Los dentistas usan demasiados antibióticos
Un estudio muestra que sólo uno de cada 17 pacientes se beneficia de los fármacos antibacterianos
En una boca sana, hay millones de bacterias. Muchas son beneficiosas y protegen de infecciones, aunque otras producen enfermedades. Ante tal biodiversidad bacteriana, con frecuencia los dentistas optan por dar a sus pacientes antibióticos con carácter preventivo. Pero, ¿es siempre necesario? Acabar con el consumo de antibióticos innecesarios es uno de los frentes abiertos en la lucha contra las bacterias resistentes, es decir, contra las bacterias que se vuelven insensibles a este tipo de medicamentos. De ahí la utilidad de los estudios encaminados a dar luz sobre si es necesario o no dar un antibiótico para una patología concreta. Un estudio de la Universidad del País Vasco (UPV) podría contribuir a disminuir el uso de antibióticos en odontología.
En la extracción de muelas sanas, como las del juicio, el riesgo de infección es del 5%
Muchos odontólogos recetan antibióticos de forma preventiva por falta de protocolos
Cuando se operan las muelas del juicio, sea el cirujano o el dentista, por rutina se recetan antibióticos para prevenir infecciones. Sin embargo, los resultados de un ensayo clínico realizado por la UPV pueden contribuir a que se dejen de tomar un tercio de los que se administran en este tipo de intervenciones. Los antibióticos no son necesarios "cuando la muela del juicio que se extrae está sana, y sólo cubierta por encía o en posición vertical, que es el estado en que se encuentran la tercera parte de las muelas del juicio que se operan", explica María Antonia Díez, autora del trabajo de investigación, financiado por el Fondo de Investigación Sanitaria del Instituto Carlos III. Tan sólo se recomendaría el uso de antibióticos cuando la extracción es muy complicada, por ejemplo, si están incrustados en el hueso, en posición horizontal, o cuando el paciente es mayor o sufre alguna otra patología.
La extracción de las muelas del juicio es una de las intervenciones más comunes. "Se administran por sistema antibióticos para tomarlos entre 3 días y 1 semana para prevenir infecciones, por considerar que son de elevada dificultad quirúrgica, sobre todo en las de abajo", explica Díez. Sin embargo, los resultados de este ensayo clínico, el mayor que se ha efectuado sobre el tema, desaconseja esta práctica. En él han participado 490 pacientes que acudieron al hospital de Cruces, en Barakaldo, para que se les extrajese la muela del juicio inferior. A unos se les administró un antimicrobiano, amoxicilina-ácido clavulánico, mientras que a otros se les dio placebo. "Sólo 1 de cada 17 pacientes se beneficia del antibiótico", explica Joseba Santamaría, director del ensayo, jefe de cirugía maxilofacial del hospital de Cruces, y catedrático de patología médico-quirúrgica bucal de la UPV, lo que deja claro que la prescripción no es necesaria.
"El estudio se ha hecho con muelas del juicio, que son difíciles de extraer, pero si extrapolamos el dato a otros dientes de la boca, que son de más fácil extracción, lógicamente también hay que plantearse no dar antibióticos si el paciente está sano y la encía está bien", afirma Díez.
El abuso de antibióticos en odontología es un tema controvertido. "Ante la ausencia de estudios es razonable que los profesionales utilicen antibióticos", afirma Díez, "aunque a partir de estos resultados deberán revisarse los protocolos de utilización de medicamentos en cirugía dental".
Para Alfonso Villa-Virgil, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Odontólogos y Estomatólogos de España, la decisión sobre si administrar o no antibióticos es mucho más complicada: "En extracción de muelas sanas, sólo hay un riesgo de un 5% de infección, pero para decidir si prescribir o no se deberían hacer ensayos con miles de personas, y tener en cuenta muchas variables, como la alimentación o si el paciente fuma". Reconoce que en odontología "el uso de antibióticos con carácter preventivo no tiene unas pautas establecidas, sino que depende del ojo del facultativo y de si quiere asumir riesgos o no". En este sentido, insiste: "Es posible que los dentistas seamos proclives a dar antibióticos de más, pero es que algunas situaciones nos han llevado a ello: hay una cifra no despreciable de denuncias. Lo apropiado es informar al paciente y que decida".
En el 2006 se vendieron en España 56 millones de antibióticos. ¿Pero cuántos se prescriben en las consultas de los dentistas? "Es difícil tener datos cuantitativos para saber qué proporción de antibióticos se prescriben en la consulta del dentista, porque son recetas privadas de las que no se tiene un control socioeconómico. Lo que está claro es que recetan muchos y que hay una guerra entre partidarios y contrarios al uso extensivo de antibióticos", afirma Miguel Viñas, catedrático de microbiología de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Barcelona. Villa-Virgil opina que el uso inadecuado de antibióticos también se debe a que "muchas veces es el dolor de muelas del fin de semana lo que lleva al paciente directamente a la farmacia".
En el caso de las muelas del juicio, Viñas duda de la efectividad: "Están en una zona donde llega muy poca sangre, el antibiótico llega con dificultad y tiene poco efecto". Según se ha podido observar en el ensayo clínico, "como método preventivo, un enjuague con un antiséptico, sería suficiente", según Díez.
Millones de bacterias contra 32 dientes
La boca es la parte del cuerpo con una mayor diversidad de especies bacterianas, unas 800, con una concentración de millones por mililitro de saliva. La mayoría son beneficiosas y protegen de infecciones, aunque otras producen enfermedades como la caries, la periodontitis, la halitosis e incluso una grave enfermedad, la aseptisemina, que ocurre cuando los microbios entran a través de las encías en la sangre y colonizan el cuerpo, causando infecciones en diferentes órganos que pueden llegar a ser mortales.Es en esta biodiversidad bacteriana en la que los dentistas apoyan sus argumentos a la hora de explicar el por qué se prescriben muchas veces antibióticos de amplio espectro como medida preventiva. Otra asignatura pendiente para prescribir antibióticos de forma más eficiente es determinar con exactitud qué bacteria está causando una infección cuando la hay.El grupo de detección molecular de patógenos orales de la Universidad Internacional de Catalunya ha desarrollado un sistema rápido para diagnosticar qué bacteria causa una infección. "En lugar de hacerla crecer en un cultivo, utilizamos la técnica de detección por PCR, es decir, que las detectamos por su ADN, y así podemos determinar qué cepa es la causante de la infección y orientar sobre el antibiótico más adecuado", explica M. José Adserías, investigadora del centro.
Campaña para mejorar la prescripción y venta
El Ministerio de Sanidad lanzará el próximo mes de octubre una segunda campaña para sensibilizar a la población sobre el uso racional de antibióticos. En España, el consumo ha aumentado ligeramente en los últimos tres años, según los resultados de un macroestudio sobre las ventas y la prescripción de medicamentos en España. Este estudio, realizado por el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III, el CSIC, y la Agencia Española del Medicamento, acaba de aparecer publicado en la revista Journal of AntiMicrobial Chemotherapy.Según este trabajo, el incremento podría deberse por un lado a que hay más población infantil como consecuencia tanto del aumento de natalidad como de población inmigrante, y también a un envejecimiento de la población.Pero lo que llama la atención es que se analizan dos parámetros: los antibióticos que se han vendido en las farmacias, y los que se han recetado oficialmente. La conclusión es que un 30% de los antibióticos se han vendido sin receta de la Seguridad Social.Dentro de este porcentaje, se encuentran los prescritos en las consultas privadas de médicos, además de odontólogos, veterinarios e incluso la venta a extranjeros, porque en España los antibióticos son más baratos que en muchos países de la Unión Europea. Y también un porcentaje por determinar de fármacos de automedicación, es decir, antibióticos que el paciente compra sin que el médico se lo prescriba, algo que todavía ocurre a pesar de que la normativa vigente prohíbe a los farmacéuticos expedir antibióticos sin receta e incluso prevé severas multas si lo hacen.
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