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Once países de la UE rebajan la cumbre con los socios del Este

La Asociación Oriental nace con 600 millones de euros

La Unión Europea lanzó ayer en Praga una Asociación Oriental con seis países de su vecindad del Este (Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Armenia, Azerbaiyán y Georgia) con el gran designio de anclarles a la UE y ofrecerles medios para el desarrollo y la estabilidad, que la Unión es la primera interesada en consolidar en su flanco oriental. Los grandes propósitos de lo que se esperaba como una solemne cumbre chocaron con la estruendosa ausencia de 11 mandatarios, incluidos los de cuatro países europeos grandes (España, Francia, Reino Unido e Italia) y dos de los orientales (Bielorrusia y Moldavia).

La Asociación Oriental nació como respuesta de los países del Centro y del Este de Europa a la Unión por el Mediterráneo propuesta por Nicolas Sarkozy. Suecia y Polonia temieron un desequilibrio de la UE en detrimento de la región oriental y lanzaron la idea de reforzar los vínculos con el Este, secundada por la República Checa.

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Pero la de ayer no fue la ocasión feliz que ansiaba Praga, muy dolida por las ausencias de José Luis Rodríguez Zapatero, Sarkozy, Gordon Brown y Silvio Berlusconi. El colmo de los feos diplomáticos lo hizo el Gobierno italiano, que envió a su ministro de Trabajo y Políticas Sociales. Francia estuvo representada por el primer ministro y España y Reino Unido, por sus responsables de Exteriores.

El primer ministro checo, Mirek Topolanek, que hoy abandona su cargo por el cambio de Gobierno, se dejó llevar por la ira al calificar de ofensivas las preguntas de los periodistas sobre las numerosas ausencias.

"Ellos sabrán por qué lo han hecho. Deberían haber venido", comentó el ministro checo de Asuntos Europeos, Alexander Vondra, en referencia a los grandes. "Precisamente uno de los argumentos del debate en el Senado [donde el miércoles se aceptó el Tratado de Lisboa] fue el temor a que la integración europea sea dominada por los grandes países".

También faltaron los responsables de Portugal, Austria, Letonia, Chipre y Malta. Los orientales que no acudieron fueron el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, sometido a sanciones (en suspenso) por la UE por su mano dura con la oposición, y el presidente moldavo, Vladimir Voronin, ganador de unas cuestionadas elecciones que suscitaron choques diplomáticos con Rumania.

La canciller Angela Merkel avaló con su presencia el nacimiento de la Asociación Oriental, que crea nuevos instrumentos de relación con esos seis países, a los que se deja claro que no desembocará automáticamente en la integración. Sobre la mesa, 600 millones de euros en cinco años. Ante los recelos del Kremlin, los Veintisiete dicen que esta asociación no va en detrimento de la relación especial de la UE con Rusia.

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