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El futuro de Sevilla y Cádiz, en el aire

Las plantas de Airbus se convierten en el motor industrial de ambas provincias y empujan a más de 120 empresas con casi 10.000 trabajadores

Interior de las instalaciones de Airbus Military en Sevilla.
Interior de las instalaciones de Airbus Military en Sevilla.JULIÁN ROJAS

Se acabaron las fases de prueba. Este trimestre se entrega a Francia el primer avión A400M de Airbus Military montado en Sevilla: el MSN7. A partir de ahí, la planta entra en producción en serie. El Ejército francés se llevará éste, el número ocho y el diez. Turquía se queda con el número nueve. Todos deben salir este año de la línea de montaje de Sevilla, donde trabajan 2.000 personas y a las que hay que sumar otras 700 de la planta de Tablada. En Cádiz, casi otro millar está empleado en el gigante aeronáutico. Las factorías de ambas provincias tiran de más de 120 empresas con casi 10.000 trabajadores. El único oasis en el desierto industrial andaluz.

El 90% de la red empresarial auxiliar aeronáutica andaluza está en Sevilla y Cádiz. Esta circunstancia beneficia a las dos provincias, que se han agarrado a este motor ante los continuos cierres de empresas en otros sectores.

Para Cádiz, con tasas de paro que superan el 40%, el sector aeronáutico es, si no la panacea para acabar con el desempleo, sí al menos una luz al final del túnel, la constatación de que hay actividades que aún funcionan, incluso en tiempos difíciles.

El sector aeronáutico da trabajo en la bahía gaditana, de forma directa, a más de 2.500 personas. Unas 800 forman parte de la plantilla de las dos factorías que Airbus tiene en la provincia: la de Puerto Real, dedicada a la aviación civil, y el Centro Bahía de Cádiz (CBC) de El Puerto de Santa María, incluido dentro de la línea militar del consorcio aeronáutico.

Los retos de la empresa matriz y de la industria auxiliar

Pese a la crisis industrial generalizada, en el sector aeronáutico, por ahora, casi todo va bien. La facturación crece a un ritmo superior al 15% y el empleo a casi un 10% anual. Solo Madrid supera a Andalucía en capacidad industrial aeronáutica.

Pero el sector ha pasado ya la primera fase crítica y, una vez consolidado, se enfrenta a un nuevo plan estratégico que garantice su viabilidad y crecimiento en los próximos tres años.

Las claves para estas empresas son las actividades de mayor valor añadido y ganar dimensión operativa, financiera y tecnológica, algo que la situación de crisis general dificulta.

La empresa matriz también tiene deberes. Uno de ellos es la venta de unidades militares a países que no estén incluidos entre los clientes y socios iniciales. En este sentido, Airbus Military ha sondeado países del Golfo Pérsico e India, entre otros lugares de Asia, para vender uno o dos A400M en los próximos dos años.

Otro reto es "afinar los procesos para garantizar las entregas dentro de los costes y los tiempos previstos", según comenta Jesús Portillo, responsable de la oficina de gestión del programa A400M. La obsesión de la dirección ahora es el ramp up, el periodo entre el desarrollo del producto, la máxima capacidad de producción y la anticipación para satisfacer los incrementos de demanda.

En esta fase es crucial la industria auxiliar, que debe estar a la altura de las exigencias. Ya es fuerte en estructuras y en componentes de fibra de carbono, pero tienen que responder perfectamente a la cadena de suministro y crecer en mercados para no depender en exclusiva de la industria matriz. El futuro pasa por la sostenibilidad industrial, económica y medioambiental.

El sector ha creado empleo incluso en los últimos años de crisis económica, en contraste con el desarrollo que han tenido otras industrias de la zona que hasta hace poco también actuaban como motores de la economía. La automoción, por ejemplo, ha desaparecido con el cierre de Delphi y la más reciente huida de Visteon. Los astilleros, con tres factorías de Navantia en la Bahía, resisten, aunque la falta de contratos que garanticen el nivel de actividad lleva constantemente a sus empleados a reclamar en la calle más carga de trabajo.

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La industria aeronáutica, sin embargo, se mueve por otro rumbo: del Centro Bahía de Cádiz salen al año 850.000 piezas de chapa, una de sus líneas de negocio. Es una de las factorías punteras en tecnología de materiales superplásticos y una avanzada en el trabajo con materiales compuestos. El centro puertorrealeño participa en la fabricación de algunos de los aviones más señeros, como el A380 o el nuevo A350XWB. Actividad suficiente para las dos plantas tractoras y para las más de 20 empresas auxiliares que trabajan para Airbus en la provincia. Algunas de las más de 1.700 personas de estas contratas entran diariamente a las plantas del consorcio internacional.

Otras empresas desarrollan su actividad en instalaciones propias. El ejemplo más revelador de la pujanza del sector está en Carbures: cuenta con una planta en El Puerto, otra en construcción en Jerez, ha abierto instalaciones en Estados Unidos y China, y acaba de cumplir un año desde que se estrenó como la primera empresa gaditana en cotizar en la Bolsa. En un año ha logrado incrementar un 65% su valor. Según sus responsables, gracias a una apuesta clara por la innovación. Carbures está especializado en el trabajo con fibra de carbono, por lo que requiere empleados muy cualificados. Para poder contar con especialistas, la compañía cuenta con los servicios de empresas como Programas FID, dedicadas a la formación. Sus cursos vinculados al sector aeronáutico tienen listas de espera porque cuentan con un reclamo imbatible: el empleo en las empresas aeronáuticas, al margen de Airbus, ha incrementado un 15% en un año.

Programas FID representa además la prueba de que el impacto económico de la aeronáutica en la bahía supera a sus 2.500 empleados. Empresas de seguridad, constructoras, firmas de limpieza o taxistas también se benefician de las aeronáuticas.

Según calcula Airbus, por cada empleo de plantilla en esta gran empresa multinacional se crean otros nueve puestos de trabajo.

También es fundamental la influencia de Airbus en el ámbito de la investigación. El complejo creado para la gestión de pruebas funcionales en tierra de los distintos sistemas que incorporan los aviones de Airbus se desarrolló con la Universidad de Sevilla. Y ya se gesta la tercera generación de este dispositivo.

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