La infancia en armas, una lacra presente en 19 conflictos
El empleo de niños en conflictos armados es una de las realidades más lacerantes y difíciles de erradicar de nuestro tiempo. Más allá de los compromisos por parte de Gobiernos y grupos armados, éstos siguen enviando al combate a menores de 18 años en casi todas las regiones en conflicto del mundo: hasta 19 según la coalición de ONG, entre ellas Amnistía Internacional y Human Rights Watch, que lucha para que prevalezcan los derechos de los niños sobre los intereses castrenses.
No es posible conocer el número exacto de niños soldado, porque los grupos armados suelen denegar el acceso a los observadores, según la coalición. "Es frustrante la poca voluntad política de la comunidad internacional", lamenta Eva Aguilera, una de sus portavoces en España, quien reconoce: "Es verdad que desde 2004 ha disminuido la cifra de niños soldado, pero se debe más a la finalización de algunos conflictos que a un verdadero esfuerzo de los Estados".
Los grupos armados no gubernamentales son los que menos escrúpulos tienen a la hora de recurrir a la infancia para engrosar sus filas, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) o los guerrilleros tamiles en Sri Lanka. África tiene el mayor número de niños combatientes, en conflictos como los de Darfur (Sudán), Somalia o Burundi.
El Protocolo Opcional a la Convención de los Derechos del Niño, que entró en vigor en 2002 y ha sido ratificado por 124 Estados, es la norma más exigente. Elevó de 15 a 18 la edad mínima para el reclutamiento forzoso y la participación en combate. "La comunidad internacional ha construido todo un armazón legal para erradicar esta lacra pero los reclutadores [de niños] siguen actuando en la impunidad", dice Aguilera, que valora como un paso esperanzador el juicio en la Corte Penal Internacional contra Lubanga.
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