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La llamada a la insumisión en los peajes recluta a 2.500 conductores

La convocatoria del movimiento #novullpagar acaba sin incidencias en la 'operación retorno' La concesionaria Abertis remitirá en breve los documentos para tramitar las denuncias

Dani Cordero

El movimiento antipeajes surgido en Cataluña bajo el paraguas #novullpagar reclutó ayer a más de 2.500 conductores dispuestos a saltarse los peajes sin pagar. Ni la amenaza de multa de cien euros blandida en la última semana por el Gobierno catalán y la concesionaria Abertis impidió que centenares de personas se lanzaran a las autopistas con el único fin de llegar a la barrera, mostrar su objeción al pago de la tarifa y tomar la primera salida para regresar a casa. Otros muchos se tomaron la protesta como un alto más en su recorrido del último día del puente. Y hubo quien, pese a pagar, mostró su oposición a golpe de claxon. La plataforma No Vull Pagar celebró la participación “masiva”.

El continuo goteo de insumisos provocó colas en una docena de peajes catalanes, si bien la hora de la convocatoria, el mediodía, evitó que se produjeran graves problemas en una operación retorno del puente del Primero de Mayo que preveía 200.000 vehículos en las carreteras. El Servicio Catalán de Tránsito limitó a dos peajes (Vilassar de Mar y Sant Vicenç de Castellet, en Barcelona) los lugares donde las colas superaron el kilómetro.

El grupo de infraestructuras Abertis, que gestiona la mayor parte de los tramos de autopistas catalanes afectados por la convocatoria, restó valor al seguimiento de la campaña, aunque la cifra supera con creces el centenar diario de conductores que se niega desde hace unas semanas a pagar los peajes. Según sus cálculos, la afectación de la convocatoria se limitó al 1,5% del tráfico total.

Unos 300 conductores se niegan a abonar el peaje de la C-16 en Les Fonts

El mensaje de los conductores cuando frenaban el vehículo junto a la cabina era escueto. “No quiero pagar”. A partir de ahí todos los movimientos se repetían. El trabajador de la concesionaria abandonaba su caseta, tomaba a mano nota de la matrícula del vehículo y levantaba la barrera para el que el vehículo pudiera continuar la marcha. A las colas se sumaban los bocinazos de los coches, muchos de ellos pertrechados con carteles ilustrativos de la campaña o banderas.

“Estamos financiando las autopistas de toda España”, se quejaba Jordi Castany, un motorista que se había negado a pagar en Martorell, uno de los peajes emblema de la campaña que denuncia el agravio comparativo de Cataluña en materia de autopistas de peaje. El mismo Gobierno defendía ese discurso en un comunicado del pasado sábado, cuando aseguraba que la mitad de las carreteras de gran capacidad de Cataluña son de peaje, por solo un 18% en el conjunto de España.

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El discurso reivindicativo del Gobierno catalán seguía chocando ayer con su posición favorable a sancionar a quien se niegue a pagar la autopista. Todas las cabinas de Abertis mostraban un papel en el que se señalaba, en condicional, que la insumisión “podría ser constitutiva de una infracción del reglamento general de circulación”. Todos los conductores eran conscientes de la amenaza. “Quizás si somos muchos no nos pondrán la multa”, señalaba Jordi Posada desde el asiento trasero de un vehículo al que tomaron el número de la matrícula. Abertis continúa intransigente y tiene previsto en los próximos días remitir al Servicio Catalán de Tránsito la información necesaria para instruir las denuncias.

La sensación de hartazgo era repetida entre los conductores y muchos señalaban que repetirán su “no pago”. “Cuando hacía la mili pusieron los peajes y nos dijeron que sería por 25 años. ¡Y todavía pagamos!”, se quejaba Albert, de 63 años y vecino de Sant Cugat, quien se negó a pagar los 2,39 euros que valía el peaje de la C-16 en Les Fonts (Rubí), informa Ivanna Vallespín. En esta vía, transitada sobre todo en jornadas laborables, se sumaron ayer más de 300 vehículos en una hora, según cálculos de este diario, que no quisieron abonar la tarifa. Un empleado del peaje reconoció que unos 30 conductores se niegan a pagar diariamente desde el inicio de la campaña. Hacia las doce y media del mediodía,en el punto álgido de la protesta, se registraron colas de hasta 20 vehículos. Bajo una sonora lluvia de cláxones, Emili, de 49 años, se sumó a la campaña al volante de su autobús. “Mi empresa de transporte también lo está pasando mal y estoy harto de pagar”.

Muchos conductores insumisos, como Albert, ayer lo tenían claro. “Ya nos hemos lanzado. Esto anda solo. No pagaremos más”.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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