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El principal sindicato boliviano declara la huelga general contra Morales

La central reclama un mayor aumento salarial, fijado por el Gobierno en el 5%

Como en los mejores tiempos del líder sindical Evo Morales, ahora presidente del país, Bolivia soportó ayer la primera huelga nacional de la Central Obrera Boliviana (COB) en los últimos cinco años, que se ha sumado a bloqueos, huelgas de hambre y manifestaciones de descontento y rechazo, en la mayor parte de los casos, al aumento salarial del 5%, que ha sido ratificado por autoridades gubernamentales en La Paz sin que haya lugar a revisión.

La convocatoria de la COB fue seguida por los obreros de las fábricas -cuyos dirigentes se encuentran en huelga de hambre desde la pasada semana?, el magisterio urbano y rural, los trabajadores del sector sanitario (que mantienen los servicios de urgencia), los mineros de Potosí, los trabajadores petroleros y los empleados de ayuntamientos y universidades. No asumió la medida de protesta la Confederación de Chóferes del transporte público y de larga distancia, pues no pertenece a la matriz de los sindicatos obreros.

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La huelga de 24 horas puso en evidencia las profundas divisiones en la dirección sindical de la COB, cuyo máximo representante, Pedro Montes, ha sido rechazado por varios colectivos sindicales, que consideran que el dirigente perdió la tradicional independencia política de los trabajadores bolivianos y se sometió a los alineamientos oficialistas.

Los trabajadores fabriles, que paralizaron las actividades de varias factorías en La Paz, Cochabamba, Tarija y Potosí, cuyos dirigentes mantienen desde la pasada semana un ayuno voluntario, han anunciado que la huelga de hambre crecerá en los próximos días si el Gobierno no atiende sus demandas de una mejora del aumento salarial, considerado como "mísero" y como "una burla" a la clase obrera.

Los sindicatos de al menos una decena de industrias alimenticias y de manufactura salieron a las calles para cortar el tránsito en la principal carretera de acceso a la ciudad de Cochabamba.

El numeroso sector de maestros salió a las calles en las principales ciudades bolivianas para exigir un mayor aumento, ya que consideran que el 5% no es suficiente. "No son los índices, sino los productos de la canasta familiar y el poder adquisitivo del salario", los que deben considerarse para calcular los incrementos salariales, señaló el dirigente sindical de los maestros Bruno Apaza, cuyo sector despliega un "paro movilizado", pese a las amenazas de descuentos salariales por cada día no trabajado realizadas por el Ministerio de Educación.

Este aumento del 5%, en términos absolutos unos cuatro euros de aumento en el salario mínimo mensual, rige para los asalariados del sector privado y público con retroactividad desde enero. Sin embargo, el incremento dispuesto para la policía y las Fuerzas Armadas es sólo del 3%, lo que ya ha ocasionado malestar, especialmente entre los agentes de policía.

Alrededor de unas 50 esposas de policías que pertenecen a la Asociación Nacional de Suboficiales, Clases y Policías han emprendido una huelga de hambre para respaldar la reclamación de un aumento, no del 3%, sino del 25%, debido a que sus salarios son muy bajos (del orden de 70 euros), según afirmaron.

Algunas de las huelguistas explicaron, con lágrimas en los ojos, que ni con la ayuda económica que ellas proporcionan a su hogar pueden contar con unos ingresos más o menos razonables para mantener a sus familias, y advirtieron que están dispuestas a que sus hijos las acompañen en el ayuno voluntario al que se han sometido. Los líderes de la tropa han emplazado a sus jefes y al Gobierno a reconsiderar el aumento para que el conflicto no se derive en desacato a la autoridad.

"Si no nos escuchan hasta el viernes nos replegaremos", declaró a medios locales un policía que pidió el anonimato para evitar represalias de sus superiores.

El ministro de Economía, Luis Arce, declaró ayer ante varios medios de comunicación que el aumento salarial dispuesto por el Gobierno no es revisable. "El salario no tiene que ser la única preocupación del Estado boliviano, pues hay otros sectores que requieren su apoyo", dijo e hizo notar que los que más cuestionan el aumento son los que, en el pasado, gozaron de trato preferencial para mantener el poder adquisitivo de sus salarios.

La ministra de Trabajo, Carmen Trujillo, aseguró que en el balance preliminar de la huelga se ha constatado que fue parcial, pues la convocatoria de la COB no tuvo acogida en la mayoría de los trabajadores y anunció un resultado oficial al término de la jornada de ayer.

Bolivia registra otras expresiones de protesta ajenas al aumento salarial. De ellas, la más grave y prolongada es la interrupción de la carretera entre La Paz y Caranavi, que afecta al traslado de productos alimenticios de las zonas productoras del norte de La Paz a esa ciudad. El conflicto está generado por el supuesto incumplimiento gubernamental del acuerdo de instalación de una fábrica de cítricos en Caranavi.

Detenidos 15 obreros tras lanzar dinamita contra el Ministerio de Trabajo

La policía boliviana ha detenido a 15 obreros que causaron destrozos con dinamita en la sede del Ministerio de Trabajo en La Paz durante una marcha para exigir un incremento salarial mayor al 5% decretado por el presidente, Evo Morales, para este año.

El comandante departamental de la policía, coronel Ciro Farfán, ha dicho a los medios que los trabajadores fueron detenidos tras haber detonado dinamita e intentado incendiar las puertas del Ministerio. Según los trabajadores, dos obreros resultaron heridos durante la protesta.

Tras disperar a los manifestantes con gases lacrimógenos, la protesta se trasladó a la céntrica Plaza de San Francisco, donde continuó el enfrentamiento entre uniformados y trabajadores, en el marco de una huelga general convocada por la Central Obrera Boliviana (COB), la mayor del país.

El dirigente de los obreros, Angel Asturizaga, reconoció a Efe que hubo un exceso por parte del sector durante la protesta, pero aseguró que sus compañeros expresaron de esta forma su malestar contra los ex sindicalistas que actualmente tienen altos cargos en el Ejecutivo.

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