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La nueva Casa Blanca

Washington recorta el gasto para la guerra

Las partidas para los conflictos de Irak y Afganistán se reducen un 8%

Yolanda Monge

Barack Obama anunció ayer una reducción del dinero que se destinará de forma extraordinaria a las guerras de Irak y Afganistán y una contención del gasto ordinario destinado al Departamento de Defensa, que sólo aumentará un 1,4% en el año fiscal de 2010, lejos de las necesidades que los jefes militares habían presentado a la Casa Blanca. El presupuesto militar para 2010 se sitúa cerca de los 534.000 millones de dólares (418.000 millones de euros), respecto a los casi 514.000 millones de 2009.

Las dos contiendas que EE UU libra actualmente recibirán 130.000 millones de dólares en el año fiscal que empieza en octubre de este año y se extiende hasta octubre de 2010. Esto supone 11.500 millones de dólares menos, un 8% que lo que se planeó para el ejercicio anterior. El presidente pretende reducir la cifra de 130.000 millones en los años venideros hasta situarla en 50.000 millones al año.

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Reducción del gasto y contención es la tónica de todo el presupuesto militar anunciado. Porque incluso cuando se habla del aumento del presupuesto ordinario del Pentágono, hay que matizarlo. Debido al oscurantismo en el que se movió la Administración de George Bush y el recurrente uso de "los fondos de emergencia", muchas de las partidas que se destinaban a las guerras y a las fuerzas armadas quedaban fuera de las cuentas del presupuesto nacional. Así, programas como fabricación de sensores de alta tecnología, programas para las familias de los militares y ayuda militar extranjera, entre otros, no se contabilizaban dentro de la base presupuestaria. Eso cambia ahora.

"Se habían dejado fuera de los libros enormes sumas de dinero, incluido el verdadero coste de la guerra de Irak y Afganistán", declaró ayer el presidente durante la presentación de sus primeros presupuestos. Eso se ha acabado. "Ese tipo de contabilidad deshonesta no se aplica al presupuesto familiar de un hogar ni debe aplicarse al presupuesto gubernamental", puntualizó Obama.

Este esfuerzo de transparencia supondrá, en realidad, reducir el gasto militar total y obligará, por tanto, a eliminar muchos programas de armamento. El estamento militar ya ha comenzado a estudiar qué programas serán los candidatos a sufrir el recorte previsto. Se trata de un asunto tan delicado que ha requerido la intervención del secretario de Defensa, Robert Gates, quien ha solicitado a los miembros del Estado Mayor que firmen un compromiso de que no se filtrará ningún detalle sobre los programas en cuestión.

Un portavoz de la Casa Blanca dijo ayer que los programas de armamento que se verán afectados son "los más grandes, los más caros y los técnicamente más difíciles que el Departamento de Defensa ha desarrollado, lo que conlleva un alto riesgo de fracaso, de incremento de costes y retraso en los plazos de ejecución". La Administración Obama pretende dar un giro al empleo del dinero invertido en Defensa y dejar de lado proyectos militares más propios de la guerra fría para favorecer otros más útiles en la guerra contra el terrorismo internacional.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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