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Obama cerrará Guantánamo en dos años

El secretario de Defensa, Gates, prepara ya un plan para clausurar el penal militar

Mónica Ceberio Belaza

Barack Obama fue cauto durante la campaña presidencial al hablar de plazos para sus grandes promesas electorales. Anunció que cerrar Guantánamo era una de sus prioridades, pero sin dar fechas concretas. Sobre la guerra en Irak fue más preciso, y dijo que retiraría las tropas del país en 16 meses, aunque solía añadir que habría que estudiar las condiciones sobre el terreno. Ahora, ya como presidente electo de EE UU, Obama ha declarado a la revista Time -que lo ha elegido "persona del año"- que su objetivo es que en dos años Guantánamo esté cerrado, se haya puesto punto y final a la tortura y las tropas estadounidenses hayan salido de Irak.

En ambos escenarios Obama se enfrenta a un sinfín de problemas. Ni salir de Irak es tan fácil después de más de cinco años de guerra y posguerra, ni se puede sin más cerrar un centro de detención con 250 prisioneros y un sistema jurídico de excepción con procesos en marcha. Ante las previsibles dificultades, el secretario de Defensa, Robert Gates, que repetirá en el cargo, ya ha pedido a su equipo que prepare un plan para cerrar Guantánamo, según anunció ayer un portavoz del departamento. Un estudio que determine la mejor forma de llevarse a los detenidos de la polémica cárcel mientras se "protege al pueblo americano de ciertos individuos muy peligrosos".

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En Irak, mientras el presidente electo habla de su plan a dos años vista, los generales al mando, Ray Odierno y David Petraeus, ya están advirtiendo que el proceso de retirada de las tropas será más largo de lo que él espera y que mayo de 2010, la fecha manejada por Obama, no es un plazo razonable para que estén fuera todos los soldados estadounidenses. El plan de repliegue de tropas elaborado por los generales incluye una retirada parcial de unos 8.000 soldados (dos brigadas) en los primeros seis meses de 2009, pero aún quedarían otras 12 brigadas de combate en suelo iraquí que, según los oficiales, no podrían marcharse en la primavera de 2010 si EE UU quiere actuar de forma responsable.

El Ejército estadounidense debe abandonar Irak a finales de 2011 y sacar antes de junio de 2009 las tropas de combate de las ciudades, en virtud de un acuerdo reciente alcanzado con el Gobierno iraquí. El primer plazo está a la vuelta de la esquina y para poder cumplirlo, EE UU se plantea cambiar la misión de parte de las tropas. A partir de junio de 2009, las brigadas dejarían de ser consideradas oficialmente "de combate", para pasar a encargarse de labores de entrenamiento y apoyo al Ejército iraquí.

En Guantánamo, el otro punto conflictivo al que Obama ha puesto plazo en la entrevista con Time, 250 personas de muy distinto perfil están en estos momentos encerradas en la base como prisioneros de la "guerra global contra el terrorismo" emprendida por el presidente George Bush, y 18 están ya inmersos en procesos ante comisiones militares. Después del reciente informe del Senado admitiendo que en Guantánamo se ha torturado, y que se ha hecho además con el consentimiento y conocimiento del ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el estigma que acompaña a la prisión exige la actuación inmediata del nuevo Gobierno.

Son muchas las cuestiones que deben decidirse antes de cerrar Guantánamo. Primero debe hacerse un estudio pormenorizado de cada uno de los casos para ver cuántos de esos prisioneros deben ser juzgados y a cuántos se va a liberar sin más.

Después, el Gobierno tendrá que decidir dónde traslada a los que quiera procesar, y en qué tribunales y bajo qué leyes van a ser juzgados. Los que vayan a ser liberados tendrán que ser trasladados a algún país, pero esto no siempre será posible. Así que la nueva Administración tendrá que decidir también si, en caso de necesidad, los admite dentro de sus fronteras. Tanto en Guantánamo como en Irak le esperan a Obama dos años difíciles para desmantelar lo que su antecesor construyó a lo largo de dos mandatos.

Un preso del campo 6 de alta seguridad de la base estadounidense de Guantánamo (Cuba).
Un preso del campo 6 de alta seguridad de la base estadounidense de Guantánamo (Cuba).AP

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.

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