todo lo que ha logrado. Nadie podía predecir que jugaría dos finales de Champions. Yo sé lo difícil que es ganar una Liga con el Atlético”, advierte Roberto Solozábal, excompañero de Simeone en el equipo que logró el doblete en 1996. “Nadie podía pensar que lograría lo que ha logrado cuando llegó”, dice Kiko Narváez, otro integrante de aquel equipo histórico y una de las pocas personas de confianza del técnico fuera del club.

El anuncio oficial de su fichaje el 23 de diciembre de 2011 y su aterrizaje en el club se produjeron en un contexto muy áspero. La dirigencia estaba muy cuestionada por la hinchada y el equipo andaba perdido en la parte baja de la Liga. La eliminación de la Copa a manos del Albacete detonó la destitución de Gregorio Manzano. “Siempre supe que el Atlético me llamaría en un momento de dificultad máxima”, ha asegurado en más de una ocasión Simeone. “Llegó en un momento en el que el club olía a azufre. Todo estaba en combustión y parecía que iba a saltar por los aires”, rememora Kiko, que no duda en señalar como el gran legado de Simeone su frase preferida: “El partido a partido es su obra”.

En sus primeras semanas, con el pelo rapado a lo marine americano, con entrenamientos muy duros dirigidos por el profe Ortega que sometían al organismo de los jugadores a sobreesfuerzos agotadores, algunos solo unas pocas horas después de haber regresado de un desplazamiento, Simeone impregnó el ambiente del vestuario de frases épicas. “Hay que pelear cada pelota como si fuera la última”, “ganar trae ganar”, rememorando a Luis Aragonés, o “si se cree, se puede”, fueron algunos de los lemas con los que convenció y fortaleció al grupo.

A contracorriente

En ese contexto en el que llegó también hay una arista importante que explica su discurso. En España, en 2011, estaba en pleno apogeo la exaltación del tiqui-taca, con la Roja luciendosu estrella de campeona del mundo lograda bajo un estilo que prorizaba la posesión del balón. “La posesión me interesa poco”, “prefiero ganar por 1-0 que llegar 15 veces y no marcar”, fueron palabras que anunciaban un estilo a contracorriente del imperante en el fútbol español.

La conquista de la Liga Europa ante el Athletic de Bielsa, en Bucarest, en su primera temporada y la posterior de la Supercopa ante el Chelsea fueron los dos primeros aldabonazos que empezaron a consolidar el denominado cholismo. La obtención de la Liga con 90 puntos, una cifra que solo parecía al alcance del Real Madrid y del Barcelona, y las dos finales de la Champions fueron el empujón definitivo que ha recolocado al Atlético entre la aristocracia del fútbol europeo. “En el club no solo se valora lo que se ha ganado, también el cómo. Este club es de sentirlo y Simeone responde a ese perfil. Ha sido una figura de unidad entre el equipo, la afición y el club. La intención es que este ciclo se prolongue el mayor tiempo posible”, concluyen desde las oficinas del Calderón.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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