El millón de dólares esperará
El Instituto Clay aguarda sin plazo la decisión del matemático ruso Perelman
El millón de dólares que acompaña al Premio del Milenio otorgado al matemático ruso Grigori Perelman le esperará todo lo que haga falta. "Si se ha tardado 100 años en convertir en teorema la conjetura de Poincaré, no hay problema en esperar a que Perelman decida aceptar el premio por conseguirlo", comenta James Carlson, presidente del Instituto Clay de Matemáticas, que concede el galardón a través de la fundación del mismo nombre. "Las matemáticas funcionan con una escala de tiempo larga", añade.
Desde París, donde se ha celebrado en un congreso la resolución de este importante problema matemático sin que Perelman acudiese a recoger su galardón, Carlson desmiente, en conversación telefónica, que el dinero vaya a ir a una organización benéfica si el genio ruso no lo acepta en el plazo de un año, como se había especulado.
El genio solitario no fue a recoger el Premio del Milenio pero está bien
Los elogios a la labor de Perelman fueron unánimes en la reunión de París, a pesar de su ausencia. "Los teoremas famosos definen el paisaje de las matemáticas, se elevan tenuemente en la niebla, un esquivo desafío para la comunidad matemática", dijo el prestigioso Michael Atiyah. "Grigori Perelman es el montañero que alcanzó esta cima del mundo de tres dimensiones".
Allí se comentó que el matemático, aunque no quiere aparecer en público ni manifestarse sobre tema alguno, se encuentra bien (vive en San Petersburgo) y mantiene contactos con algunos colegas. Carlson solo reconoce que ha tenido varios contactos con él sobre la aceptación del premio, aunque "no hay decisión todavía, y esperaremos con respeto a que la haya".
No es la primera vez que Perelman, de 43 años, desaparece durante años. En el Congreso Internacional de Matemáticos, en Madrid en 2006, le fue otorgada la Medalla Fields, también por la conjetura de Poincaré, y no acudió a recogerla, a pesar de ser el galardón más prestigioso de las matemáticas y a los esfuerzos de los organizadores. En los años anteriores, desde 1994 a 2002, estuvo trabajando sobre el tema, solo y en silencio, y dio a conocer los resultados a través de Internet. Seguramente tiene razón Shing-Tung Yau, un colega chino, quien en 2006 afirmó sobre el caso de Perelman: "Cualquier persona que pudiera resolver algo así estaría satisfecha sin más", es decir, que no necesitaría ni medalla ni dinero.
El premio que ha ganado ahora Perelman corresponde a la primera solución hallada para uno de los siete problemas seleccionados en 2000 por el Instituto Clay, fundado por el filántropo Landon T. Clay en Cambridge (Estados Unidos). La selección reflejó los mayores desafíos a que se enfrentaban los matemáticos al iniciarse el siglo. "La solución de la conjetura de Poincaré fue una sorpresa total", recuerda Carlson, "y eso es lo que pasará seguramente con los demás problemas. Es imposible saber cuál será el próximo en resolverse".
La conjetura (ahora teorema) de Poincaré se refiere a la disciplina matemática llamada Topología. Dice, más o menos, que un espacio que tiene las mismas propiedades topológicas que una esfera debe ser una esfera. Fue enunciada por el matemático francés en 1904 y se probó para todas las dimensiones, excepto en la dimensión 3.
Su resolución sigue provocando olas en el mundo matemático, ya que Perelman en realidad resolvió dos grandes problemas a la vez, la famosa conjetura y otro más general que la incluye. En la reunión celebrada en París se presentaron avances sobre la solución para la forma que tiene el volumen más pequeño posible, dicho de forma muy simple. "Son una combinación maravillosa de argumentos matemáticos y computación, sobre la base del trabajo de Perelman", comenta Carlson.
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