Trias aplaza sin fecha la apertura de los nuevos Encants tras la inundación
El arquitecto asegura que los desagües que fallaron el sábado cumplen con los cálculos
Que no. Que si llevan un siglo, ahora no viene de un día. Que para agua, la que les cae ahora sin techo. A una semana para el cierre de los Encants de Barcelona, que el día 21 debían reabrir en las nuevas instalaciones, al otro lado de la plaza de les Glòries, los paradistas se niegan a trasladarse al nuevo emplazamiento hasta que no les den garantías de que no se repetirá una inundación como la que el sábado anegó parte del nuevo edificio de cubierta futurista. El Ayuntamiento, presidido por Xavier Trias (CiU), anunció ayer que el cambio de emplazamiento queda suspendido sin fecha concreta, a la espera de lo que se decida en una asamblea que se celebrará hoy con los paradistas y una auditoría externa sobre los drenajes del techo que realizará la Universidad Politécnica.
En una nota, el Consistorio aseguró que “no recibirá la obra de los nuevos Encants hasta que el edificio no cumpla con los niveles de calidad exigibles” y añade que, de ser necesaria alguna obra extra, “no tendrá ningún sobrecoste para la ciudad”. El mismo Trias, en una entrevista a una televisión local, defendió el nuevo mercado y reivindicó la auditoría externa para tener “todas las garantías”.
Una decisión muy la línea de lo que piden los dueños de los puestos del actual mercado. “Estamos sorprendidos y cabreados. Podemos entender que haya fallos, pero no de la envergadura del registrado en una obra que ha costado 55 millones”, aseguró el presidente de los comerciantes, Diego Escámez, desde su establecimiento de menaje del hogar. “Queremos garantías absolutas de que no volverá a suceder: saber qué pasó, cuál es la solución y qué plazo se necesita para arreglarlo”.
La queja por las prisas de los técnicos y del Consistorio por abrir el nuevo mercado era repetida ayer por muchos. “La obra lleva dos años de retraso y al final se ha ido con mucha prisa”, se quejó Montse Edo, que vende material eléctrico en los Encants. Al reclamo se suma Elisenda Cuadra, que regenta un negocio familiar de joyería. Es una de los 290 comerciantes que se ubicará debajo del gran sombrajo de acero inoxidable. Su hermana mostraba ayer los vídeos de los desperfectos que sufrió su almacén: “No nos oponemos a marcharnos, pero no en estas condiciones, nos han presionado para que nos vayamos” y explicó que entre el material que ha resultado dañado en su almacén hay bandejas, estuches, facturas… A Paqui, del bar La Palmera, lo que el agua le anegó los equipos eléctricos del nuevo bar. Tan nerviosa estaba que no quiso ni hablar.
El descontento y la preocupación se sentían ayer en el ambiente. “No podemos ir a precario, esto es como un piso: si te dan las llaves es que está en condiciones, tienen que tener cédula”, comparó Javier Salcedo. “Una de las cuestiones que nos vendían era que no nos mojaríamos. Que se arregle todo antes de marcharnos”, apuntó, Sandra que vende libros infantiles.
En el recuerdo hay incidentes como las goteras del Estadi Olímpic en septiembre de 1989
La chapuza fue tratada ayer en el comité de dirección de Hábitat Urbà, a la que asistió Fermín Vázquez, el arquitecto del mercado. Fuentes cercanas al proyecto explicaron su perplejidad ante lo sucedido. Los constructores defendieron que los bajantes del gran palio que cubre al mercado —de 25 metros de altura, con una superficie de 8.000 metros cuadrados, compuesto por planos muy quebrados— fueron construidos de acuerdo con los cálculos históricos de precipitación de lluvias. Este diario intentó contactar con Vázquez, sin éxito. Según el Consistorio, las lluvias del sábado fueron intensas pero no excepcionales. Desde 2009 se han registrado nueve episodios similares, según sus estadísticas
En la primera evaluación técnica, los ingenieros descartaron problemas estructurales en la cubierta y atribuyeron las goteras y cascadas de agua que caían a deficiencias en el diseño de drenaje y a la red interna de evacuación del agua del edificio, localizada en el subsuelo.
Barcelona arrastra una especie de maldición bíblica con el agua y sus grandes obras. En la lista se encuentran las goteras del Estadi Olímpic en septiembre de 1989, tres años antes de los JJ O de 1992, las inundaciones de la plaza Idelfons Cerdà, el fallido espejo de agua del Fórum, los paradistas del mercado de Santa Caterina mojándose... El líder del PP, Alberto Fernández Díaz, aprovechó el incidente para reavivar estos recuerdos y aseguró que “unas goteras en un edificio nuevo siempre son inadmisibles, pero cuando este edificio ha costado 56,4 millones de euros esto se convierte en una chapuza”.
Jordi Martí (PSC) apoyó la decisión de postergar la apertura del edificio hasta que se entregue con garantías. Sin embargo criticó que “durante estos dos años no se haya notado el problema” y pidió que se “ventilen responsabilidades”. Jordi Portabella (Unitat per Barcelona) se preguntó si la reestructuración de las empresas públicas que adelantó CiU con el apoyo del PP pudo haber influido en la falta de control de la obra. El incidente con seguridad será tema de las comparecencias en las comisiones del Consistorio.
Con todo, otros paradistas minimizan los daños y sí son partidarios de que el traslado sea cuanto antes. “Aquí con el agua nos hemos ahogado toda la vida y ahora que nos vamos resulta que nos quejamos”, ironizó Juan Villalba despachando menaje de porcelana china. También tiene ganas de irse Ramon Moles, que regenta una ferretería. “Acabemos de una vez con esto y abramos el nuevo mercado. Sería muy bueno arrancar el nuevo horario [hasta las ocho de la tarde] en verano, con el día largo, para acostumbrar al público en vistas a invierno”, explicó. Y se mostró tajante: “Yo sería inflexible: el mercado se abre y quien quiera venir, que venga”.
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