Royal dice que la victoria de Sarkozy provocará violencia
El candidato conservador se distancia en los sondeos y llama a la unidad de los franceses
Ségolène Royal disparó ayer su último cartucho frente a la terquedad de los sondeos, que pronostican su derrota frente al candidato de la derecha Nicolas Sarkozy. La victoria de Sarkozy es "peligrosa" para Francia, provocará "violencia y brutalidades", dijo en una visita a Lorient, en Bretaña. La democracia, añadió, "está amenazada". La campaña electoral se cerró a las doce de la noche de ayer. Hoy empiezan a votar los franceses del Caribe y la Polinesia.
Sarkozy, subido en la ola que debe llevarle al palacio del Elíseo, con todas las encuestas dándole una ventaja de entre seis y nueve puntos, escogió para cerrar su campaña en la planicie de Glières, en la Alta Saboya, uno de los sitios emblemáticos de la Resistencia francesa contra el ocupante nazi. A Royal le respondió con suficiencia. "Parece que esta mañana no está de muy buen humor, debe ser a causa de los sondeos. Siente que el suelo se le tambalea -es un fenómeno muy clásico- se pone tensa y muestra su verdadera forma de ser", dijo. E insistió una vez más en los conceptos de identidad y patriotismo. "Los resistentes estaban unidos, venían de todas partes, había incluso republicanos españoles", dijo frente al monumento dedicado a la Resistencia.
Royal hizo un llamamiento a los indecisos para que "abran los ojos" ante la posibilidad de que llegue al poder "un candidato apoyado por Berlusconi, Aznar y Bush, las grandes fortunas y la patronal"; atacó la "arrogancia" de Sarkozy y su tendencia a despertar "lo más oscuro de la naturaleza humana y atizar todas las formas de miedos y revanchas". "Aún hay esperanza", aseguró la candidata socialista, para que "Francia se levante porque la democracia está amenazada".
Haciendo suyo el discurso del centrista François Bayrou, cuyos 6,8 millones de votantes en la primera vuelta serán decisivos, Royal denunció las estrechas relaciones -"la capa de plomo"- entre el candidato de la derecha y los grupos de poder, especialmente en el sector financiero y los medios de comunicación, a los que acusó de hacer todos los días "panfletos electorales".
Royal denunció "la manipulación de los sondeos y citó a los grupos de comunicación Bouygues (que posee TF1, la principal cadena de televisión de Francia) y Lagardère, que entre otros controla el grupo editorial Hachette, de estar al servicio del candidato de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Lo cierto es que Arnaud Lagardère, amigo de Sarkozy, ha sido un asiduo de sus mítines y que Martin Bouygues fue el padrino de su boda con Cecilia y el de uno de sus hijos.
Sin embargo, y pese a que Bayrou ha dicho públicamente que no votará por Sarkozy, no está nada claro que la mayoría de sus electores caiga en el campo de la candidata socialista. Su actuación en el debate televisado del miércoles frente a Sarkozy parece no haber sido del agrado de un buen número de votantes centristas, según algunos sondeos.
Es evidente que, aunque los primeros análisis de buena parte de los medios de comunicación y especialistas señalaban que el intenso y duro debate entre los dos candidatos se saldó con una cierta igualdad, no ha sido esta la percepción que con el paso del tiempo ha calado entre los electores. Royal convenció a los suyos, pero desagradó a todos los demás. Tanto los sondeos específicos sobre el debate como las últimas encuestas de intención de voto dan a Sarkozy claramente ganador. En un último intento de movilizar hasta el último de sus partidarios, Royal pedía ayer a los franceses que vayan a votar para "desmentir a los sondeos". TNS-Sofres, Ipsos, Ifop y CSA le dan al candidato de la derecha entre el 54,5% y el 53%, lo que representa una subida de hasta dos puntos y medio. En la primera vuelta, Sarkozy obtuvo el 31,18% de los votos y Royal, el 25,87.
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