Un científico alertó de un fuerte seísmo en la región
El Gobierno italiano afirma que la advertencia no tenía fundamento
Un científico italiano alertó hace unas semanas de que un fuerte terremoto sacudiría de forma inminente la zona de L'Aquila, la ciudad que ayer sufrió el peor seísmo registrado en Italia en los últimos 30 años. Pero las advertencias de Giacchino Giuliani, sismólogo del Instituto Nacional de Astrofísica, cayeron en saco roto y el experto fue denunciado por sembrar el pánico.
El Gobierno italiano insistió ayer en que los negros augurios del experto no tenían ningún fundamento. "Según el consenso de la comunidad científica, no existe ninguna posibilidad de predecir un terremoto", afirmó en conferencia de prensa el jefe de Protección Civil, Guido Bertolaso. A su lado, el primer ministro, Silvio Berlusconi, respondió que ahora es el momento de centrarse en las víctimas: "Ya discutiremos después sobre la predicción de los seísmos".
Giacchino Giuliani ha sido denunciado por sembrar el pánico en la zona
Según el consenso de los expertos, "es imposible predecir un terremoto"
Lejos de amilanarse, el científico considera que su predicción se cumplió y ayer exigió una disculpa de las autoridades. "Hay gente que ahora va a tener que cargar con esto en su conciencia", afirmó en una entrevista en la web de La Repubblica. El experto cuenta que intentó advertir de lo que se avecinaba y acabó siendo denunciado. "El terremoto se podría haber previsto", afirmó.
"Predicción de seísmos como tal, es decir, saber cuándo, dónde y con qué magnitud sucederá, no existe ninguna", aseguró ayer Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional de España. Ni en California ni Japón, las dos zonas con mayor actividad sísmica y con la tecnología más avanzada, han conseguido predecir ni un solo terremoto. Según el consenso de la comunidad científica, si Giuliani acertó, fue por casualidad.
Pero su alerta ha sembrado dudas en la prensa italiana sobre si los responsables del control de los terremotos, en una zona que ya ha sufrido unos cuantos, atendieron como debían al aviso. Sus advertencias comenzaron cuando, a mediados de enero, empezaron a sentirse temblores en la zona de L'Aquila. Se registraron cientos de pequeños seísmos y uno mayor el 30 de marzo.
Basándose en las concentraciones de gas radón en torno a las áreas de actividad sísmica, Giuliani advirtió que se trataba del preludio de un gran terremoto. Incluso publicó la información en Internet. En la capital de Los Abruzos varias furgonetas con altavoces recorrieron las calles para advertir del peligro a los vecinos. Y empezó a cundir el pánico entre la población. El alcalde se enfureció. El científico, residente en L'Aquila, fue denunciado y obligado a retirar de la web su pronóstico. "No sabía a quién acudir y ahora me investigan por decir que iba a haber un seísmo", explicó ayer.
Tal fue la alarma que se desató en la zona que el 31 de marzo el grupo de grandes riesgos de Protección Civil -compuesto por científicos- se trasladó a la localidad para dar garantías de que nada iba a suceder. "Los temblores que está sintiendo la población forman parte de la típica secuencia que es totalmente normal en un área sísmica como ésta", concluyó el grupo de expertos en un comunicado.
"Efectivamente, la emisión de radón aumenta cuando se va a producir un terremoto, pero éste no es un factor determinante, porque no siempre se da", según Emilio Carreño. Además, como en la zona ya se habían registrado temblores previos, no es de extrañar que se hubiera incrementado el radón.
Otro experto, Enzo Boschi, responsable del Instituto Geográfico Nacional italiano, explicó que el verdadero problema de Italia es que no ha sido capaz de tomar precauciones (en la estructura de los edificios, por ejemplo), pese a su trágico historial de terremotos.
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