"Los talibanes no tienen futuro"
Anders Fogh Rasmussen, ex primer ministro conservador danés, de 57 años, lleva siete meses escasos en el cargo de secretario general de la OTAN. Es un tiempo en que la Alianza parece haberse puesto definitivamente seria en Afganistán, con una nueva estrategia que busca convencer por la fuerza a los talibanes y sus socios de que no hay otra salida que renunciar a las armas y sentarse a negociar su reintegración en la sociedad. "Los talibanes no tienen futuro", afirma Rasmussen. La Operación Moshtarak (Juntos, en dari), lanzada el pasado día 12, es la primera piedra de la nueva estrategia y, con su vertiente de conservar y desarrollar el terreno tras la conquista militar, el modelo a seguir. El secretario general reconoce que el refuerzo del contingente internacional, que en verano rondará los 150.000 efectivos, es fruto del realismo: "Puede que en el pasado hayamos subestimado el reto de los talibanes".
"Aplaudo a España por incrementar el número de soldados en Afganistán"
"La Alianza tiene que operar más allá de nuestras fronteras"
"Puede que en el pasado hayamos subestimado el reto de los integristas"
"Seguiremos en Afganistán el tiempo que haga falta"
"Rusia debe concentrarse en amenazas reales y no en el pasado"
"No es realista crear un Ejército europeo. Los países insisten en su soberanía"
En su despacho del cuartel general aliado, Rasmussen celebra que España vaya a contribuir a los nuevos planes aliados con unos 1.550 militares y 40 guardias civiles. "Valoro mucho la contribución española a nuestra misión y aplaudo la decisión de incrementar el número de soldados en Afganistán", dice.
Pregunta. ¿Qué balance hace usted tras estos primeros días de la Operación Juntos?
Respuesta. Ha sido un gran éxito. En lo militar, nuestros soldados han liberado una parte importante del centro de la provincia de Helmand. Desde el punto de vista de la seguridad, lo ocurrido es crucial. Esta zona es conocida por ser un centro de producción de bombas camineras y además es un centro de cultivo de opio. Y sabemos que la droga constituye la principal fuente de financiación de los talibanes. Pero también ha sido un éxito para la estrategia de actuar pensando en los intereses de la población. A partir de ahora, la reconstrucción y el desarrollo van a seguir en el momento en que los soldados limpien el terreno. Esta interacción entre esfuerzo militar y trabajo civil es el núcleo de la nueva estrategia y lo estamos probando en Helmand con éxito. Así es como serán a partir de ahora las operaciones.
P. ¿Incluido el anunciar a bombo y platillo con semanas de antelación que se va a lanzar un ataque?
R. Eso se hará según los casos. El objetivo del anuncio era demostrar a los afganos que el incremento del número de soldados tendrá un efecto. También para reducir al máximo el número de víctimas civiles.
P. ¿Se ha embarcado definitivamente la OTAN en una guerra en Afganistán?
R. Desde que la OTAN se implicó en 2003 se ha incrementado gradualmente el número de soldados. Puede que en el pasado hayamos subestimado el reto de los talibanes. Por eso se ha trazado una nueva estrategia, se ha incrementado significativamente el número de tropas, se va a aumentar el número de efectivos de seguridad afganos hasta 300.000 en 2011, se va a iniciar un proceso de transición en que pasaremos escalonadamente la responsabilidad de la seguridad a los afganos, se va a ofrecer más dinero para desarrollo. El Gobierno afgano se ha comprometido a gobernar mejor y luchar contra la corrupción y el narcotráfico. Todo eso creará un nuevo ímpetu en 2010. Hay una nueva estrategia combinada. Por eso hemos sido muy transparentes sobre la operación de Helmand, porque visibiliza la esencia de la nueva estrategia.
P. ¿Qué es tener éxito en Afganistán?
R. Ver que la responsabilidad de la seguridad pasa a los afganos. Es clave para mantener el apoyo de la población en los países contribuyentes, que vea avances sobre el terreno, que en los mapas aumente la parte de Afganistán cedida al control afgano.
P. ¿Hay calendario pensado para la retirada?
R. Todavía es pronto. El objetivo es entregar la responsabilidad a los afganos, y cuanto antes, mejor. Seguiremos en Afganistán el tiempo que haga falta. Pero eso no quiere decir que vayamos a estar siempre. Cuanto más invirtamos en esta transición, antes podrán los afganos asumir su propia protección.
P. En la Conferencia sobre Seguridad y Defensa de Múnich, el senador John McCain manifestó: "Normalmente un enemigo acepta reconciliarse cuando ve que no puede ganar". ¿No es eso un lapso freudiano? Porque son los occidentales los que están tendiendo la mano a los talibanes, ofreciéndoles incluso dinero.
R. No fue un lapsus freudiano. Una de las razones por las que hemos decidido el incremento de tropas es exactamente por lo que McCain dijo: las posibilidades de que el enemigo acceda a negociar son mayores si la alternativa es una derrota militar. El éxito militar de Helmand hace ver a los talibanes que no tienen futuro y que lo mejor es una solución política, reintegrarse en la sociedad.
P. ¿Qué quiere decir usted cuando declara que la OTAN debe convertirse en un foro sobre los retos de la seguridad global?
R. Tomemos el caso de Afganistán como ejemplo. Junto a la situación interna si queremos asegurar un futuro en paz a largo plazo tenemos que implicar a los vecinos, en particular Pakistán. Sin la participación constructiva de Pakistán no podemos resolver los problemas de Afganistán. Pakistán es un socio con el que debemos reforzar las relaciones si queremos triunfar en Afganistán. China e India son otros dos países de la región que ya desempeñan un papel estabilizador en el área. Rusia comparte nuestro interés en el éxito en Afganistán. Todo eso prueba que la seguridad en el mundo actual requiere asociaciones fuertes con un número importante de actores de la escena internacional. Si la OTAN quiere tener éxito en sus misiones debe interactuar estrechamente con otros actores internacionales.
P. ¿No es eso colarse como actor global por la puerta trasera?
R. La OTAN debe seguir centrada en su función básica: la defensa del territorio y población de sus Estados miembros. Pero debemos ser conscientes de que esa defensa a veces empieza muy lejos de nuestras fronteras, como en Afganistán.
P. En la Administración de Obama hay quien ya ha dicho que la OTAN es un actor global porque está en Afganistán.
R. A todos nos afecta lo que pasa en otras partes del mundo. Ahí está el caso de la piratería. En un mundo globalizado, la seguridad está globalizada y la OTAN tiene que operar más allá de nuestras fronteras.
P. Eso pone nerviosa a Rusia.
R. En mi vista de diciembre a Moscú les dije que la OTAN no es una amenaza para Rusia.
P. Ellos insisten en que lo es.
R. Esa percepción no refleja el mundo real. La OTAN no es un enemigo de Rusia. La OTAN nunca atacará a Rusia. Al contrario, nuestra política de puerta abierta que ha permitido que países del centro y del este de Europa se hayan integrado en la OTAN, ha contribuido positivamente a estabilizar la seguridad en las fronteras occidentales de Rusia. Así Rusia puede concentrarse en amenazas más reales.
P. ¿Por ejemplo?
R. No me corresponde a mí señalar potenciales amenazas a Rusia, pero desde luego la OTAN no lo es. Me gustaría ver una auténtica asociación estratégica entre la OTAN y Rusia, porque nos enfrentamos a amenazas comunes: Afganistán, terrorismo en sentido amplio, proliferación de armas de destrucción masiva y, en particular, armas nucleares y los misiles para lanzarlas.
P. ¿Irán podría ser una amenaza para Rusia, como se dice que puede serlo para Europa?
R. Podría. De ahí que tengamos un interés común en construir un escudo antimisiles. Me gustaría ver integrados los sistemas de defensa antimisiles de Estados Unidos, la OTAN y Rusia. La creación de un escudo común contra misiles hostiles sí que constituiría una auténtica arquitectura común de seguridad. Rusia debe concentrarse en amenazas reales y no en fantasmas del pasado.
P. Diversas voces han hablado recientemente de la necesidad de crear un ejército europeo. ¿Comparte usted la idea?
R. Estoy a favor del desarrollo de la política europea de defensa y seguridad en el seno de la UE. Iría en beneficio de Europa y de la relación transatlántica que desarrolláramos la capacidad europea para tratar conflictos regionales. Pero dicho esto, y ahora hablando inspirado por mi anterior posición de primer ministro danés, no es realista crear un ejército europeo. En la propia OTAN veo que, cuando se trata de cuestiones de política de defensa, todas las naciones insisten en mantener su soberanía.
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