Las miserias del neoliberalismo
El subtítulo de esta obra (Cómo se enriquecieron los países ricos... y por qué los países pobres siguen siendo pobres) es algo más que una aportación informativa, se trata de la tesis central que defiende Erik S. Reinert, profesor de Tecnología, Gobernación y Desarrollo en la Universidad de Tallin (Estonia) y presidente de The Other Canon Foundation (Noruega), uno de los economistas de desarrollo heterodoxos y autor de Globalization, Economic Devepment and Inequality: An Alternative Perspective (2004).
La gran pregunta -por qué sigue creciendo, día a día, la distancia que separa los países ricos de los pobres- es analizada en este libro a través de una revisión de la historia del crecimiento económico del mundo desarrollado con el fin de demostrar que las reglas que hicieron posible su progreso son contradictorias con las que las organizaciones que controlan la economía mundial, incluyendo las que ofrecen ayuda para el desarrollo, imponen hoy a las naciones pobres.
La globalización de la pobreza
Erik S. Reinert
Editorial Crítica
ISBN 978-84-8432-909-1
Con un lenguaje claro, pensado para facilitar al lector medio la plena comprensión de sus argumentos, Reinert desmonta los mitos neoliberales -como el de la libertad de mercado, que está destruyendo nuestro propio tejido industrial- y nos enseña a mirar con ojos críticos la forma en que estamos agravando la situación de quienes viven en los países pobres.
El libro comienza describiendo distintos tipos de pensamiento económico y prosigue argumentando por qué habría que acabar con el dominio prácticamente total de la teoría actualmente prevaleciente: la del economista inglés David Ricardo, que data de 1871, y que se ha convertido en el eje de nuestro orden económico mundial. "Aunque veamos que el libre comercio provoca en ciertos contextos el empobrecimiento de los pueblos", denuncia el autor, "los gobernantes occidentales siguen insistiendo complacidos en él y ofrecen más ayudas como incentivo para aceptarlo".
El autor explica la existencia de distintos tipos de teorías económicas y el abismo que se da con frecuencia entre la retórica de la "alta teoría" y la realidad práctica en función de política económica. Y recorre la evolución de la sucesión hoy caótica de autores que van desde los fisiócratas a los textos estándar actuales, sin olvidar al mismo Adam Smith.
Argumenta que la clave de un desarrollo con éxito es lo que los economistas de la Ilustración llamaban "emulación", y no la "ventaja comparativa" ni el "libre comercio". Y es que, en este concepto, recuerda Reinert, emular significa imitar para igualar o superar. "Actualmente", reflexiona el autor, "podemos observar en muchos países pobres lo opuesto al desarrollo y al progreso, es decir, la regresión y la primitivización". Los mecanismos que causan esa primitivización se explican utilizando como ejemplo los casos de Mongolia, Ruanda y Perú.
Y es que no se puede olvidar que en comparación con el libre comercio al que se obliga a los países pobres, los ricos restringen las importaciones de productos agrícolas desde el Tercer Mundo y subvencionan su propia agricultura, aunque "por injustas que puedan parecer las prácticas proteccionistas, centrarse demasiado en ellas puede llevarnos a la trampa panglossiana de suponer que bastaría tener un libre comercio y un laissez-faire perfectos para que se hicieran realidad las profecías de armonía económica global".
En definitiva, concluye Reinert, para alejarse de la pobreza y crear países de renta media, en los que todos los habitantes tengan voz y voto, basta retroceder a los hábitos del comercio y el desarrollo en el periodo inmediatamente posterior a la II Guerra Mundial, esto es, "subordinar el objetivo del libre comercio a otros que afectan directamente al ser humano".
Parece un reto. Y es que como dice José Antonio Ocampo, subsecretario general para Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, éste es un libro "que obliga a pensar".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.