“Esto no cambia nada”

La última vez que Fernando Alonso se colocó líder del Mundial de Fórmula 1 fue tras ganar el Gran Premio de Corea del Sur en 2010, dos citas antes de perder el título en la de Abu Dabi. En aquella ocasión, su Ferrari F10 también era potencialmente inferior al Red Bull RB6 que llevó a Sebastian Vettel a proclamarse campeón, aunque la diferencia entre uno y otro no era, ni mucho menos, la que hoy separa el F2012 del McLaren MP4-27 o el RB8. 

Ante esa coyuntura, Alonso celebró como es debido su victoria en Sepang, pero aprovechó el altavoz para hacer un llamamiento a la cordura y la responsabilidad de todos los miembros de Ferrari para que aceleren tanto como puedan el proceso de desarrollo del prototipo que maneja, consciente de que ocasiones como la de ayer raras veces se producen.

El calendario ofrece ahora un parón de dos semanas antes de viajar a China (15 de abril) y Bahréin (22), tiempo suficiente para rearmarse en Maranello y planificar el paquete de mejoras y retoques que deben aplicarse al F2012. En condiciones normales, flojea por todas partes. En largo y en corto, en las curvas rápidas y en las lentas, en tracción y en frenada y también en velocidad punta. Es una máquina extremadamente sensible que solo rinde en casos concretos. Demasiados incendios que atender con la temporada en marcha por más que este triunfo actúe como bálsamo relajante en un colectivo técnico al borde del ataque de nervios.

“Esta victoria ha sido una sorpresa enorme. No fuimos competitivos en Australia y tampoco lo hemos sido aquí. Afrontamos estas dos primeras pruebas con la intención de sumar los máximos puntos posibles. Por eso es un resultado increíble”, razonó Alonso; “creo que hemos maximizado el potencial que teníamos en nuestras manos”.

Más allá de las dotes de conducción de Alonso, la Scuderia ha dado un salto de calidad respecto a los dos últimos cursos en términos de estrategia en carrera, un elemento emocionalmente delicado para Ferrari y el español, dada la experiencia vivida en 2010. Hace una semana, Andra Stella, su ingeniero de pista, reclamó su presencia en los talleres en el momento indicado y esa decisión le permitió adelantar una plaza (superó a Rosberg). En Malasia circulaba el cuarto cuando enfiló los garajes por segunda vez (15ª vuelta) y se reincorporó el segundo, beneficiado por un problema que le sobrevino a Hamilton en el cambio de gomas y un topetazo que tuvo Button con el HRT de Karthikeyan y que le obligó a volver al box. Medio circuito más allá, Pérez entraba también a cambiar de compuestos y le dejaba la pista despejada y sin tráfico.

“Hemos mantenido la calma en momentos extremos como al principio, con tanta agua, o después, cuando colocamos los neumáticos lisos. Las paradas han sido perfectas”, describió Alonso, que, acto seguido, volvió a cambiar su discurso para que todos en Ferrari mantengan la tensión. “Este resultado no cambia nada. Estamos en una posición que no queremos, luchando por entrar en la Q3 y sumar algunos puntos. Queremos luchar por las poles, por las victorias, y en estas primeras carreras no hemos tenido ritmo”, añadió; “está bien no haber perdido puntos respecto a los demás, pero vienen China, Bahréin y Barcelona y hay un montón de cosas que mejorar del coche. Ese es nuestro verdadero trabajo”.

“Fernando ha hecho algo excepcional, extraordinario. Estratégicamente, hemos acertado en las decisiones. Esta victoria nos da un poco de moral en un momento tan delicado, pero no puede cambiar nuestro objetivo de mejorar porque el bólido no nos ofrece las prestaciones que deseamos”, resumió Stefano Domenicali, máximo responsable de Ferrari.