Obama acusa a Teherán del atentado frustrado en EE UU
El presidente afirma que se preparan "las más duras sanciones"
Barack Obama atribuyó ayer a "los más altos niveles" del Gobierno de Irán la responsabilidad del presunto compló terrorista abortado por la seguridad norteamericana. El presidente insistió en que Estados Unidos dispone de pruebas convincentes sobre la vinculación de los autores materiales de la preparación de los atentados con el régimen islámico, y aseguró que su Administración intentará que Irán responda por lo ocurrido, "sin renunciar a ninguna opción".
"Sabemos que esta trama había establecido lazos, estaba pagada y apoyada por individuos en el Gobierno iraní", afirmó Obama en su primera declaración sobre este asunto. Preguntado en una conferencia de prensa si disponía de información precisa sobre la vinculación de las más altas autoridades iraníes, el presidente norteamericano se remitió a la investigación en marcha, pero advirtió de que "incluso si en los más altos niveles no existía conocimiento [de estos planes], es responsable de la actividad todo su Gobierno".
Washington busca consenso internacional para aislar a Irán
Obama no precisó qué tipo de medidas tomará contra Irán. Repitió las declaraciones hechas el día antes por otros funcionarios de su Administración sobre la necesidad de crear un fuerte consenso internacional para aislar completamente a Irán, y añadió que, aunque en estos momentos se está trabajando en la imposición de "las más duras sanciones", no se han descartado otras alternativas. No mencionó expresamente la posibilidad de represalias militares.
Obama trató de responder también a algunas dudas sobre las circunstancias reveladas en relación con el compló, cuyo principal objetivo era, aparentemente, el asesinato del embajador de Arabia Saudí en Washington. "No hubiéramos iniciado esta causa sin un conocimiento exacto de los elementos puestos en la acusación", manifestó.
Informó de que EE UU está poniendo en conocimiento de sus principales aliados los detalles de la investigación y expresó su convencimiento de que, una vez que se suministren los datos, "no va a haber ninguna disputa sobre lo que pasó". El Gobierno norteamericano necesita un fuerte respaldo internacional si quiere, como parecen sugerir las declaraciones de sus portavoces, que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe nuevas medidas de castigo contra Irán.
Hasta ahora, el caso, tal como lo ha presentado públicamente el Departamento de Justicia, deja una serie de lagunas e incógnitas que podrían llegar a restarle credibilidad. En el plano general, la primera duda es la de por qué un Gobierno con larga trayectoria de hostilidad hacia EE UU dejó un plan tan ambicioso en manos de un individuo como Mansur Arbabsiar, el único detenido, a quien el diario The New York Times describía ayer como un personaje conocido por su agresividad, pero también por su torpeza e inexperiencia. Una prueba del amateurismo de Arbabsiar es que habló del plan terrorista con su cuñado en las Fuerzas de Al Quds a través de una línea de teléfono común, que ya estaba interceptada por el FBI. Sus conexiones con México también dejan muchos puntos oscuros.
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