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La crisis catalana condiciona la campaña de todos los grupos

El independentismo afronta la campaña en la peor situación posible: dividido y sin haber investido al presidente de la Generalitat

El independentismo catalán afronta la campaña del 20-D en la peor situación posible: dividido y sin haber logrado investir al presidente de la Generalitat cuando ya han pasado más de dos meses desde las elecciones del 27 de septiembre. La crisis catalana condicionará buena parte del discurso de los partidos nacionales. Los independentistas buscan hacerse un hueco con discursos diferenciados. Convergència intentará convencer de que independencia y diálogo no están reñidos. ERC buscará el electorado de la CUP abogando por la secesión exprés.

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Los líderes de los partidos nacionales no visitarán Cataluña más veces que en anteriores campañas, pero ello no significa que la cuestión catalana no acabe impregnando buena parte de sus discursos. Mariano Rajoy solo acudirá un día a Cataluña, Pedro Sánchez, dos y Pablo Iglesias, tres. Será Albert Rivera, líder de Ciudadanos, quien más jornadas protagonice en esa comunidad: cuatro.

La tensión previa a los días de campaña, con la anulación de la resolución secesionista del Parlament y la intervención de facto de las finanzas de la Generalitat, ha activado de nuevo a las bases independentistas. Al mismo tiempo, ha servido al Gobierno para dejar clara su firmeza ante cualquier intento de romper la soberanía nacional, lo que el PP espera aprovechar para no ceder más terreno a Ciudadanos.

En Cataluña las elecciones llegan en un mal momento para los partidos independentistas. Convergència Democràtica y Esquerra Republicana no han revalidado la coalición que venció en los comicios del pasado septiembre, y las tensiones entre ellos van en aumento por la falta de un acuerdo con la CUP que permita la investidura de Artur Mas. Dos meses después del 27-S, el Gobierno catalán sigue en funciones y la promesa de los independentistas de comenzar a desarrollar la “desconexión” con España ha quedado en suspenso tanto por el Tribunal Constitucional como por la falta de acuerdo con la CUP.

Ayer, después de que el exdiputado de la CUP David Fernández abogara por facilitar la investidura de Mas, este partido retomó las negociaciones con Junts pel Sí. De momento, pocos avances más allá de unificar en una sola las comisiones negociadoras que hasta ahora trabajaban en paralelo y sin éxitos palpables. En cualquier caso, esto permitirá a ERC y a CDC argumentar en campaña que nada está perdido y que el acuerdo para investir a Mas todavía es posible. Los esfuerzos se centran ahora en intentar pactar un plan de choque social que la CUP pueda asumir a cambio de investir a Mas. El problema es, de nuevo, que la Generalitat no tiene fondos para sufragar nuevas políticas sociales.

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Gabriel Rufián y Joan Tardà en el inicio de la campaña de ERC.
Gabriel Rufián y Joan Tardà en el inicio de la campaña de ERC.MASSIMILIANO MINOCRI

El presidente en funciones catalán participó anoche en Barcelona en el mitin de inicio de campaña de Democràcia i Llibertat, la marca con la que CDC concurre a estas elecciones en un intento de enterrar definitivamente la marca Convergència Democràtica, destruida por los casos de corrupción. Mas aseguró que la vía independentista no tiene marcha atrás, pero pidió el voto para su partido para que las cosas “se hagan bien”. No votar soberanista, dijo, es “regalar el voto a quines nos quieren hundir”.

El mensaje de los convergentes se centrará en intentar recuperar a los votantes nacionalistas moderados sin perder a los independentistas. La complicada fórmula pasa por asegurar que la independencia es el único camino posible para dar salida a las aspiraciones de más autogobierno y al ahogo económico de la Generalitat. Con todo, el candidato Francesc Homs, asegura que irá a Madrid a intentar “dialogar” sobre las condiciones de esta independencia y sobre un eventual referéndum vinculante sobre la independencia. Esto llega después de que amplios sectores convergentes comiencen a poner en duda pasos como la declaración secesionista anulada por el Tribunal Constitucional y que abogaba implícitamente por desobedecer leyes y organismos del Estado. Esta disonancia será la que intentará aprovechar Josep Antoni Duran Lleida para reflotar su partido (Unió Democràtica), que se presentará como el único nacionalista capaz de articular un diálogo con el Gobierno y una reforma Constitucional.

David Fernández divide a la CUP

ANA GONZÁLEZ LISTE

El exdiputado de la CUP David Fernández abrió ayer una grieta en su formación al inclinarse, en un artículo en el diario Ara, por facilitar la investidura de Artur Mas como presidente de la Generalitat. La figura de Fernández tiene un peso innegable en la izquierda independentista y, aunque en su texto supedita el apoyo al president en funciones a un "plan de choque real y concreto" de medidas sociales, dirigentes de los dos sectores de la CUP —partidarios y contrarios a esta investidura—  discutieron durante todo el día en las redes sociales.

Las discrepancias quedaron patentes con comentarios dirigidos al exdiputado como el de Pau Llonch, contrario a la investidura de Mas: “Han conseguido destruirnos. Desde la tristeza más profunda de un amigo y camarada, la más radical discrepancia”. La diputada Gabriela Serra lo secundó: “Aquí no se mueve nadie. Ninguna individualidad por encima de la colectividad. El 27-D decidiremos”, dijo en alusión a la asamblea de la CUP de esa fecha.

Esquerra será más beligerante. Su intención es crecer no tanto a costa de Convergència como de los 330.000 votos que la CUP, que no se presenta al 20-D, consiguió el pasado 27 de septiembre en Cataluña. Según el último sondeo de la Generalitat, un tercio de los votantes de la CUP optarán esta vez por ERC, mientras que un 13% lo hará por la candidatura de Podemos. Otro 46% no votará o no sabe por quién lo hará.

Los republicanos evitarán el choque directo con CDC, aunque no rehuirán las diferencias en el argumentario: ambos partidos se disputan el voto soberanista. Las alusiones a la negociación hechas por Homs se han incorporado en el discurso del candidato, Gabriel Rufián, de ERC: “No hay nada que negociar con Madrid”.

ERC intentará aprovecharse de su posición cómoda en las negociaciones, que han desgastado principalmente a Convergència y a la CUP. Con la elección de Rufián, de la asociación de independentistas castellanohablantes Súmate, los republicanos también buscan crecer en aquellas zonas que tradicionalmente le han sido esquivas, concentradas en el área metropolitana de Barcelona.

Desde que Oriol Junqueras llegara a la presidencia, ERC ha apostado por esa estrategia, intentando rascar los votos que tradicionalmente pertenecían al PSC. Anoche, en el primer acto de campaña en Cornellà de Llobregat, Junqueras llamó a acelerar. “Este proceso que queremos que se acabe pronto y con un éxito aplastante, exige generosidad. La que nosotros hemos demostrado. Nadie ha demostrado tanta generosidad como nosotros. Estoy convencido, sin pecar de inmodestia, que la mejor inversión es votar a ERC”, dijo.

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