El presidente iraní acosa a sus rivales
con golpes bajos Ahmadineyad descalifica en el primer debate en televisión a los moderados
El debate televisado que anteanoche enfrentó al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, con su principal rival en las elecciones del próximo viernes, Mir-Hosein Musavi, fue mucho más intenso de lo que nadie había anticipado. Nada de cortesías persas. Ante las acusaciones de que su política había "humillado a los iraníes" y "conduce a la dictadura" que le lanzó Musavi, Ahmadineyad no dudó en recurrir a los golpes bajos y la descalificación personal. El acontecimiento mediático, una novedad en la República Islámica, vació las calles de Teherán y ahora se evalúa cómo puede influir en los indecisos.
Ahmadineyad abrió el debate quejándose de "los ataques crueles y mentiras" durante la campaña de los otros tres candidatos, a los que acusó de "sabotear al Gobierno". Haciendo suya la teoría de que la mejor defensa es un buen ataque, pasó enseguida a asociar a Musavi, que fue primer ministro de 1981 a 1989 y desde entonces ha estado al margen de la política activa, con los mandatos de Ali Akbar Hachemí Rafsanyani (1989-1997) y de Mohamed Jatamí (1997-2005). "Los tres han unido fuerzas para criticar a mi Gobierno", denunció buscando corresponsabilizar a su rival de los errores de aquéllos.
Musavi, que aunque se presenta como independiente representa las esperanzas del movimiento reformista, no entró al trapo. "Rafsanyani y Jatamí son grandes figuras que no necesitan mi defensa", señaló antes de utilizar su primer turno de palabra para enumerar las contradicciones de la política exterior del actual presidente. También criticó su insistencia en negar el Holocausto y su mala gestión económica.
Ahmadineyad no se arrugó: "Le aprecio mucho, pero no está usted bien informado". Centró la defensa de sus políticas en el programa atómico. "Ahora somos una potencia nuclear y nadie se atreve a amenazarnos", dijo en un claro guiño al orgullo nacional. Pero sobre todo, volvió a los ataques personales. "¿De dónde ha sacado el dinero para su campaña?", le espetó dando a entender que estaba siendo financiado por los hijos de Rafsanyani a los que acusó de corrupción. Musavi le recordó que él no era la persona más adecuada para dar lecciones de moral, ya que uno de sus ministros había tenido que dimitir por falsificar un doctorado.
"Me temo que para los indecisos, Ahmadineyad ha salido ganador", comenta el sociólogo Babak Musavi, un activista prorreforma que no está emparentado con el candidato. "Su actitud ofensiva no tiene precedentes y a la gente le gusta ese estilo", analiza. No obstante, varios simpatizantes reformistas consultados defendieron la actuación "profesional" de Musavi, que no se dejó arrinconar, evitó caer en las descalificaciones personales y puso en evidencia las tendencias totalitarias de Ahmadineyad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.