Obama logra la ratificación del tratado de desarme nuclear con Rusia
Es el mayor acuerdo de desnuclearización en dos décadas entre las dos potencias
El Senado de Estados Unidos ha ratificado el nuevo acuerdo de desarme nuclear con Rusia, con el voto favorable de los demócratas y de 13 republicanos moderados. El presidente Barack Obama había firmado el acuerdo con su homólogo ruso, Dimitri Medvedev, en abril, con la intención de reducir los arsenales nucleares de ambos países en un 30%. Los republicanos habían paralizado su ratificación desde mediados de septiembre. Su aprobación final convierte a ésta en la tercera medida legislativa de consenso que Obama logra del Senado, con el apoyo de un reducido grupo de congresistas republicanos, tras la reforma tributaria y la revocación de la ley que impedía a los homosexuales servir abiertamente en el Ejército.
"Me responsabilicé por la derrota de las elecciones legislativas de noviembre, admití que habíamos recibido una paliza", dijo Obama en una conferencia de prensa posterior al voto. "Pero esta ratificación es no una victoria para mí o los demócratas, es una victoria para los americanos en general. Demuestra que es posible que los demócratas y los republicanos tengan ideas distintas pero que, en última instancia, encuentren un terreno de consenso para hacer avanzar los intereses nacionales".
El nuevo tratado de reducción de arsenales nucleares es el mayor acuerdo de desarme en dos décadas entre las dos potencias que protagonizaron la Guerra Fría . Entre ambas naciones, acumulan el 95% del material atómico del mundo. Obama y el presidente ruso, Dimitri Medvedev, firmaron el acuerdo el ocho de abril. Es el tercero de su naturaleza, después de dos tratados anteriores firmados por George Bush padre con Mijail Gorvachov y Boris Yeltsin. El primer acuerdo START, ratificado en 1991, expiró el año pasado.
El presidente ruso, Dimitri Medvedev, ha aplaudido la ratificación del tratado bilateral y, antes de emitir más juicios, ha pedido un poco de tiempo para que los parlamentarios estudien las enmiendas añadidas por los senadores de Estados Unidos.
Reducción del arsenal
El nuevo START supone en una reducción de las cabezas atómicas de largo alcance en un 30%, para dejarlas en unas 1.550 por país. En este momento, EE UU y Rusia tienen unas 2.200 cada uno. Además, el acuerdo impondrá un límite de 700 al número de submarinos nucleares, misiles de largo alcance y bombarderos pesados de los que puede disponer cada nación. Creará también un sistema de control y vigilancia mutua para garantizar que se produce el desarme.
Se trata de la primera fase de un plan de desarme mucho más ambicioso que el presidente Obama detalló en la campaña electoral de 2008 y que ahora se enfrenta a las reticencias de una buena parte de la bancada republicana. La idea de un mundo sin armas nucleares le valió a Obama, en parte, el premio Nobel de la Paz que recibió en 2009. Su Administración ha defendido en numerosas ocasiones que el desarme es una poderosa arma diplomática para disuadir a países como Irán de sus ambiciones atómicas.
El siguiente objetivo de Obama es ratificar el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, aprobado en el seno de la ONU en 1996, y no confirmado por el Congreso de EE UU. Bill Clinton ya intentó lograr su ratificación en 1999, sin éxito. Ningún presidente demócrata, de hecho, ha logrado que el Capitolio ratifique un gran pacto de desarme nuclear. Jimmy Carter sufrió en 1979 una derrota política al no poder confirmar el tratado SALT II, para limitar los misiles balísticos intercontinentales.
Para lograr la ratificación de ayer, Obama asumió diversas concesiones a los republicanos. Por un lado, se comprometió con el senador Jon Kyl de Arizona a destinar 14.000 millones de dólares (10.000 millones de euros) a modernizar el arsenal nuclear de EE UU. Kyl, aun así, votó ayer en contra del START. Además, el presidente aseguró por escrito, en una carta a los senadores, que el nuevo acuerdo de desarme no afectará al sistema de defensa con misiles que EE UU quiere desplegar en Europa, un viejo proyecto republicano. En el protocolo del nuevo START se asegura que existe una "interrelación entre armas estratégicas ofensivas [nucleares] y armas estratégicas defensivas [misiles]".
La palabra "interrelación" fue la justificación de los republicanos para bloquear la ratificación durante los pasados tres meses. La Casa Blanca admitió que había incluido esa frase en el preámbulo como una concesión a Rusia, que considera una amenaza el escudo de misiles en Europa. "Independientemente de lo que Rusia haga en ese terreno, mientras yo sea presidente, y mientras el Congreso me conceda la financiación pertinente, EE UU seguirá desarrollando y desplegando defensas con misiles", escribió Obama en su carta al Senado.
Diversos líderes republicanos han expresado su apoyo a la ratificación. Entre ellos se encuentran Henry Kissinger, Colin Powell y Condoleezza Rice, tres Secretarios de Estado bajo presidentes conservadores. También se manifestó a favor de su aprobación definitiva el ex presidente George Bush padre, que firmó los dos primeros tratados START. Ha sido la nueva generación de políticos republicanos la que se ha opuesto a lo que ha calificado de una pérdida de soberanía y preponderancia militar, con dos supuestos aspirantes a la presidencia a la cabeza: Mitt Romney y Sarah Palin.
Tras la derrota que sufrió su partido en las elecciones legislativas de noviembre, el presidente Obama se comprometió a lograr un mayor número de acuerdos con los congresistas republicanos. De ese modo, logró aprobar en el Senado el paquete de reducciones tributarias por valor de 858.000 millones de dólares (655.000 millones de euros) y, más recientemente, la revocación de la ley que prohibió durante 17 años que los homosexuales sirvieran abiertamente en el Ejército.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.