A sólo dos mutaciones de una pandemia
La 'gripe española' ofrece nuevas claves sobre la evolución del H5N1
El virus H5N1, responsable del peor episodio registrado de gripe aviar, ha saltado al ser humano en 250 ocasiones, pero no ha podido generar una pandemia porque apenas se puede transmitir de persona a persona. Hay un enorme interés científico por saber qué mutaciones le permitirían dar ese paso, y los virólogos han encontrado una forma de estimarlo al revés, usando un virus de la gripe aviar que ya sufrió esos cambios: el H1N1 que causó 50 millones de muertos en la mayor pandemia de la historia, la gripe española de 1918.
Los grupos de Terrence Tumpey, de los CDC de Atlanta (los principales laboratorios norteamericanos para el control de epidemias) y Adolfo García-Sastre, del Mount Sinai de Nueva York, han utilizado el virus de 1918 reconstruido hace dos años a partir de tres de sus víctimas, dos soldados y una mujer esquimal. Y se han preguntado qué mutaciones de este virus podrían eliminar su capacidad para transmitirse entre personas. El resultado es que bastan dos mutaciones en su hemaglutinina (la H de H1N1).
Los datos que presentan hoy en Science indican con fuerza que esas mismas dos mutaciones puestas del revés bastarían para conferir al H5N1 de las aves una alta capacidad de transmisión entre humanos.
La hemaglutinina es el componente de la superficie del virus que reconoce a las células de su huésped. Es el principal determinante de la especificidad del virus (la especie o lista de especies a las que puede infectar). Que sea H1 o H5 es una distinción útil para clasificar los virus de la gripe de forma rápida, pero no implica ninguna diferencia esencial: el H1N1 era un virus aviar hasta 1918, y humano a partir de entonces. Del mismo modo, el hecho de que el actual virus de la gripe aviar sea H5 no supone la menor garantía contra la posibilidad de que genere una pandemia. Lo importante no son esos números adosados a la H, sino los detalles de su secuencia, el orden exacto de sus aminoácidos (los componentes básicos de las proteínas). Una proteína es un rosario de unos cientos de aminoácidos, y una mutación es un cambio en uno de ellos.
Las dos mutaciones clave afectan críticamente a la interacción de la H con sus receptores en las células animales, que pueden ser de dos tipos: alfa-2,3 o alfa-2,6 (la nomenclatura se refiere a las dos formas en que la cabeza del receptor, el ácido siálico, se puede enlazar a los azúcares que tiene debajo).
"Los virus de la gripe aviar se unen preferentemente al receptor alfa-2,3, que se encuentra a altas concentraciones en las células del intestino de las aves acuáticas y costeras", explican los científicos. "Sin embargo, los virus humanos se unen más eficazmente a los alfa-2,6, que se encuentran en el sistema respiratorio de las personas".
El H5N1 prefiere pegarse al receptor alfa-2,3. Esto es lo esperable en un virus aviar, y también es una de las explicaciones de su alta mortalidad en los infrecuentes casos humanos que ha producido: las vías respiratorias altas están dominadas por el receptor alfa-2,6, pero la proporción del otro receptor (el alfa-2,3) va aumentando a medida que uno se introduce por los bronquios, y son bastante abundantes en los pulmones. Ésta es la razón de que el virus de la gripe aviar penetre en los pulmones más fácilmente que los virus de la gripe común, y con consecuencias más graves. Sin embargo, esa infección profunda no es la ideal para la propagación del virus.
"El cambio de afinidad por el receptor fue un determinante principal de de la eficacia de contagio del virus pandémico de 1918", afirman García-Sastre y sus colegas. "La preferencia por el receptor alfa-2-6 es esencial para la transmisión óptima del excepcionalmente virulento virus".
La propagación del H5N1 entre los pollos asiáticos fue discreta hasta finales de 2003, cuando comenzó el más grave episodio de gripe aviar registrado en la historia. El H5N1 se extendió a una velocidad sin precedentes por el resto de China, Vietnam, Tailandia, Indonesia y otros países de la región. La propagación se debió tanto al comercio de pollos como a las aves migratorias, y forzó a sacrificar 140 millones de pollos en el sureste asiático, donde el H5N1 se ha hecho endémico en las aves.
Cada nueva ola partió de Cantón, pero el virus evoluciona rápido, y ya hay distintas cepas de H5N1 que se han hecho endémicas en cada zona del sureste asiático.
En mayo de 2005, el H5N1 irrumpió en el lago Qinghai, en el oeste de China, matando a cerca de 6.000 aves acuáticas. De ese foco proceden los virus que las aves acuáticas han propagado por el resto del mundo.
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