_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los carteles no mueren

Observando cómo los carteles del narcotráfico están penetrando en los niveles más altos de algunos Gobiernos centroamericanos, no puedo evitar preguntarme si la guerra de Estados Unidos contra las drogas sólo ha servido para empujar a los capos de la droga a mudarse de Colombia a México, y ahora de México a Centroamérica. ¿Está logrando reducir el narcotráfico esta guerra? ¿O sólo sirve para expulsar a los narcotraficantes de un país a otro?

La semana pasada, durante una visita de 48 horas a Guatemala para participar en una conferencia sobre asuntos económicos, encendí el televisor del hotel y me enteré de que el presidente Álvaro Colom acababa de despedir a su ministro del Interior, Raúl Velásquez, por un caso de corrupción. Velásquez era el cuarto ministro del Interior destituido en poco más de dos años. Dos de sus predecesores habían sido echados por presuntos vínculos con el narcotráfico. Pero eso no fue todo. Al día siguiente me enteré de que Colom acababa de destituir al jefe de la policía del país, Baltazar Gómez, y al jefe de su unidad antidrogas, por su presunta responsabilidad en el robo de 700 kilogramos de cocaína decomisados el año pasado.

Todo lo que está haciendo la guerra contra la droga de EE UU es expulsar a los 'narcos' de un país a otro

El predecesor de Gómez, Porfirio Pérez, había sido depuesto en septiembre acusado de robar 300.000 dólares de los narcotraficantes. Y uno de los más recientes predecesores de Pérez, Adan Castillo, había sido despedido tras haber sido filmado en secreto cuando aceptaba 25.000 dólares de un informante de la DEA en 2005.

El tráfico de drogas no es algo nuevo en Centroamérica. Pero tal como lo reconoció el Departamento de Estado de EE UU en su informe anual sobre el narcotráfico en el mundo, dado a conocer la semana pasada, el tráfico de drogas se ha disparado en Centroamérica desde que el presidente mexicano, Felipe Calderón, lanzó su guerra contra las drogas -apoyada por Washington- hace tres años.

"A medida que México logra mayores avances contra las organizaciones criminales que operan en su territorio hay cada vez más evidencias de que las organizaciones de tráfico de drogas de México están estableciendo su presencia en estas regiones, particularmente en algunos Estados centroamericanos", afirma el informe del Departamento de Estado.

Intrigado, pedí una entrevista con Colom y le pregunté si encuentra alguna correlación entre la ofensiva de México contra los carteles y el aumento de la corrupción y la violencia vinculada al narcotráfico en su país. "Cuando el presidente Calderón tiene éxito, yo tengo problemas", respondió con una sonrisa de resignación. "O luchamos regionalmente contra el narcotráfico o perdemos".

Según Colom, la guerra contra los carteles que está teniendo lugar en México no es el único motivo por el que los carteles se están mudando a Centroamérica. El virtual desmantelamiento del Ejército guatemalteco tras los acuerdos de paz de 1996 que pusieron fin a la guerra civil redujo las fuerzas armadas de 54.000 a 12.000 efectivos en los años siguientes, y dejó el norte del país sin protección, explicó.

¿Vale la pena que EE UU siga gastando miles de millones de dólares en la lucha contra el narcotráfico en Latinoamérica, cuando los carteles simplemente se mudan de un país a otro?, le pregunté. "Sí", dijo el presidente. "El año pasado incautamos más cocaína y drogas sintéticas que en los últimos cuatro años. Yo no me quiero siquiera imaginar cuántas vidas se salvaron con las toneladas de drogas que incautamos".

Mi opinión: estoy de acuerdo en que no se puede tirar la toalla y no hacer nada. Pero también está claro que tras haber gastado más de 14.000 millones de dólares en las últimas cuatro décadas en programas antinarcóticos en Colombia, Bolivia, Perú, México y otros países de la región, Latinoamérica sigue siendo el mayor exportador de cocaína y marihuana a Estados Unidos.

Es cierto que en los últimos años Estados Unidos ha destinado una creciente proporción de su presupuesto antidrogas a la prevención y educación dentro de sus fronteras, y que el porcentaje de la población estadounidense que consume drogas ha disminuido.

Pero es necesario hacer algo más. Quizás es hora de que Washington considere seriamente la despenalización del consumo personal de marihuana -tal como lo propusieron el año pasado los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil; Ernesto Zedillo, de México, y César Gaviria, de Colombia- para liberar enormes recursos que podrían ser usados para combatir más eficientemente las drogas más peligrosas, como la cocaína y la heroína. Tal como están las cosas ahora, la guerra contra las drogas de Estados Unidos no está funcionando. Todo lo que está haciendo es expulsar a los carteles de un país a otro, sin afectar demasiado el narcotráfico.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_