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Muere Juan Habichuela, uno de los grandes de la guitarra flamenca

Miembro de una estirpe que empezó su abuelo y padre de dos de los miembros de Ketama, ha fallecido a los 83 años en Madrid

El guitarrista flamenco Juan Carmona, El Habichuela, en una imagen de 2008. CARMEN SECANELLAVídeo: El País Vídeo
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Juan Carmona Carmona (Granada, 1933) ha fallecido este jueves por la tarde en Madrid después de una larga lucha con la enfermedad. Su cuerpo será velado en el tanatorio de San Isidro antes de su traslado a Granada, donde será enterrado. Juan Habichuela era continuador y, a la vez, patriarca de una larga dinastía de guitarristas gitanos de Granada que inició su abuelo Habichuela El Viejo, referenciado tocando y cantando, junto a su hija Marina, en las tabernas granadinas del siglo XIX. Nacido en la Cuesta de la Cava, junto al Albaycín, Juan comenzó bailando y, además, junto al gran Mario Maya, al que con el tiempo terminaría acompañando.

Le costó convencer a su padre de que lo suyo era la guitarra, pero terminó recibiendo clases de Juan Hidalgo López, El Ovejilla, maestro granadino. Aunque su primera incursión en Madrid fue como bailaor y aún adolescente, tras el servicio militar en Barcelona, donde realizó sus primeras grabaciones, se trasladó a Madrid para trabajar primero en el tablao El Duende, precisamente con Maya, y posteriormente al de Torres Bermejas.

En este tablao coincidió con el cantaor Fosforito, con el que iniciaría una larga relación artística. Con él y con la bailaora Manuela Vargas trabajó en la Feria Mundial de Nueva York, y desde allí prolongaron su gira por América. A la vuelta, Juan Habichuela se convirtió en un tocaor de referencia, elegido por todos los grandes cantaores, ya fuera para acompañarles en los festivales flamencos andaluces, en su edad dorada, o para realizar sus grabaciones. Por ello, él era memoria de la guitarra, y sin él sería difícil de entender la sonanta de acompañamiento de la segunda mitad del siglo XX. Una pequeña, pero imprescindible, muestra de su estilo en el acompañamiento del cante se reunió en el disco Habas contadas (Universal, 2009), donde le toca a un sinfín de artistas, de Manolo Caracol a José Mercé, Rancapino, Chano Lobato, José Menese, Luis de Córdoba, Marina Heredia…

Ya en su etapa de madurez, y aprovechando quizás la creciente consideración de la guitarra de concierto, Juan Habichuela, un tocaor de los de cante y más cante, se atrevió con discos en solitario, dejando como herencia una hermosa y enjundiosa trilogía: De la zambra al duende  (1999), Campo del Príncipe (2002) y Una guitarra en Granada (2007).

El toque de Juan habichuela era heredero de su familia, pero también, además de las claves del citado Ovejilla, incorporó las influencias de Niño Ricardo o Manolo de Huelva y, sobre todo, de Sabicas, con quien tenía mucha amistad. Según el estudioso del flamenco, y también guitarrista, José Manuel Gamboa, Juan fue un gran tocaor porque era un enamorado del cante. Y recuerda cómo una noche se la pasó acompañándolo al toque mientras él no paraba de cantar.

Juan Habichuela fue premiado en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, y la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera le distinguió con el premio Nacional de guitarra. Ya en 1994 recibió dos reconocimientos que aunaban el prestigio con la justicia: la Fundación Cruzcampo le otorgó el premio Compás del Cante y los críticos y escritores flamencos de Madrid, el Galardón Calle de Alcalá en su segunda edición.

El respeto que Habichuela se ganó como maestro de la guitarra va parejo con el que personal y familiarmente también se granjeó. Solía decir que su padre le había enseñado a respetar, y en ese ejercicio, terminó siendo merecidamente respetado. Los más cercanos siempre lo recordarán, además, por una bondad que, cuentan, era compatible con su fortaleza de carácter.

La importancia de la familia

El sentido de la familia y de la dinastía parece haber estado siempre muy arraigado en la persona de Juan Habichuela. Cuando, a mediados de los años sesenta del pasado siglo, regresa de su gira por América con Fosforito y Manuela Vargas, ya asentado profesionalmente, decide tirar de su familia, y se trae a la capital a sus hermanos, los también guitarristas Pepe, Carlos y Luis. Sin duda, mucho le deberá siempre el flamenco por ese gesto, porque, con el tiempo, la herencia de la saga sería de dimensiones incalculables en aquel momento. Y también le deberá por las generaciones que siguen a los hermanos. Juan era el padre de Juan José Carmona, El Camborio, y Antonio Carmona, que formaron parte, junto con su primo Josemi, hijo de Pepe, del popular grupo Ketama. La dinastía Habichuela se prolonga hasta su nieto Juan, que fue premio Bordón de Oro en la Unión.

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