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La crisis y el dentista

El efecto económico de las medidas contra la influenza en México

La crisis mundial ha sido de tal profundidad que cada día aparece nueva evidencia anecdótica que nos señala su severidad; mi favorita -por inusual, no es que yo me regodee con las malas noticias- fue dada a conocer hace algunas semanas en un programa de National Public Radio en Estados Unidos. Algunos dentistas de ese país empezaron a reportar un número inusual de dientes quebrados. Al parecer el estrés ocasionado por la crisis hace que la gente apriete las mandíbulas y de tanto hacerlo fracturan las muelas, lo cual ocurre en ocasiones durante el sueño.

Esta historia me estuvo dando vueltas en la cabeza hasta que decidí planteársela a un experto, Rogelio, mi dentista. Su respuesta fue más interesante de lo que yo pensé.

Rogelio me comentó que los primeros efectos de la crisis en su práctica fueron marginales, la gente siguió yendo por emergencias [una muela picada] aunque algunos empezaron a posponer el tratamiento preventivo [hasta los más disciplinados espaciaron las sesiones periódicas de limpieza sin un problema específico que atender]. Sin embargo todo esto cambio cuando en abril se desató la epidemia por Gripe A, el efecto en la práctica de Rogelio es muy ilustrativo de lo que las medidas contra el virus A H1N1 [que no la enfermedad misma] causaron en el terreno económico.

Como se recordará, el 23 de abril el Gobierno Federal en México tomó la decisión de suspender las clases en la capital y su zona conurbada, la medida parecía implicar que la enfermedad era ampliamente contagiosa y probablemente muy letal. Cuando las autoridades, locales y federales, tomaron medidas adicionales -cerrar cines, restaurantes, sugerir el uso del mascarillas, evitar saludar de mano, etc.- la sensación de pánico entre la población se generalizó de manera muy importante.

Sin embargo, la información proporcionada por las autoridades era muy vaga y a veces contradictoria, este vacío fue llenado por un sinnúmero de "expertos" que expresaban su opinión en los diversos medios; uno de ellos sugirió en televisión nacional que la gente no acudiera al dentista a menos que tuviera una emergencia. Huelga decir que Rogelio no sólo cerró su consultorio las dos semanas de emergencia en el Distrito Federal, sino que aún muchas semanas después la afluencia de sus pacientes fue muy menor a la usual.

Dientes aparte, este es el quid del asunto, la Ciudad de México produce alrededor de una quinta parte del PIB nacional y junto con su zona metropolitana (ZMCM) probablemente produce casi un tercio. La ZMCM está conformada por el Distrito Federal, 40 municipios del Estado de México y uno de Hidalgo y tiene un poco más de 18 millones de habitantes.

Si pensamos que la actividad económica de la ZMCM probablemente disminuyó a un 60% de su nivel usual durante las dos semanas de emergencia y que ésta no se recuperó en su totalidad sino hasta unas semanas más tarde, el efecto económico en el PIB del Distrito Federal y su zona conurbada será de cuando menos un 2,3 a un 3% para este año.

Este efecto es muy serio para la economía regional, pero lo es también para la economía nacional; con el peso económico del Distrito Federal esto puede representar alrededor de un 0,6 de caída en el PIB nacional, ¡y no olvidemos que estamos hablando de una caída adicional en medio de la crisis más seria en décadas! Esto parece estar siendo comprobado por la última información disponible; datos dados a conocer el 4 de agosto señalan que la producción manufacturera en el Distrito Federal cayó un 12,4% en abril y un 15,5% en el Estado de México.

A estos datos habría que sumar lo sucedido en Estados con una marcada vocación turística como Quintana Roo y Baja California; sus principales centros económicos, Cancún y Los Cabos, prácticamente colapsaron durante la crisis de la Gripe A.

Y el Índice Global de Actividad Económica, IGAE -indicador altamente correlacionado con el PIB y el barómetro más preciso para medir la actividad económica en México a una periodicidad mensual- refleja una caída de un 11,1 en mayo con respecto al mismo mes del año anterior.

Lo más grave es que como señalé con anterioridad esto no fue causado por la influenza misma sino por las medidas contra ella; tomemos un ejemplo muy claro de cómo se lidió con este tema en dos países distintos; en México la totalidad del sistema educativo fue cerrado por dos semanas, un sistema en el que en todos sus niveles hay cerca de 33 millones de estudiantes; en Nueva York un brote de ocho casos comprobados en una escuela preparatoria en Queens obligo a cerrar .... bueno, en realidad sólo cerraron esa escuela, la limpiaron a fondo y la reabrieron en una semana.

No dudo de la buena voluntad de las autoridades cuando tomaron estas medidas, pero a veces tomar decisiones sin toda la información puede resultar tan dañino como no tomarlas. El PIB mexicano caerá cuando menos un 7% este año, no había necesidad de echarle más leña al fuego. En el terreno económico las medidas contra la influenza se convirtieron en un verdadero dolor de muelas.

El autor es docente de El Colegio de México, trabaja en la banca privada y fue secretario de Finanzas en el gobierno de la Ciudad de México durante la gestión de Andrés Manuel López Obrador.

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