El presidente serbio tiende la mano a los bosnios en Sarajevo
Belgrado impulsa la reconciliación en los Balcanes con gestos hacia los vecinos
Pese a las heridas todavía abiertas y a la desconfianza atávica, el deshielo en las relaciones entre países balcánicos avanza. El impulso del Gobierno serbio está dando un notable brío al proceso en las últimas semanas. Tras la captura y extradición a La Haya del exgeneral serbobosnio Ratko Mladic, en mayo, Belgrado selló el sábado pasado con Kosovo un acuerdo en materia de libre circulación de personas y puso ayer sobre la mesa otro gesto de alto valor simbólico: una visita oficial del presidente Boris Tadic a Sarajevo, la primera desde 2006.
En la capital bosnia, donde nació en 1958, Tadic hizo un llamamiento al "establecimiento de relaciones amistosas más estrechas" entre ambos países. El mandatario aclaró que su Gobierno desea que se "respete la integridad territorial" de Bosnia-Herzegovina, en clara referencia a las reivindicaciones independentistas de ciertas facciones serbobosnias.
La visita se inscribe en el marco de una amplia ofensiva de reconciliación impulsada por Tadic, que afecta a varios países de la región. El acuerdo sellado con Kosovo en cuestión de circulación de personas tiene cierta trascendencia. El pacto, alcanzado tras unas negociaciones auspiciadas por la Unión Europea, supone el reconocimiento por parte de Belgrado de los documentos nacionales de identidad expedidos por Pristina. La oposición nacionalista serbia criticó duramente el gesto, al considerarlo un paso hacia el reconocimiento de la independencia de la antigua provincia.
En noviembre de 2010, Tadic viajó a Vukovar, en Croacia, donde pidió disculpas por la masacre perpetrada allí en 1991 por las tropas dirigidas por los serbios.
Algunos analistas subrayan que los gestos de Tadic son una maniobra táctica para lograr contrapartidas de la UE antes de las elecciones serbias, previstas para mayo. Pero, sea cual sea la motivación, los gestos son reales.
"Se trata sin duda de pasos significativos", comenta en conversación telefónica el analista político Dejan Anastasijevic. "Yo creo que la actitud de Tadic es genuina. Pero el proceso es muy complicado. Tadic debe gestionar un frente externo -la oposición, que le acusa de hacer demasiadas concesiones a Occidente-, pero también uno interno. En la coalición de Gobierno no están todos de acuerdo", comenta este experto. "Además, no todos en la región quieren de verdad una mejora de las relaciones. En la política interna de los vecinos puede ser útil tener una mala Serbia a la que recriminar".
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