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Triple discriminación por ser mujer, lesbiana y palestina

La activista Nisreen Mazzawi se enfrenta a una sociedad machista y bajo ocupación

"Yo soy una andrógina y perdí la virginidad con mis dedos, escuchando la canción de Oum Kolthoum This is my night, imaginándome caminando junto a mi amante y diciéndole lo preciosa que era. Ella sabía que la quería, pero de hecho salía por entonces con un novio, que aún tenía cuando nos encontramos por primera vez en mi pueblo, y yo tuve mi primer beso... y ella su primer beso con una chica".

Dayna, nombre ficticio, es una mujer palestina y residente en Jerusalén que, a la dificultad de vivir en un país bajo la ocupación militar israelí, en una sociedad patriarcal y musulmana, se añade el hecho de ser lesbiana. La asociación ASWAT ("Voces", en árabe) Palestinian Gay Women reúne a 70 mujeres entre Israel, Cisjordania y Gaza, que tienen en común decidir si ocultan su homosexualidad y siguen en el sistema socio-familiar, o si declaran abiertamente su identidad sexual y se arriesgan a estigmas y represión.

De estas 70 mujeres, sólo 30 se reúnen cada mes para hablar sobre sus experiencias, expresar dudas o solicitar información. El resto es un grupo virtual que sólo se relaciona online por miedo a ser descubierto.

"Nuestra lucha se da en tres frentes: por un lado, somos mujeres en una sociedad patriarcal y machista, por otro somos palestinas en un Estado que no nos reconoce y por último somos lesbianas sin derecho a serlo", advierte Nisreen Mazzawi, cofundadora de ASWAT, que ayer pronunció una conferencia sobre Homosexualidad en el mundo árabe en Madrid.

Aunque en Palestina no son habituales los crímenes de honor por la opción sexual, muchos gays, lesbianas, bisexuales y transexuales palestinos prefieren vivir -incluso de forma clandestina- en ciudades más aperturistas como Tel Aviv, bajo el falso mito de que Israel respeta sus derechos.

"Ni siquiera las leyes israelíes nos benefician porque como palestinas vivimos dentro de una sociedad propia y además no tenemos derecho a trabajar en Israel. Si no somos económicamente independientes, por ejemplo, ni libres como palestinas, ¿para qué sirve que me reconozcan en un futuro el derecho a casarme?", dice Nisreen Mazzawi.

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