Muere el pintor Fernando Sáez
El artista cántabro deja una sólida obra relacionada con El Paso y la Nueva Figuración
El pintor cántabro Fernando Sáez González ha muerto este sábado en Madrid a los 97 años. Había nacido en Laredo en 1921. El agreste paisaje del litoral cántabro y su duro cromatismo dejarían para siempre una huella evidente en la plástica de Sáez, que recordaba siempre los veranos en Ontorria y en la cercana Mazcuerras, donde su tío era párroco y donde conoce a Concha Espina. La escritora haría protagonista de su novela El cura de la aldea al tío del futuro pintor. En 1931 la familia deja Laredo y se traslada a Madrid, año de la proclamación de la Segunda República, frecuentando el centro Lope de rueda de la Institución Libre de Enseñanza, donde da sus primeros pasos de dibujante y recibe sus primeros premios de dibujo, entre ellos, el de reproducción de La rendición de Breda, de Velázquez. Y ya inquieto adolescente, Fernando Sáez empieza a frecuentar el Museo de Prado con una fascinación por Van der Weyden, Brueghel, Mantegna, El Bosco y Cranach.
Tras pasar la Guerra Civil en Laredo, en 1939 vuelve a Madrid y en 1940 comienza a colaborar en la prensa como dibujante. En 1942 es llamado a un largo servicio militar obligatorio que se extiende hasta 1946. Después alterna las clases en la Escuela de Bellas Artes con tertulias de artistas donde conoce a críticos como Ramón Faraldo y Enrique Azcoaga, a pintores como Rafael Zabaleta y Pancho Cossío, escultores como Ángel Ferrant, escritores como Cela, Hemingway, García Nieto, y poetas como Gerardo Diego o Dámaso Alonso. Colabora como ilustrador con Eduardo Aunós para la Editorial Grifón y en septiembre de 1948 realiza su primera exposición colectiva junto a su hermano Martín, también pintor. A fines de los años cuarenta conoce en Asturias a los pintores Evaristo Valle y Nicanor Piñole, y en 1949 expone por primera vez en el extranjero, al participar en la II Bienal Hispanoamericana de La Habana.
En 1950 Sáez realiza su primera exposición individual de pintura en la galería Clan, de Madrid. En este mismo año expone en Venezuela, Argentina y Francia, mientras continúa con su actividad de ilustrador, publicista, cartelista, grafista y maquetista. Y es en esta etapa cuando mantiene contactos con la Escuela de Vallecas, luego conocida por Escuela de Madrid, pero sin pertenecer a ella, y con el grupo Hondo durante un tiempo, pero acaba desligándose por su deseo de investigar en solitario.
En 1957 viaja por primera vez a París: queda impresionado por la obra de Giacometti. Colabora como ilustrador para diversas revistas, como la cubana Bohemia o Hablemos, de Nueva York, y también en La Estafeta Literaria, Índice, Vértice, Horizontes, Mundo Hispánico y Primer Plano. Ejecuta un gran mural, hoy desprendido del muro original y almacenado, en la estación de ferrocarril de Logroño, junto a su hermano Martín, cuya conservación al demolerse ese edificio estuvo precedida de una gran polémica. En 1958 participa en la Exposición Universal de Bruselas y, al año siguiente, expone individualmente en la Dirección General de Bellas Artes, de Madrid, una muestra que lo consagra definitivamente como pintor rupturista y claro precursor de la Nueva Figuración. Por esas fechas, Fernando Sáez contacta con el grupo El Paso y entabla amistad con los pintores Tino Grandío, Manuel Viola, Menchu Gal, Agustín Redondela, Álvaro Delgado, Luis García-Ochoa, Pedro Bueno, Cirilo Martínez Novillo, Andrés Conejo y Pedro Mozos; además de con los poetas Manolo Conde y Adriano del Valle. En esos años entra también a formar parte de la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid.
En 1964 Sáez obtiene una beca de la Fundación Juan March para residir en París y allí contacta con el ambiente cultural español. Participa en la Feria Mundial de Nueva York, en el Pabellón de España y expone en Estados Unidos, Portugal, Marruecos y Egipto. Ya en 1969 es seleccionado por el Museo Rath de Ginebra para una exposición sobre la vanguardia española, Art espagnol d'aujourd'hui. Toda esta actividad no interrumpe en la década siguiente su importante labor como ilustrador de narrativa y recibe en dos ocasiones el Premio Lazarillo de Ilustración Infantil, del Instituto Nacional del Libro Español (1969 y 1971).
En la década de los setenta firma con el galerista neoyorquino Califano un contrato exclusivo para Estados Unidos. Su actividad internacional es más intensa en 1974 con su participación en la Feria de Arte de Basilea (Suiza) y sus exposiciones en Bruselas y Múnich. Resulta un hito la exposición de 1978 en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santander. Ese mismo año expone por primera vez en la Casa del Siglo XV de Segovia e inicia su carrera de grabador. Tras un largo viaje europeo a Suiza, Italia y Francia en 1981 introduce importantes cambios estéticos que se verán en 1982, en la primera edición de la feria de Arco y presentes además en su muestra en la galería madrileña Kreisler, señalada por la crítica como “culminación de Fernando Sáez y de la Nueva Figuración”.
El artista se ha mantenido activo prácticamente hasta morir, dibujando todos los días mientras ha tenido fuerzas. Su carrera culminó con varias exposiciones importantes, como la del Aula de Cultura La Venencia (Santander, 2006), en la Galería Santiago Casar (2008) y en una gran exposición antológica, 1964-2005, de obra sobre papel en el Museo de Arte de Santander (2013). En 2017 el Museo Luis González Robles, de Alcalá de Henares, organiza otra antológica: Fernando Sáez, setenta años en la pintura.
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